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viernes, 9 de mayo de 2014

¡Y dale con la colimba!...

En 1982, año en que se desarrolló el conflicto de Malvinas, me tocó hacer la colimba. La colimba o Servicio militar obligatorio, estar Bajo Bandera eran lo mismo.
Según se decía, COLIMBA se corresponde con COrren, LIMpian, BArren; pero vaya uno a saber si eso era cierto.
La cosa es que: entré y el ambiente parecía en paz; se desata el conflicto y el ambiente se pone complicado; se termina el conflicto y el ambiente sigue igual, o peor, de complicado.
La colimba se acabó en 1994, como consecuencia del asesinato de Omar Carrasco dentro de un cuartel militar (http://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Carrasco).
Hace unos días un Senador Nacional, barajó la idea de la reinstauración de la desaparecida "colimba" (http://www.infobae.com/2014/04/27/1560122-un-legislador-kirchnerista-propuso-reactivar-el-servicio-militar) y todo el mundo (o gran parte del mundo) se puso como loco. Todavía me falta terminar de distinguir a los que REALMENTE se indignaron con la posibilidad, de los que se indignan para no quedar afuera.
Así las cosas y en función de mi propia experiencia, todavía no sé qué me parece. Hasta ahora no puedo decidirme sobre el estar o no de acuerdo.
A ver si ahora puedo:
Cuando entré a la colimba:
- ya sabía coser, planchar y lavar la ropa; limpiar y ordenar la casa.
- ya sabía desenvolverme por las mías.
- ya había tenido mi primer trabajo (peón de un flete).
- NO SABÍA usar armas.
- NO SABÍA afanar para que no me bailaran.
- NO SABÍA planchar cardos en el pecho.
- NO SABÍA hacer saltos de rana.
- NO SABÍA qué significaba tagarna.
¡EN FIN!
Visto así, no parece que la colimba me haya aportado grandes conocimientos. Y, de hecho, no lo hizo.
El asesinato del soldado Omar Carrasco visbilizó todas las situaciones que TODO EL MUNDO sabía que existían, y que nadie impedía. Puede decírseme que "eran los tiempos de la represión", pero todo aquello que se supo existía desde antes de la represión, se mantuvo en aquel momento y siguió existiendo al retornar la democracia, en 1984. Dicho así, queda claro que los malos tratos que existieron antes de 1984, continuaron  diez años más.
Durante mi colimba, nos pagaban un sueldo. No recuerdo el monto, pero todos los meses cobrábamos.
Durante mi colimba, hubo muchos afanos. Afanaron algunos soldados (que después alquilaron las armas y esto fue lo que los hizo caer en cana), algunos suboficiales y algunos oficiales. Nada nuevo. Las actitudes de mierda no conocen de jerarquías ni rangos...
Durante mi colimba, todas las mañanas hubo una (o varias) tazas de mate cocido con leche (¡bueh!, en lugar de leche se trataba de unos grumos de leche en polvo del tamaño de una pelota de fútbol) con pan del día anterior; un almuerzo que podía incluir "chupín de espinas" o carne verde (casi que los gusanos se la llevaban del plato) en el estofado de algún pegote de pasta; una merienda parecida al desayuno y una cena similar al almuerzo. Quiero decir que a pesar de cualquier cosa, había cuatro comidas.
Durante mi colimba, había mucho maltrato de parte de "los superiores", situación que se asemejaba mucho al desquite más que a otra cosa y que se justificaba con un "en una hipótesis de conflicto nadie te pide por favor".
Durante mi colimba, hubo mucha gente muy copada. Alguna detestable, pero alguna, copada.
Durante mi colimba, hubo jornadas de trabajo administrativo de ocho horas, guardias y retenes de veinticuatro horas y consignas de ocho horas.
PARA MÍ, aquel tiempo de colimba no significó un gran aprendizaje. Ni siquiera significo algo que valiera la pena experimentar; sino que fue una pérdida de tiempo. A causa de mi colimba no pude conseguir un laburo (terminé el colegio en diciembre de 1981, sabiendo que en marzo de 1982 me incorporaban), empecé mi facultad dos años más tarde, ya que fui dado de baja ("baja" era el término que indicaba la finalización del período de Servicio militar obligatorio o Bajo Bandera) en mayo de 1983 y las inscripciones se hacían a principio de año.
Pero todo esto FUE PARA MÍ.
Pero también debo reconocer que, para mucha gente, fue EXACTAMENTE LO OPUESTO.
Como yo salía de haber estudiado comercial, terminé trabajando de adminstrativo; básicamente "escribiente", es decir, tipear a lo pavote con la máquinda de escribir. Lo mismo pasó con otra gente que tenía distintos tipos de estudio. Pero a mucha gente que no había estudiado, los asignaban a la carptintería, la talabartería, el taller mecánico, el pañol, la cocina... y si tenían suerte que dependieran de algún "copado", seguro que algo podían aprender. Por supuesto que después todo se degeneraba y alguna gente terminaba pintando o arreglando la casa y jardines de oficiales y suboficiales.
Para mucha gente, la experiencia de la colimba sumó más que para otra. Pero eso será una cuestión de cada uno.
Supongo que para todos, la experiencia de la colimba, aportó algo que de otro modo no hubiéramos conocido. Mejor o peor, pero algo aportó. Aunque más no sea, una experiencia de vida.
Estos tiempos son otros tiempos.
¿Debería reinstaurarse el Servicio militar obligatorio?
No lo sé. Todavía no puedo decidirme.
A pesar de los malos tratos, de las injusticias, de los avasallamientos... A pesar de todo lo malo, a pesar de lo que, PARA MÍ, no significo un gran aporte... a pesar de todo...
NO ME PUEDO DECIDIR.