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viernes, 21 de septiembre de 2012

Sigo leyendo...

Todo empezó porque me puse a leer este libro y otro más. Por esta lectura, releí "El retrato de Dorian Gray" y leí "El banquete", de Platón.
Ahora sí, los recortes de:

Encuentros, el lado B del amor


Gabriel Rolón
Igual que con los anteriores, acá comparto algunos de los pasajes que me llamaron la atención. Luego, cuando vuelva a leer el libro, encontraré cosas nuevas. Por ahora, disfruten con alunas perlitas. Un muy buen libro, para releer varias veces y seguir descubriendo.

la completud no existe.Nadie puede tenerlo todo, y vivir implica aceptar que todo tiene un costo y que en cada logro hay una pérdida
Y es que, debo ser sincero: creo que en estos tiempos el amor tiene demasiada buena prensa y parece flotar en el aire la idea de que es siempre algo maravilloso; les aseguro que no es así, que no todos los amores son necesariamente buenos y que, en ningún caso, nos proporciona la completud anhelada.

Inconsciente Estructural, al que también denominamos Ello, aunque se vive de un modo tan extranjero que Lacan prefirió llamarlo Eso. Una fuerza que nos impulsa a ir en busca de aquello que puede causarnos dolor. Y éste es un Inconsciente que jamás se hará consciente, porque no puede volver a la consciencia algo que nunca estuvo. Es un Inconsciente, digámoslo así, con el que se nace. Por eso es estructural.

El Lapsus es un error verbal. Quiero decir algo y digo otra cosa. Me confundo de nombre, me trabo y no puedo decir una palabra sin equivocarme.

De los sueños, no es necesario hablar demasiado, me parece. Sólo decir que más allá del contenido manifiesto, de lo que podemos recordar cuando despertamos, en un lenguaje oscuro, casi como si se tratara de un jeroglífico, se esconde un contenido latente que tiene un sentido inconsciente que puede ser develado.

Los chistes dan un marco de justificación que a veces relaja la represión y permite decir algo de lo que se oculta, total, era una broma ¿no?

Podríamos empezar diciendo, aunque suene un poco caprichoso, que una emoción es una idea, un pensamiento, que carece de palabras. Las emociones encuentran su lugar en el cerebro y no en el corazón. Pero nuestra cultura y su poesía han logrado que, cuando alguien se emociona, localice ese sentimiento en el corazón.

Pero, volviendo a la historia, Prometeo, viendo que al abrir la caja escapaban la desdicha, el desamor y el sufrimiento, se abalanzó rápidamente sobre ella y logró cerrarla, dejando atrapada, al menos una cosa: la esperanza. De donde se deduce que para los griegos, como para mi amigo Alejandro Dolina, la esperanza era un castigo más. Les aseguro que una de las peores cosas que le puede pasar a esa persona es quedar esperanzada. Los analistas, muchas veces tenemos pacientes en una situación como ésta, y sabemos que para que alguien pueda empezar el trabajo de duelo es fundamental que admita primero que hay algo que se ha perdido. Es en ese sentido que la esperanza suele ser una dificultad extra para realizar ese trabajo.

Tenemos, eso sí, algo parecido, una fuerza, una energía que nos empuja permanentemente a la realización de ciertos actos en busca de la satisfacción, pero cuyas características son sustancialmente otras que las del instinto. A esta energía la llamamos Pulsión

la sexualidad humana es compleja y no es de extrañar, entonces, que sea tan problemática y causa habitual de muchos de los trastornos afectivos que sufrimos de adultos

derivar esos impulsos en la consecución de causas nobles y creativas. A ese proceso lo llamamos sublimación.

Claro que la sexualidad animal es mucho más natural, pero eso no quiere decir que sea mejor, porque la carencia del instinto le da al sujeto humano la posibilidad de elegir. Y entre esas elecciones, estar en pareja es una opción más, aunque durante muchísimo tiempo haya sido un mandato tan fuerte que estábamos todos casi condenados a estar en pareja a cualquier costo.

a la luz de lo que estamos planteando y teniendo en cuenta además los conflictos que las relaciones de pareja suelen generar, alguno podría dudar incluso si no es más inteligente el comportamiento instintivo que lleva a los animales a juntarse sólo para procrear y perpetuar la especie sin involucrar sentimientos que puedan lastimarlos. Y lo cierto es que no hay inteligencia en el saber que da el instinto. Porque inteligencia viene de inteligir, e inteligir es la capacidad de diferenciar y discriminar para después tomar una elección. El animal no elige, sólo responde, por lo cual debo decir que aunque a veces, sobre todo con algunas personas, no se note mucho, disfrutamos y padecemos la inteligencia más que ellos.

la metonimia del deseo es una manera de decir que el deseo se desplaza siempre de un objeto a otro, que no se detiene nunca y que no hay manera de satisfacerlo de una vez y para siempre. Por más que estemos muy bien en una situación, el deseo siempre se desplazará hacia otra cosa, porque todo deseo es básicamente, un deseo insatisfecho.

Esta constatación de que el deseo de su pareja sigue circulando pone muy nerviosas a las personas inseguras, los desespera. Pero no hay nada que puedan hacer, ya que el deseo va a seguir su derrotero les guste o no.

No estoy diciendo que es imposible ser fiel. Porque, dentro de esa capacidad de elección que dijimos tiene el ser humano, cada quien tendrá que hacerse cargo de lo que hace con su deseo. Y ésa es otra de las ventajas de nuestra especie; porque en tanto que el perro no se cuestiona qué hacer ante la presencia de una perra en celo, un hombre en cambio puede decir: «qué hermosa es esta mujer, pero prefiero ir a mi casa con mi familia».

Con esto, apenas si quiero decir que el hecho de que el deseo sea algo imposible de inmovilizar, no nos quita la responsabilidad sobre nuestros actos.

La pareja es un ámbito complejo y, con suerte, la persona que dice que va a amar toda la vida, lo dice porque lo siente aquí y ahora, aunque todo pueda cambiar en el futuro. Pero esto no quiere decir que el que lo dice está mintiendo. Seguramente lo sienta así, porque es tan fuerte el impacto que generan el amor o el deseo, y el momento presente golpea con tanta fuerza que el enamorado siente que no ha existido pasado ni existirá futuro. Por eso, cuando alguien nos dice que su pareja le confesó que jamás sintió con nadie lo mismo que con él, es posible que quien se lo dijo no le esté mintiendo, aunque lo que le diga no sea real.

una cosa es la realidad y otra muy distinta es la verdad.

sucede que, en el ser humano, excepto uno o dos funciones orgánicas mínimas y necesarias para mantener el organismo con vida, la necesidad es algo que se ha perdido.

represión; es un mecanismo de defensa

Con esto quiero decir que el amor es un sentimiento cuyo inicio se reconoce mirando hacia atrás e iluminando el pasado inicio se reconoce mirando hacia atrás e iluminando el pasado con la luz del presente. Es lo que llamamos resignificación. De donde podríamos concluir que el amor no es un punto de partida, sino un punto de llegada; un sentimiento que se construye con el tiempo.

Freud compara al enamoramiento con la hipnosis y dice que el enamorado está ante el amado como el hipnotizado ante el hipnotizador. Es decir que, al igual que el hipnotizado, quien ama ha perdido su voluntad y acata la voluntad del otro; y ni siquiera es consciente de lo que desea porque el único deseo que le importa cumplir es el del hipnotizador.

estamos denunciando la falacia del encuentro amoroso, la imposibilidad de que exista un otro tan maravilloso que nos complete, alguien que detenga nuestro deseo para siempre y pueda saciar nuestras ansias de eternidad. Porque ésa es la ilusión que genera el enamoramiento, pero como esa persona no existe y nadie puede sostenerse en ese lugar, es que en un tiempo más o menos largo, esa etapa cae y da paso al segundo momento en la construcción del amor; un momento al que me gusta llamar: «desilusión». y lo llamo así porque es el momento en el que cae ese proceso ilusorio de ver al otro como alguien maravilloso capaz de completarnos; aunque en realidad lo que sucede es que aparece una ilusión nueva pero de signo contrario: dejamos de verlo mejor de lo que era para verlo peor de lo que es.

Interrumpir la relación sólo porque el otro resultó no ser perfecto. Tengamos en cuenta que si alguien fuera a pelearse cada vez que descubre que su pareja tiene alguna cosa que no le gusta, todo el mundo estaría solo.

En los casos en los que la relación resiste los embates de la desilusión, se abre la posibilidad de pasar a una tercera etapa a la que sí podríamos llamar amor; una etapa en la cual vemos en el otro mucho de lo que nos enamoraba, aunque no todo, y también algunas de las cosas que no nos gustaban, aunque no todas. Y, si en esa captación del otro con virtudes y falencias aparece la sensación de que se está mejor con esa persona que

sin ella, empieza a generarse una relación de otro orden de madurez y sustentabilidad. Porque aparece el deseo de estar juntos, ya no desde un ideal imposible, sino desde el reconocimiento de las diferencias subjetivas. Porque de eso se trata el amor sano. No de necesitar al otro, sino de desearlo. De saber que sin esa persona alguien podría vivir igual, pero que aun así, elije hacerlo con ella.

Digamos entonces que para llegar al amor, siempre hay que luchar contra la desilusión, aunque cueste. Pero esto no implica que sea a cualquier precio.

La mayoría de las personas suelen ver en eso algo maravilloso. Y lo dicen así: «yo te quiero incondicionalmente» o «necesito que seas incondicional conmigo». Y lo cierto es que la incondicionalidad es una de las cosas que solemos encontrar en el núcleo de una relación enferma. Porque la palabra incondicional quiere decir, ni más ni menos que «sin condiciones». Entonces, amar a alguien incondicionalmente implica amarlo sin ponerle ninguna condición. Es decir: amarlo aunque nos pegue, aunque nos engañe, aunque por estar con esa persona no podamos ver a nuestros hijos. Y yo me pregunto a qué persona medianamente sana esto le parece algo maravilloso.

A veces, para poder alcanzar una relación sana en la cual se sienta bien, una persona debe dejar en el camino la tentación de quedarse en otras que lastiman. Lo cual no siempre es fácil.

La histeria lo busca, casi diría que lo persigue. Por eso, yporque el deseo aparece allí donde algo falta, la histérica hace foco en eso que falta y mira siempre lo que queda sin satisfacer.

el deseo se desplaza todo el tiempo de un objeto a otro, de una situación a otra, y por ende nunca se va a satisfacer. Y eso es lo que la histeria denuncia: la imposibilidad de anular el deseo.

El obsesivo, en cambio, intenta tapar la falta para que no aparezca el deseo

Pero el obsesivo se posiciona frente a él de una manera diferente de como lo hace la histérica. Lo tira para adelante, lo posterga. Eso que tanto le molesta a las mujeres ¿no? Que el hombre le diga: «bueno, pero mejor esperemos hasta terminar de pagar la casa». Y, cuando la hipoteca está cancelada, habrá que esperar a que el hijo termine la facultad, aunque en la actualidad el chico tenga sólo tres años.

Para mostrar cómo juega su papel la represión, cómo ese mecanismo de defensa produce que un hecho traumático, tremendo, difícil de soportar para la psiquis, quede olvidado, aunque sería más preciso decir, pase a formar parte de los contenidos inconscientes.

como eso, desde loinconsciente tiene consecuencias y produce síntomas y dolor en el sujeto; y por último, rescatar la frase final de Tom: . «el silencio dolió más que la violación», es decir que la falta de palabras es lo que produce el daño mayor. Porque la imposibilidad de simbolizar, de ponerles palabras a lo sucedido, es lo que enferma al sujeto.

no necesariamente el amor es algo bueno, dijimos que es una emoción, un afecto y que, como tal es algo que lo sienten las personas; que las personas sanas aman de un modo sano y las personas enfermas, de un modo enfermo.

Empecemos por diferenciar la envidia de los celos y digamos que la envidia es una relación que hace referencia al vínculo que se establece entre dos personas, en el cual una de ellas desea tener lo que la otra tiene. Pero ¿cuál es la característica primordial de este modo vincular? Que eso que el otro tiene, para el envidioso no tiene ningún valor. No se trata de que lo quiera por el atractivo del objeto. No, eso es lo de menos. Lo quiere solamente porque le molesta que lo tenga el otro…  …no brinda otro placer más que ser testigos de la frustración del otro.

Los celos, en cambio, están definidos por una relación triangular en la cual el temor que siente el celoso es que una persona, a la cual quiere mucho, le dé a algún otro lo que sólo debería darle a él… …se lo da otro porque lo quiere más y lo quiere más porque seguramente es mejor, porque vale más. …Como vemos, en este caso el objeto sí es algo valioso que puede ser dado a uno o a otro, y el celoso teme que le den a otro algo que él valora mucho y quiere para sí.

2. Desilusión. En el que comenzamos a percibir algunas imperfecciones en el ser amado, imperfecciones que ya existían, pero que el enamoramiento nos impedía percibir. Aparece algo del orden del defecto, de lo que no nos gusta tanto. ¿Y por qué aparece esto? Porque todo ese amor que dijimos se había volcado en el otro al punto tal de no querer hacer nada sin él, de no poder pensar en otra cosa que no sea él, es recuperado y vuelve al yo del enamorado.

Porque, en definitiva, la relación de amor tiene que ver con eso de poder discriminar lo que el otro tiene para dar, de lo que no tiene; y es más, a lo mejor lo tiene pero no lo quiere dar, y es su derecho. Por eso se hace necesaria una cuota de madurez para tener ese respeto por la voluntad del otro e intentar ser feliz a pesar de esto que no puede o no quiere dar.

Pues bien, el celoso es antes que nada un sujeto que vive con la sensación de estar permanentemente en peligro; torturado por el temor de que venga otro a robarle lo que ama, y entonces, fíjense cuando dice, «en los ojos de los hombres hay miradas impuras», podríamos preguntar ¿de qué hombres? Y la respuesta es: de todos los hombres. Por eso, cada vez que su pareja sale a la calle o va a hacer alguna compra, el celoso teme pareja sale a la calle o va a hacer alguna compra, el celoso teme que los otros (hombres en este caso) le vayan a dirigir miradas impuras, y esto se vuelve un tormento.

Dice Freud que nunca estamos menos protegidos contra el dolor que cuando amamos. Porque es imposible no ser un enamorado en peligro ya que, todo el que ama, corre un riesgo.

Es cierto que hay quienes, como esa paciente, se irritan si no son celadas; pero eso es porque confunden los celos con el amor, porque no tienen incorporada la importancia que en la pareja juegan la confianza y la libertad.

las situaciones pueden cambiar y, sobre todo, que las cosas se pueden perder.

Y es muy interesante esta idea de que lo que se tiene se puede perder. Porque plantea la inexistencia de la certeza en el amor.

Los celos son, antes que nada, un modo enfermo de relacionarse. Un indicador de inseguridad y algo con lo cual hay que tener cuidado, porque de ningún modo señalan la presencia de un gran amor por el otro, sino una falta de amor por uno mismo.

La persona celosa no sale nunca de este lugar donde el otro es el importante y, con su amor desmesurado, condena a su pareja a la angustia permanente, porque no importa cuánto ésta pareja a la angustia permanente, porque no importa cuánto ésta le dé, el celoso nunca va estar tranquilo, porque el problema no es con el otro sino con él mismo.

Lo que el celoso va a intentar es que el otro calme una falta que es de él. Pero no lo va a poder lograr nunca. Por eso lo peor que se puede hacer por una persona celosa es darle el gusto.

Creer que quien está a nuestro lado tiene la obligación de conocer la importancia que cada cosa tiene para nosotros, de adivinar lo que pasa por nuestra cabeza, es ponerse un poco en el lugar de ser el centro del universo. Es mucho más auténtico poner en juego el deseo y hacerlo saber.

Nietzsche decía algo así como que él sentía envidia por la  aca, que andaba por allí pastando tranquilamente sin tener culpa por lo que había hecho en el pasado ni temor por la muerte que le esperaba en el futuro. Los hombres no tenemos esa suerte

A lo mejor los que tienen fe tengan razón y después sea distinto, pero la parte que aquí nos toca, mientras transcurre nuestra vida terrenal, es asumir que siempre vamos a tener que convivir con una falta estructural, con un dejo angustioso, una disconformidad existencial que, cuando alguien enferma psicológicamente, la vuelca de un modo nocivo y se vuelve agresivo, posesivo, celoso o destructivo. En el fondo, todas esas reacciones no son más que una manera equivocada de intentar lo imposible: llenar esos huecos, esa falta.

Cambiar es algo inevitable y no es posible vivir sin modificarse en algún punto.

Esto de querer sin de la muy temprana juventud. Esto de querer sin presentimientos. Un adulto ya no puede. Ha vivido muchas desilusiones, quizá lo hayan engañado y, probablemente, él haya hecho otro tanto. La vida lo ha marcado y, a fuerza de pérdidas, de dificultades, aprendimos que aunque alguien se esfuerce y haga todo lo posible, muchas veces las cosas no salen como lo deseamos. Y en ese contexto ¿cómo no tener presentimientos?

Toda relación humana se construye sobre la base de acuerdos, dichos o tácitos, y a veces la diferencia entre que algo funcione o no está en la inteligencia que se tenga para advertir en funcione o no está en la inteligencia que se tenga para advertir en qué momento se hace imprescindible modificar un acuerdo preexistente que ya no sirve, por otro que sí se acomode a la realidad presente del vínculo.

Se poseen los objetos, no los sujetos, y nadie que trate a otro como si fuera una cosa puede amarlo verdaderamente.

hermosa metáfora que tienen algunos pueblos africanos, que dice que cuando cerramos el puño, es cierto que nadie puede quitarnos nada, pero no es menos cierto que tampoco nadie puede colocar nada nuevo en nuestra mano.

en ocasiones, para hacer bien las cosas tal vez sea necesario sufrir: para ganar a veces hay que perder.

a este momento a partir del cual el  chico deja de decir «Juan» o «el nene» para referirse a sí mismo y pasa a decir: «Yo», lo denominamos Narcisismo, y recién después de este proceso, de este «nuevo acto psíquico» — como lo llamó Freud— alguien adquiere la posibilidad de amarse a sí mismo y a los demás.

El amor se convertirá en un elemento valioso y limitado, de modo tal que el sujeto debe administrar cuánto se guarda para sí y cuánto da a los otros. Porque cuanto más se ame a sí mismo menos amor tendrá para el resto y cuanto más lo derive hacia el exterior, menos le quedará para cuidar su valor y su autoestima. Se trata de guardar un sano equilibrio para evitar caer en situaciones extremas y enfermizas. De allí la poética y veraz sentencia de Sor Juana Inés de la Cruz: «El amor es como la sal. Dañan su falta y su sobra».

El orgasmo es un acto que se disfruta en la más profunda soledad. Algunas personas incluso pueden decirlo: «quedate quieto… no te muevas…, dejame a mí… no me digas nada», u otras frases por el estilo. Es decir que lo que lo que el amante pide en ese momento es que se lo deje solo con su cuerpo, con sus sensaciones, en la posición que más le gusta y con el movimiento rítmico que desea, con sus fantasías incluso, porque allí aparece toda una cuestión que no es de dos sino de uno. Y conocer y respetar ese momento es parte de la construcción de una pareja.

El buen partenaire sexual no es el que tiene todo preparado, todo bajo control y utiliza la misma técnica con todas las personas, porque la sexualidad humana es un territorio de incertidumbres y no de certezas.

Es ese famoso: «estaba allí y se me fue» o, como decía la misma paciente: «Fue un orgasmito, no fue de esos fuertes, de esos que te dejan temblando». ¿Y eso por qué? Porque no pudo quedarse sola en ese momento en el que se funde lo físico con lo psíquico, el placer con el dolor. Por eso no debe sorprender que a muchas personas les sea más sencillo alcanzar el orgasmo cuando se masturban que cuando tienen relaciones sexuales.

A ese funcionamiento que hace que la psiquis tienda a mantener constante un nivel de tensión, que nunca será cero, porque no tendríamos deseo de nada, y a disminuir cualquier exceso por registrarlo como displacentero, lo llamamos Principio de Placer.

No hay nada más antinatural que la sexualidad responsable.

La homosexualidad no es el acto perverso de alguien que somete a otro a padecer algo aberrante, sino la elección consciente de dos personas en la cual uno no es el objeto de  goce del otro, sino que ambos se constituyen en sujetos del amor.

La perversión es otra cosa; es un tipo de relación en la cual no hay dos sujetos, sino que uno de los dos es degradado a la condición de objeto para el goce del otro.

Al sádico lo que lo excita no es el dolor, sino la angustia del otro, y el masoquista en su dolor obtiene placer.

cada sujeto es único y sus reacciones tienen que ver, no con su pertenencia a la especie, sino con la combinación de tres factores distintos cuya interrelación irá formando la base de su personalidad: la herencia, la historia personal y la sociedad en la que vive.

nuestro nombre nos obliga a hacernos cargo de algo que se espera de nosotros desde antes de nacer.

El lenguaje es, entonces, aquello que nos hace seres diferentes del resto de las especies. Porque su existencia echa por tierra con los llamados del instinto, que nos impulsarían con su fuerza a ir y tomar sin más lo que satisface la necesidad, y nos obliga a hablar, convencer, pedir, acordar y ceder para relacionarnos con los demás

Siempre hay algo imposible de ser dicho, algo que se pierde en la comunicación y que, por ende, resulta inasible. Y eso que no puede articularse por medio de las palabras, eso que no sabemos cómo pedir, dejará siempre un resto de insatisfacción. El fruto de esa insatisfacción es, ni más ni menos, el que permite el surgimiento del deseo. Un deseo que en parte tiene que ver con lo que decimos, pero también con lo que no podemos decir.

Una vez que ha sabido de la existencia de su madre, de su pecho que lo alimenta y de sus brazos que lo calman, el niño ya ha entrado al mundo del deseo y, cada vez que sienta hambre, sueño o miedo, no podrá evitar que surja ese deseo de que la mamá venga, se haga cargo de sus demandas, y lo calme. Ésta es la experiencia que da origen al amor.

Pero siempre habrá una diferencia entre la satisfacción anhelada y la satisfacción encontrada. Siempre habrá algo que queda, un resto de insatisfacción y ése será el habrá algo que queda, un resto de insatisfacción y ése será el motor permanente del deseo humano, ya que este modelo infantil se irá trasladando con los años a todos y cada una de nuestras vivencias.

Cada acto, cada palabra, puede funcionar entonces como un mandato a obedecer al ser tomado por una psiquis en formación como la de un chico.

que sin saberlo, todos llevamos mandatos que inconscientemente guían nuestros pasos, muchas veces por caminos de dolor.

Un mandato es una palabra, un gesto o un acto de otro que incorporamos y al que, inconscientemente, le damos el poder de guiar nuestras vidas. He aquí la característica de los mandatos: nos constituyen porque nos identificamos con ellos y los incorporamos hasta hacerlos algo propio, y desde allí nos indican cómo debemos ser para satisfacer el deseo de otros y, de esa manera, nos señalan para satisfacer el deseo de otros y, de esa manera, nos señalan el camino a seguir.

Cuando nuestros padres nos transmiten que tenemos derecho a pelear por lo que deseamos, que podemos fracasar en ese intento sin ser por eso inservibles, que peleemos por seguir nuestros deseos, pero sin exigirnos el éxito como única fuente de placer, incorporamos mandatos que son propiciadores y no frustrantes.

Todos y cada uno de los lugares a los que podamos vernos convocados a ocupar en la vida tienen que ser construidos, porque el ser humano no es un ser natural sino un ser social.

ante la falta de instinto, los seres humanos hemos desarrollado una fuerza tanto o más movilizante aún: El Deseo. Esa energía que permanentemente nos impulsa a aún: El Deseo. Esa energía que permanentemente nos impulsa a hacer cosas, armar proyectos laborales o sentimentales, estudiar o hacer un viaje. El deseo que, por ejemplo, toma la forma de la búsqueda del amor, del conocimiento o de la realización de los proyectos personales.

La «depresión», por ejemplo, término tan usado en estos tiempos, es una enfermedad que se caracteriza por la desaparición del deseo, lo cual provoca una ausencia de proyectos tan marcada que nos deja cara a cara con la muerte, destino final y conocido de todo sujeto humano. Y es ante esta situación que surge la angustia que nos invade dejándonos paralizados e impotentes.

esa energía que parece habernos abandonados es lo que llamamos Deseo

Porque el deseo, ese algo siempre insatisfecho, es el que nos impulsa a sobreponernos a estas dificultades, el que nos insta a buscar nuevos horizontes, a volver a empezar a pesar de los tropiezos e intentarlo siempre una vez más. tropiezos e intentarlo siempre una vez más.

Decir que el deseo es siempre insatisfecho no es lo mismo que decir que alguien deba sentirse siempre insatisfecho y que no pueda disfrutar de los logros alcanzados. Simplemente significa que nadie puede tenerlo todo, que siempre podemos querer alcanzar un objetivo más.

Dijimos que el amor requiere de una cierta idealización del otro, pues bien, el deseo en cambio necesita degradar al objeto para poder erotizarse.

¿Y cuál es la dificultad mayor que se le presenta a una pareja? La de poder sostener el amor y el deseo en una misma relación, es decir, idealizar y degradar, según sea el momento, a la misma persona, lo cual propone un desafío para ambos.

los mecanismos del amor y el deseo transitan por senderos tan distintos que no es raro que puedan dirigirse a personas diferentes. Esta comprobación es tremendamente dolorosa porque rompe con una de las ilusiones que genera el amor: completarse el uno al otro.

el tema de la fidelidad se impone como algo que no está dado por el solo hecho de estar en pareja y que requiere de una decisión y un esfuerzo personal.

Para concluir, digamos que el deseo es, en definitiva, la única arma que tenemos para enfrentar a la muerte. Porque si no tuviéramos deseos, al mirar hacia adelante, sin proyectos que nos movilicen, veríamos solamente en el final del recorrido el destino que nos espera y no podríamos evitar pensar todo el tiempo que nos vamos a morir. Movidos por la fuerza del deseo emprendemos epopeyas, escribimos libros, nos enamoramos, estudiamos o simplemente transitamos la vida de la mano de aquellos que, con su transitamos la vida de la mano de aquellos que, con su reconocimiento, nos hacen renovar permanentemente las ganas de crecer y nos invitan a inventar, siempre, un proyecto más.

«Hoy en día la fidelidad sólo se ve en los equipos de sonido.» WOODY ALLEN

la infidelidad es más complejo de lo que comúnmente se piensa y que no siempre se puede poner a los buenos de un lado y a los malos del otro.

en pocas etapas de la vida, el amor, el abandono, la soledad y el engaño se viven con tanta potencia y con tan poca posibilidad de defenderse de la angustia como en la infancia.

el que desea se encuentra movilizado a ir imperiosamente en busca del objeto que origina este deseo y, movido por esa fuerza que lo atraviesa, es capaz de correr riesgos. Hay quienes buscan la tranquilidad intentando convencerse de que ese amor o el deseo durarán toda la vida. Pero ya hemos dicho que en estos asuntos no hay certezas posibles.

Porque consciente o inconscientemente prometemos dar lo que no tenemos y luego, más tarde o más temprano, se revelará la impostura.

mientras que el deseo surge de un modo intermitente Porque mientras que el deseo surge de un modo intermitente y busca la satisfacción inmediata, la reducción de la tensión que genera, el amor, en cambio, anhela la permanencia en el tiempo. Entonces ya no ocurre como con el puro deseo erótico que, una vez satisfecho, permite la ausencia del otro hasta que vuelva a surgir el ansia de reencuentro. Por el contrario, aquí es necesaria la presencia del amado, ahora, después y, si fuera posible, toda la vida.

La infidelidad es un hecho inesperado, vivido generalmente como algo extraño, como si el infiel hubiera quebrantado un modo natural de relacionarse y la persona que ha sido traicionada no llega a comprender los motivos del engaño y busca una explicación que, de todos modos, no va a servir para que entienda, ni para aliviar su dolor. Pero ocurre que lo que a veces nos cuesta entender es que la fidelidad no es un acto natural sino el producto de una decisión. Decisión que, generalmente, se sostiene con gran esfuerzo.

la infidelidad. La percibimos como algo extraño, un hecho que nos sorprende, sin pensar que es mucho más difícil ser fiel que no serlo. Porque la fidelidad debe enfrentarse a la fuerza del deseo que, como dijimos, no se detiene por más que estemos enamorados, y el amante fiel le presenta una batalla cotidiana a sus tentaciones en pos de algo que considera mejor para él.

el amor no trae por añadidura la fidelidad. Eso forma parte de la individualidad de cada quien, de su subjetividad, de su modo de vivir la vida.

el deseo no se deja apresar y continúa su recorrido por muy enamorado que alguien esté. Pero esta idea está tan arraigada que se hace necesario, entonces, encontrar siempre un problema como causa desencadenante de la infidelidad, pasando por alto que lo problemático es la naturaleza misma del deseo.

La libertad total de elección es algo que no existe en ninguna persona, que toda elección está condicionada desde algún lugar.

¿Elegía la infidelidad? Sí y no. Porque, como dijimos, no hay una manera de elegir que sea totalmente pura, porque toda persona deviene de una construcción en la que intervienen factores históricos, sociales y culturales. Nadie surge de la nada. Todo hombre se ha criado en algún lugar y a partir de ahí ha desarrollado una manera de sentir, una conducta y una forma de vérselas con su deseo.¿Le quita eso responsabilidad sobre sus actos? De ningún modo. Un hombre, decía Freud, es responsable hasta de lo que sueña.

¿puede reintentarse una pareja después de una infidelidad? Y hay que decir que como cada sujeto es único, hay parejas que pueden reconstruirse después de un arduo trabajo y hay otras que no pueden ni siquiera intentarlo y se separan. Pero hay un tercer grupo, que es el peor de todos, que es el de aquellos que no pueden resolver lo que pasó y, sin embargo, permanecenjuntos.

Reintentar una relación después de una infidelidad es algo posible, pero requiere de una profunda sinceridad personal para poder reconocer si alguien puede o no volver a confiar. Hay veces que se puede intentar. Y si a pesar de poner lo mejor que tenemos nos damos cuenta de que el dolor no cesa, decir simplemente: no puedo.

Y lo que ocurre es que una elección de amor es, muchas veces, una manera más en la que puede aparecer el inconsciente, un modo particular de recordar, ya no con ideas o palabras sino con actos, algo que no se pudo resolver y que tiene su origen en esas relaciones primarias.

Decía Borges que sólo una cosa no hay, y es el olvido. Comparto esa sentencia y digo, junto a Freud, que recordar es la mejor manera de olvidar.

Comprendió que no se trataba de transformarse en agresor y devolver ojo por ojo y diente por diente, ni tampoco de poner la otra mejilla y seguir permitiendo que se lo lastimara, sino que la mejor manera era evitar el golpe y, para lograr esto, el único modo era no estar allí cuando ese golpe llegara. Es decir, no quedarse ni participar en vínculos que se sostuvieran en una modalidad agresiva de comunicación.

Muchos padres al ver las cosas de las que son capaces sus hijos se preguntan: «¿Pero qué habré hecho yo de mal para que me saliera así?». Ésa es, en general, una pregunta retórica que espera una respuesta segura: nada. Sin embargo, creo que no estaría mal tomarla como una pregunta abierta y cuestionarse, seriamente, si algo en el modo en el que fue vivida la infancia de ese hijo no ha influido de alguna manera en sus conductas presentes y, en ese caso, cuánto tienen o no que ver esos padres con la realidad de la cual hoy se quejan.

este hecho, que la mujer ya no necesite del hombre, lejos de ser algo menor, pone a ambos ante un desafío maravilloso que es el de hacerse desear mutuamente, ya que dos personas que no se necesitan eligen de todos modos estar juntos sólo cuando eso es lo que desean. Y esto los obliga a seducirse, escucharse y hacer esfuerzos por comprenderse y establecer acuerdos para vivir en pareja.

es innegable que, en muchas ocasiones, una discusión puede ser algo productivo, pero jamás lo será un discusión puede ser algo productivo, pero jamás lo será un insulto. Por el contrario, éste genera en el agresor la tentación de avanzar aún más, porque con cada uno de estos actos va perdiendo el respeto por el otro

Es importantísimo amar a alguien para construir algo en común, pero no alcanza con eso y, si no le sumamos el respeto y la confianza, por ejemplo, no encontraremos en esa unión el clima necesario para, al menos, sentirnos bien

Lo difícil es amar sanamente, controlando la ira, el malhumor, poniendo palabras en lugar de actos y comprendiendo que la pasión, cuando está al servicio del erotismo, puede llevar a disfrutes maravillosos, pero cuando esa misma pasión se vuelca sin freno en las discusiones puede tener consecuencias lamentables.

A pesar de todas las dificultades, cuando alguien quiere sanamente y sus sentimientos son nobles, puede ser que enamorarse sea realmente algo maravilloso y que el amor y el deseo puedan caminar juntos para siempre.

martes, 18 de septiembre de 2012

El retrato de Dorian Gray (recortes)


EL RETRATO DE DORIAN GRAY



PERSONAJES

Basil Hallward: el pintor que produce el cuadro, que sería lo mejor de su carrera.

Lord Henry Wotton: Es el personaje que más cínico se muestra. De hecho, su influencia es notable en Dorian Gray.

Dorian Gray: Joven (adolescente, ya que es identificado así en varios tramos del texto) que cautiva por su hermosura a Basil Hallward y a Henry (“Harry”) Wotton. Es el protagonista de la novela.

 

Algunas recortes del libro. No voy a acotar, pero tengan en cuenta, entre varias cuestiones, la época, algunas de las condiciones generales, la traducción y el recorte. A tomárselo con calma.

sólo hay una cosa en el mundo peor que el que se hable mal de uno, y es que no se hable.

Pero la belleza, la verdadera belleza, acaba donde comience una expresión intelectual. La inteligencia es en sí misma un modo de exageración, y destruye la armonía de cualquier rostro. Desde el momento en que uno se sienta para meditar, se vuelve todo nariz, o frente, o cualquier otra cosa horrenda. Fíjate en los hombres que sobresalen en todas las profesiones doctas. Son, sencillamente, repugnantes. Excepto, claro está, en la Iglesia. Pero es porque en la Iglesia no piensan. Un obispo continúa diciendo a los ochenta lo que le enseñaron a decir a los diez y ocho; por eso, y como consecuencia natural, siempre resulta delicioso.

Tu misterioso amigo, cuyo nombre todavía no me has dicho, pero cuyo retrato realmente me fascina, no piensa nunca; estoy completamente seguro. Es una criatura admirable y sin seso, para tener en invierno, cuando no hay flores que mirar, y en verano, cuando necesitamos refrescar el entendimiento. No te hagas ilusiones, Basil; no te pareces a él lo más mínimo.

Es mejor no diferenciarse demasiado de los demás. Los feos y los necios tienen la mejor parte en este mundo.

Cuando quiero a alguien de verdad, no me gusta decir su nombre a nadie. Es como ceder una parte de él. Me he acostumbrado a amar el secreto. Es lo único que puede hacernos la vida moderna misteriosa y sorprendente. La cosa más vulgar se vuelve deliciosa en cuanto alguien nos la esconde.

Con un frac y una corbata blanca, como tú dices, todo el mundo, hasta un agente de Bolsa, puede dárselas de civilizado.

La risa no es un mal comienzo de amistad, y es, de con mucho, el mejor fin de cualquiera

Pero no puedo menos de detestar a mis parientes. Puede que esto provenga de que no celemos soportar que los demás tengan los mismos defectos que nosotros.

Yo simpatizo en absoluto con la rabia de la democracia inglesa contra lo que llaman los vicios de las clases altas. La plebe comprende que el alcoholismo, la estupidez y la inmoralidad son de su propiedad exclusiva, y que es entrar en su vedado el que uno de nosotros se embrutezca a semejanza de ellos.

Me interesan las personas más que sus principios, y las que no tienen ninguno, más que nada en el mundo.

...pero no quiero discutir contigo. Sólo los que no tienen remedio intelectual se empeñan en discutir.

Es doloroso de pensar; pero no cabe duda de que el genio dura más que la belleza. Esto explica por qué nos tomamos tanto trabajo en instruirnos. En la lucha sin tregua de la vida necesitamos algo que perdure; por eso llenamos nuestra mente de ripios y de hechos, en la necia esperanza de conservar nuestro sitio.

Las mujeres no tienen el sentido de la belleza masculina; por lo menos, las mujeres honradas

Los que permanecen fieles no conocen más que el lado trivial del amor; sólo los; infieles saben de sus tragedias.

No trates de influenciarlo. Tu influencia sería perniciosa. El mundo es ancho y lleno de seres interesantes. No separes de mí a la única persona que da a mi arte todo el encanto que éste pueda tener; mi vida de artista depende de él. Tenlo en cuenta

Porque influenciar a una persona es prestarle nuestra propia alma. No piensa ya sus pensamientos naturales, ni arde con sus propias pasiones. Sus virtudes dejan de ser suyas. Sus pecados, si es que hay pecados, son de segunda mano. Se convierte en el eco de una música ajena, en el actor de un papel que no había sido escrito para él. El fin de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad

Hoy los hombres se asustan de sí mismos. han olvidado el más alto de sus deberes, el deber que uno se debe a sí mismo. Sí, son caritativos; dan pan al hambriento y vestido al mendigo. Pero sus propias almas se mueren de hambre y van desnudas.

Cada impulso que luchamos por estrangular, germina en el espíritu y nos envenena

El único medio de librarse de una tentación es ceder a ella. Resistid, y vuestra alma enfermará de deseo por las cosas que se ha vedado a sí misma

Porque tiene usted la juventud más maravillosa, y la juventud es la única cosa que vale la pena de ser deseada.

Día llegará, cuando sea usted viejo y arrugado y feo, cuando el pensamiento le haya devastado con sus surcos la frente, y la pasión quemado los labios con sus fuegos repugnantes, en que lo será usted. Ahora, adonde quiera que vaya, triunfará usted. Pero ¿será siempre así?... Ahora tiene usted un rostro de una belleza maravillosa, Mr. Gray. No frunza usted el ceño. Lo tiene. Y ha belleza es una de las formas del genio; más alta, en verdad, que el genio, ya que no necesita explicación.

Con frecuencia se dice que la belleza es cosa superficial. Quizás. Pero, en todo caso, no es tan superficial como el pensamiento.

Para mí, la belleza es la maravilla de las maravillas. Unicamente los superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo está en lo visible, no en lo invisible...

¡Ah!, realice usted su juventud mientras la tiene. No dispendie usted el oro de sus días, dando oídos al necio, tratando de remediar su irremediable fracaso, o arrojando su vida al ignorante y al vulgo. Tales son los fines enfermizos, los falsos ideales de nuestra época. ¡Viva usted! ¡Viva esa vida maravillosa que hay en usted! ¡No deje usted perder nada... Busque sin cesar sensaciones nuevas. No terna usted nada... Un nuevo hedonismo: eso es lo que ha menester nuestro siglo. Usted podría ser su símbolo visible. Con su belleza, nada hay que no pudiera usted hacer. El mundo es suyo por una temporada...

Pero, nosotros, jamás recobraremos nuestra juventud. El pulso de alegría que late en nosotros a los veinte, va haciéndose cada día más perezoso. Nuestros miembros flaquean, nuestros sentidos se estancan. Degeneramos en muñecos repugnantes, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos hicieron retroceder atemorizados y de las tentaciones exquisitas a que no tuvimos el valor de ceder.

¿Siempre? ¡Palabra tremenda! ¡Cada vez que la oigo me estremezco! ¡Las mujeres son tan aficionadas a emplearla! Echan a perder todas las novelas por su empeño en hacerlas eternas. Por otra parte, es una palabra sin sentido. La única diferencia entre un capricho y una pasión para toda la vida, es que el capricho dura un poco más.

- ¡Qué cosa tan triste! -murmuró Dorian Gray, con los ojos fijos aún en su retrato -. ¡Qué casa tan triste! ¡Pensar que yo envejeceré y me pondré horrible, espantoso, y que este retrato permanecerá siempre joven! Nunca tendrá más edad de la que tiene en este día de junio... ¡Si fuese siquiera al revés! ¡Si fuera yo el que permaneciese siempre joven, y el retrato el que envejeciese! ¡No sé... no sé lo que daría por esto! ¡Sí, daría el mundo entero! ¡Daría hasta mi alma!

-Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos de ese retrato que has pintado. ¿Por qué tiene él que conservar lo que yo tengo que perder? Cada momento que pasa me quita algo a mí para dárselo a él. ¡Oh, si siquiera fuese al revés! ¡Si el retrato pudiera cambiar en lugar mío, y yo permanecer tal como soy ahora! ¿Por qué lo has pintado? ¡Día llegará en que se burle de mí.. en que se burle cruelmente! Sus ojos se arrasaron en lágrimas candentes, sus manos se retorcían. Arrojándose sobre el diván, escondió el rostro en los almohadones, como si estuviese rezando.

-Yo adoro los placeres sencillos -dijo Lord Henry -. Son el último refugio de los hombres complicados.

La verdad es que el pecado es el único elemento pintoresco que ha quedado en la vida moderna.

Los jóvenes se empeñan en ser fieles y no lo pueden; los viejos tratan de no serlo, y tampoco pueden. A eso se reduce todo.

...tachado de egoísta por la gente que no sacaba de él provecho alguno, pero al que la buena sociedad consideraba generoso, por el mero hecho de dar de comer a quienes le divertían.

En política, era conservador; excepto cuando los conservadores subían al poder, período durante el cual les acusaba rotundamente de ser un hatajo de radicales.

Sus principios estaban anticuados; pero, en cambio, mucho bueno podría decirse a favor de sus prejuicios.

- ¡Hola, Harry! -exclamó el viejo prócer [tío de Lord Henry] -. ¿Qué es lo que te trae a estas horas? Yo creía que los jóvenes a la moda no os levantábais hasta las dos y no estabais visibles hasta las cinco.
-Puro amor de familia; se lo aseguro, tío Jorge. Necesito pedirle a usted una cosa.
-Dinero, supongo -dijo Lord Fermor, torciendo el gesto -. Bueno, siéntate y dime de qué se trata. Los jóvenes, hoy, creen que el dinero es todo.
-Sí -murmuró Lord Henry, abotonándose la americana -; y cuando llegan a viejos, lo saben. Pero no es dinero lo que necesito. Unicamente los que pagan sus cuentas necesitan dinero, tío Jorge, y yo no pago las mías. El crédito es el capital de los hijos de familia, y se puede vivir de él perfectamente.

Si un hombre es un caballero, en toda la acepción de la palabra, ya sabe bastante; y si no lo es, todo lo que aprenda no hará más que perjudicarle.

Me gusta siempre saber todo lo que se refiere a mis nuevos amigos, y nada de lo que se refiere a los antiguos.

Detrás de todo lo que es exquisito hay siempre algo trágico.
…dama de carácter afabilísimo y humor excelente, muy querida por cuantos la conocían, y de esas amplias proporciones arquitectónicas que, en las mujeres, cuando no son duquesas, nuestros historiadores contemporáneos describen como obesidad.

Como todos los que tratan de agotar un tema, acababa siempre por agotar a sus oyentes.

…que tenía un guardarropa bien surtido de desechos de ingenio.

-Puedo simpatizar con todo, menos con el sufrimiento -dijo Lord Henry, encogiéndose de hombros -. Con esto no me es posible simpatizar. Es demasiado feo, demasiado horrible, demasiado deprimente. Hay algo agudamente enfermizo en esta simpatía moderna por el dolor. Deberíamos simpatizar con el color, la belleza, la alegría de la vida. Mientras menos se hable de las miserias de ésta, mejor.

-Cuando se es joven -contestó ella -. Pero cuando una vieja como yo se sonroja, mal síntoma. ¡Ay, Lord Henry! Dígame usted qué debo hacer para volver a ser joven.
Lord Henry quedó pensativo un instante.
- ¿Podría usted recordar algún gran pecado de sus primeros años, duquesa? preguntó, mirándola por encima de la mesa.
- ¡Ay, temo que una porción! -exclamó la duquesa.
-Pues vuelva usted a cometerlos -dijo él gravemente -. Para recobrar la juventud no tiene uno más que repetir sus locuras.

Me esperan en el Ateneo. Es nuestra hora de dormir.
- ¿Todos, Mr. Erskine?
-Cuarenta de nosotros, en cuarenta sillones. Estamos trabajando para fundar una Real Academia Inglesa.

Lord Henry aún no había vuelto. Siempre llegaba tarde, por principio, declarando que la puntualidad es el ladrón del tiempo.

Era una mujer singular, cuyos trajes parecían siempre ideados en un acceso de rabia y puestos en una tempestad. Siempre estaba enamorada de alguien y, como nunca era correspondida, había conservado todas sus ilusiones.

Hoy, la gente sabe el precio de todo y el valor de nada.

No te cases nunca, Dorian. Los hombres se casan por fatiga; las mujeres, por curiosidad. Ambos sufren un desengaño.

-Hijo mío, no hay mujer genial. Las mujeres son un sexo decorativo. Jamás tienen nada que decir, pero lo dicen deliciosamente. La mujer representa el triunfo de la materia sobre el espíritu, así como el hombre representa el triunfo del espíritu sobre las costumbres.

He llegado a la conclusión de que no hay más que dos clases de mujeres: las desaliñadas y las que se pintan. Las mujeres desaliñadas son utilísimas. Si quieres adquirir una reputación de respetabilidad, no tienes más que invitarlas a cenar. Las otras son encantadoras. Sin embargo, caen en un error. Se pintan para parecer jóvenes.

Hoy, una mujer, mientras puede parecer diez años más joven que su hija, se siente perfectamente satisfecha.

Una gran pasión es el privilegio de la gente que no tiene nada que hacer. ES lo único para que sirven las clases desocupadas de un país.

La fidelidad es a la vida sentimental lo que la consecuencia en las ideas es a la vida intelectual: simplemente una confesión de impotencia. ¡La fidelidad! Algún día la analizaré. La pasión del propietario se esconde en ella. ¡Cuántas cosas arrojaríamos si no temiésemos que otros pudieran recogerlas!

Luego me confesó que todos los críticos dramáticos se habían conjurado contra él, y que todos ellos eran gentes venales que no querían más que ser comprados.

-No me sorprendería que tuviese razón. Pero, por otra parte, a juzgar por las apariencias, no deben ser muy caros que digamos.

-El judío quiso contarme su historia; pero le declaré que no me interesaba.
-Hiciste bien. Siempre hay algo mezquino en las tragedias de los demás.

- ¡Qué afición tiene la gente a dar aquello de que está más necesitada! Es lo que yo llamo el abismo de la generosidad.

-Hijo mío: Basil pone todo lo mejor de él en su obra. El resultado es que no le quedan para la vida más que sus prejuicios, sus principios y su sentido común.

Mientras peores son sus rimas, más pintorescos parecen ellos. El mero hecho de haber publicado un volumen de sonetos de segunda mano, hace irresistible a un hombre. Vive la poesía que no puede escribir. Los otros escriben la poesía que no se atreven a llevar a cabo.

La mayoría de las personas esperan que la vida vaya descubriéndoles por sí mismas sus secretos; pero a los menos, a los elegidos, los misterios de la vida les son revelados antes de que el velo sea descorrido.

¡Alma y cuerpo, cuerpo y alma! ¡Qué hondos misterios! También el alma tenía su animalidad, y el cuerpo sus momentos de espiritualidad.

Los sentidos podían depurarse, y la inteligencia podía degradarse.

La experiencia no tenía valor ético alguno. Era simplemente el nombre que dábamos a nuestros errores.

Pero la experiencia carecía de toda fuerza motriz. Como causa activa, era tan poca cosa como la misma conciencia. Todo lo que realmente demostraba era que nuestro futuro sería igual a nuestro pasado, y que el pecado que en otro tiempo cometimos con repugnancia, volveríamos a cometerlo una porción de veces con satisfacción.

Las pasiones sobre cuyo origen nos engañamos, son las que nos tiranizan más duramente.

La cordura de labios secas continuaba hablándole desde un raído sillón, sugiriendo máximas de prudencia, tomadas de ese libro de cobardía, cuyo autor remeda el nombre de sentido común. Pero ella no escuchaba.

Los hijos comienzan por querer a sus padres; al hacerse mayores, los juzgan; y a veces, hasta los perdonan.

Cuando la miseria entra cautelosamente por la puerta, el amor entra volando por la ventana.

Cuando un hombre se decide a hacer una estupidez, siempre es por los motivos más elevados

El verdadero inconveniente del matrimonio es que le hace a uno altruista. Y la gente altruista es incolora. Carece de personalidad.

La razón de que todos seamos tan amigos de pensar bien de los demás, es que todos tememos por nosotros mismos. La base del optimismo es simplemente el miedo.

Cuando somos felices, siempre somos buenos; pero cuando somos buenos, no siempre somos felices.

-Ser bueno es estar en armonía consigo mismo -respondió Lord Henry, acariciando el pie frágil de su copa con los dedos pálidos y afilados -. Ser malo es verse obligado a estar en armonía con los demás.

Los pecados bellos, como las cosas bellas, son privilegio de los ricos.

Las mujeres nos tratan lo mismo que la humanidad trata a sus dioses. Nos adoran, pero se pasan la vida pidiéndonos que hagamos algo por ellas

Las mujeres, como dijo un francés de mucho ingenio, nos inspiran el deseo de hacer obras maestras, y nos impiden siempre llevarlas a cabo.

Esta gente, vulgar y tosca, con sus rostros soeces y sus ademanes brutales,

Antes excitabas mi imaginación, y ahora, ni siquiera consigues despertar mi curiosidad. Me dejas completamente frío

...incapaces de comprender que vivimos en una época en que sólo las cosas superfluas nos son necesarias,

Es la confesión, y no el sacerdote, lo que nos da la absolución.

Aquí, nunca se debe debutar con un escándalo. Estos hay que reservarlos para dar algún interés a nuestra vejez

Pero ella no habría tardado en descubrir que le eran completamente indiferente. Y cuando una mujer descubre esto, o descuida espantosamente su toilette , o le da por llevar sombreros elegantísimos, que, como es natural, tiene que pagar el marido de otra mujer.

siempre pesa una fatalidad sobre las buenas resoluciones: la de tomarlas demasiado tarde.

El único encanto del pasado es que ha pasado.

Vivimos en una edad que lee demasiado para ser sabia, y piensa demasiado para ser hermosa.

Sólo la gente superficial requiere años para verse libre de una emoción. Un hombre dueño de sí mismo puede poner término a un sufrimiento con la misma facilidad que inventar un placer. Yo no quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usar de ellas, gozar de ellas, y dominarlas.

Son buenos maridos, o esposas fieles, o cualquiera otra insipidez por el estilo. Ya sabes lo que quiero decir... virtud clase media y compañía.

No puedo repetir una emoción. Nadie, excepto los sentimentales, puede hacerlo.

...si realmente quieres consolarme, enséñame a olvidar lo sucedido

Convertirnos en el espectador de nuestra propia vida, como dice Harry, es escapar al sufrimiento de la vida.

Nadie tropieza dos veces con su ideal, y pocos son los que tropiezan una.

El pasado podía anularse. El remordimiento, la negación o el olvido podían conseguirlo. Pero el futuro era inevitable. Había en él pasiones que siempre encontrarían su terrible salida,

-No he dicho que me gustará, Harry, sino que me ha fascinado. Es muy distinto.
- ¡Ah!, ¿has hecho ese descubrimiento? -murmuró Lord Henry.
Y pasaron al comedor.

...es muy posible que en casi todos los deleites, como en todo placer, la crueldad también tenga su sitio

...la verdadera naturaleza de los sentidas nunca ha sido comprendida, y que si permanecen salvajes y en estado de animalidad es simplemente porque el mundo ha tratado de someterlos por hambre o matarlos por el dolor, en vez de intentar hacer de ellos elementos de una nueva espiritualidad, cuya característica dominante sería un instinto sutil de la belleza.

los modales son de más importancia que las costumbres y, a juicio suyo, la más acendrada respetabilidad vale mucho menos que el tener un buen cocinero. Al fin y al cabo, es muy pobre consuelo saber que la persona que acaba de darle a uno mal de comer, o un vino mediocre, es de una vida privada irreprochable.

¿Acaso la insinceridad es tan terrible cosa? ¿No sería simplemente un método merced al cual podemos multiplicar nuestra personalidad?

En este país, basta tener entendimiento y distinguirse de algún modo para que todas las lenguas del vulgo se desaten contra uno.

...todo el que se erige en predicador empieza por decir esto, y falta luego enseguida a su palabra.

Se levantan temprano, porque tienen tanto que hacer, y se acuestan temprano, porque tienen tan poco en qué pensar.

-Es verdaderamente monstruosa -dijo al fin- la manera que tiene hoy la gente de conducirse, diciendo, a espaldas de uno, cosas que son absolutamente exactas.

Cuando una mujer se vuelve a casar es porque aborrecía a su primer marido. Cuando un hombre se vuelve a casar es porque adoraba a su primera mujer. Las mujeres prueban su suerte; los hombres arriesgan la suya.

Si las mujeres no les amásemos a ustedes por sus defectos, ¿dónde estarían todos ustedes? No habría hombre que se casase. Serían ustedes una colección de desdichados solteros. Claro que esto no influiría en ustedes gran cosa. Hoy todos los hombres casadas Viven como solteros, y todos los solteros como casados.

Cualquier hombre puede ser feliz con una mujer, mientras no se enamore de ella.

Cada hombre vive su propia vida, y paga su precio por vivirla.
 
Todos los buenos sombreros están hechos con nada.
-Como todas las buenas reputaciones

Lo romántico vive a fuerza de repetirse, y la repetición convierte un apetito en un arte.

En la vida podemos tener, a lo sumo, una sola gran experiencia, y el secreto de la vida consiste en reproducir esta experiencia tan a menudo como sea posible.

En el mundo común de los hechos los malos no eran castigados, ni recompensados los buenos. El éxito se entregaba al fuerte, el fracaso correspondía a los débiles. Esto era todo.

Las pasiones violentas aniquilan o ceden. O matan al hombre, o mueren ellas.

Los dolores superficiales o los amores someros son los que viven. Los grandes amores y los grandes dolores, su propia plenitud los destruye.

El destino no nos envía heraldos. Es demasiado prudente o demasiado cruel para hacerlo.

No es que yo tema la muerte. No; lo que me aterra son sus preliminares.

Una mujer flirteará con quien sea, mientras la estén mirando.
...todo el mundo puede ser bueno en el campo, donde no se encuentra la menor tentación. Esa es la causa de que la gente que habita fuera de las ciudades sea tan absolutamente incivilizada. La civilización no es, ni mucho menos, una cosa fácil de alcanzar. No hay más que dos caminos que lleven al hombre a ella. Uno, la cultura; otro, el vicio. La gente que vive en el campo no encuentra nunca ocasión de seguir ninguno de ellos, y tiene forzosamente que estancarse.

...hoy día, se puede sobrevivir a todo, menos a ella (la muerte)
Claro que la vida conyugal no es más que una costumbre; una mala costumbre. Pero hasta las peores costumbres siente uno perderlas. Sí, acaso sean las que más se echan de menos.

No era lo bastante inteligente para tener enemigos.

El crimen pertenece exclusivamente a las clases inferiores. Cosa que yo no les echo en cara lo más mínimo. Supongo que el crimen es para ellos lo que para nosotros el arte: un método, simplemente, de procurarnos sensaciones extraordinarias.

El alma es una terrible realidad. Puede ser comprada, y vendida, y malbaratada. Puede ser emponzoñada o perfeccionada. En todos nosotros hay un alma. Yo lo sé

- ¿Estás muy seguro de ello, querido Dorian?
-Completamente seguro.
- ¡Ah!, entonces no cabe duda de que es una ilusión. Las cosas de que uno está absolutamente seguro nunca son ciertas. Tal es la fatalidad de la Fe, y la lección de la Novela

La vida no la gobiernan ni la voluntad ni la intención. La vida es una cuestión de nervios, de fibras, de células lentamente construidas, en que el pensamiento se esconde y la pasión tiene sus sueños.

El castigo es una purificación. No "perdónanos nuestros pecados", sino "castíganos por nuestras iniquidades", debería ser la plegaría del hombre a un Dios justo.