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lunes, 13 de abril de 2015

Y un día...



Él tenía su vida y empezaba a acomodarla. Trabajo, hobby, mascotas y hasta varios meses antes, un amor de varios años que, por esas cosas de la vida, repentinamente, partió. Por supuesto que aquella partida puso su vida "patas para arriba".
Otro Él tenía su vida. Su hijo, sus amigos, su trabajo, su mascota... Pero desde hacía mucho tiempo, no tenía un compañero. Y eso ya lo había afectado. Y eso ya había dejado de afectarlo tanto. Casi, casi, se parecía a un estado de helada resignación.
Él y Otro Él, compartían, sin saberlo, el tener perfiles en una página gay. Para Otro Él, aquella página había sido un rinconcito de su vida. Su perfil estaba subido ahí desde 2003/2004  y gracias a eso había estado dos veces en pareja. Sin embargo, desde hacía bastante tiempo, sentía que no tenía nada que ver con todo aquello. La orientación de la página había cambiado y no se sentía parte.
Él, por su parte, tenía aquel perfil sin demasiadas expectativas; sin embargo, era como su primer asomo a volver a relacionarse con nueva gente. Así fue como un día de ¿finales de 2014, comienzos de 2015?, Él le envía un mensaje a Otro él y recibe como respuesta, entre alguna otra palabra, un número de teléfono. Pero no llamó.
Otro Él, llegando a las Pascuas de 2015, decide que los tres perfiles gay que tenía, ya no tenían sentido, sobre todo porque no se sentía parte de la nueva orientación que habían tomado las personas que integraban los sitios. Y los borró. Borraba, también  la "casi única" actividad gay que tenía. No sintió nada en particular, pero dejaba ir, así, la "casi única" posibilidad de conocer a un compañero.
Él, en aquel mismo tiempo Pacual, decidió depurar los contactos que estaban en  su fono, aquellos que no tenía sentido seguir teniendo. Entre esos, encontró el número que Otro Él le había envíado y, en lugar de eliminarlo, decidió que le enviaría un saludo.  Siglo XXI mediante, Whatsapp y una foto actualizada de perfil fueron los ejes que movilizaron sus ganas de saludar.
Y saludó.
La respuesta de Otro Él, llegó al otro día.
Otro él había terminado aquel sábado de Pascuas, con la mala noticia del fallecimiento del padre de una amiga. Y al día siguiente, domingo de Pascuas, lo empezó acompañando, un rato, a su amiga. Por eso la demora en responder. Y se saludaron.
El lunes empezaron a hablar. Y como estamos en los inicios del siglo XXI, toda la comunicación fue por Whatsapp, quedando en encontrarse el sábado. Mientras conversaban, aparecieron "llamativas coincidencias". Él vive bastante cerca de la excasa del padre de Otro Él; Él trabaja en la maternidad donde nació el hermano menor de Otro Él; la última pareja de Él, vivía en una zona donde Otro Él tiene amigos.
El martes ya tuvieron muchas ganas de verse, pero la semana, las obligaciones y demás, no ayudaron mucho. Eso sí, ya se agregaron en Facebook. Se agrega otra coincidencia: Él tiene el apellido de un familiar cercano de Otro Él, lo que hizo temer algún parentesco. Aquel martes estuvieron a un instante de una invasión: Otro Él, siendo como es Otro Él, en algún momento del martes pensó "¡ma, sí; me voy para allá con algo para cenar y nos conocemos!". Pero, mientras hacía su caminata por la ribera del Riachuelo, reflexionó y entendió que no era una buena idea. De todos modos, Él y Otro Él, al conversar esa noche de martes, combinaron con verse el jueves, cuando Otro Él terminaba un trámite en la AFIP de Boulogne. Pero Él tuvo la brillante idea de sugerir acompañar a Otro Él a hacer el trámite. Y quedaron en que el jueves, Otro él pasaba a buscar a Él y compartían lo que pudieran de ese día.
Llegado el miércoles, conversando, Otro Él le ofrece a Él, encontrarse después de las 22 a tomar un café.  Y se encontraron. Y la química que Otro Él sabe que es imprescindible para engancharse con alguien, se hizo presente. Y Él sintió lo mismo. Y Él y Otro Él sintieron que se habían conectado... Y la magia se dió.
Ya el jueves, volvieron a verse, tal como habían quedado, y ratificaron lo que venían sintiendo.
Y el viernes, un rato, volvieron a verse.
Y llegó el fin de semana.
Se juntaron el sábado y llegado el domingo, todo había transcurrido muy rápidamente. Intensa, feliz y rápidamente.
De una semana a la otra, para Otro Él, todo fue una montaña rusa de sensaciones y emociones: En el mismo día en que fallece el papá de su amiga, recibe el saludo de Él. Y el sábado que habían decidido juntarse, fallece una compañera de trabajo. Subes y bajas. La vida en montaña rusa...
Él y Otro Él se sienten felices. Para ambos, están en el camino que les gusta estar.
Para Él y Otro Él, empezó el tiempo de una historia compartida. Desde ahora y día a día, irán escribiéndola de a dos, así como tanto les gusta.
¡¡¡YUPIIIIII!!!, ¡¡¡SALUD POR ÉL Y OTRO ÉL!!!

EPÍLOGO:
Todo esto duró, apenas, cuarenta y cinco días. Desde el 26/05/2015, Él y Otro Él siguieron sus caminos, cada cual por su lado.
¡EN FIN!

(Y si no entendiste la imagen del principio, acá el video de la publicidad: https://www.youtube.com/watch?v=a9nkd8VpGkE)