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martes, 21 de mayo de 2024

¡NOS CASAMOS! Después de 8 años

Y, sí. Raúl y yo, nos casamos el viernes 17/11/2023 en el CGP de Holmberg 2548, CABA (sede de la Comuna 12).










Estuvimos una semana de Luna de miel en Cariló Paradise, en Cariló, que fue un HERMOSO REGALO que recibimos.








Y que, aprovechando que estábamos de paseo, anduvimos por Valeria del mar...


y fuimos a Mar del Plata...




y conocimos alguito de Sierra de los padres...



donde nos encontramos con Jardín de Lavanda  que es un lugar magnífico.


Y nos invitaron a un recital en Gral. Madariaga...


Y, tanto al ir como al volver, hacemos una "parada técnica" en Minotauro:


Nuestra historia está partida por un distanciamiento de unos meses. En 2015 nos conocimos y escribí esto: https://delnoamor.blogspot.com/2015/04/y-un-dia.html que terminó cuarenta y cinco días después.
Tengo para mí la convicción que este tiempo que estuvimos distanciados, me sirvió para terminar de darle una vuelta de rosca a mi modo de ser, estando de novio. Y como fue un tiempo para aprender, en mi opinión, es un tiempo que cuento como tiempo de nuestra relación.
Luego, en enero de 2016 nos reencontramos y, desde ahí, estamos construyendo juntos. Después de haber superado el año de noviazgo, escribí esto: https://delnoamor.blogspot.com/2017/01/y-va-la-segunda.html y nuestro vínculo siguió.
Como a todo el mundo (literalmente, TODO EL MUNDO), además de las particularidades que atravesamos cada uno de nosotros individualmente, y nosotros como pareja, también nos alcanzó la pandemia de Covid-19, que nos distanció por siete meses, pasados los cuales, empezamos a vernos, generando los permisos en cada caso. Raúl tuvo Covid-19 en dos oportunidades (afortunadamente de un modo muy leve), también lo tuve y, a causa de eso, estuve ocho días internado. Durante el "pandemiazo", en 2021, Raúl me propuso casamiento (sentados en el sillón y tomando un vino) convite que acepté sin dudarlo. Es que, simplemente (si es que es simple) lo amo y, además, porque hacía algún tiempo había caído en la cuenta que disfrutaba de nuestro vínculo y, en consecuencia, empezaba a ser momento de “concretar”. Esta concreción nos pone, a cada uno, en el lugar que debemos tener, fundamentalmente, ante la ley y, luego, ante los demás.
Entonces, a partir del 17 de noviembre de 2023, Raúl y yo somos maridos, esposos o, como me gusta a mí, MARYPOSOS que significa maridos y esposos.

Una cuestión que para alguna gente es “extraña”, es nuestra decisión de seguir viviendo, cada uno, en su casa. La explicación (si necesitara alguna), para mí, es simple: cada uno sigue con sus mañas sin que la convivencia se torne una pesadilla, sumando un conflicto innecesario; al menos por ahora porque "nunca se sabe". Creo que uno debe ser práctico y, a mis sesenta años (Raúl tiene dos menos que yo), entiendo que el amor es fundamental, pero no estorbarse también lo es (en alguna canción Arjona dice “bueno no es el que te ayuda, sino el que no te molesta” (coincido en parte; coincidiría más si dijera “el que te ayuda y no te molesta); y cuantas menos cuestiones horaden nuestro vínculo, mejor. Según lo entiendo (y en lo que ambos coincidimos, al menos hasta el momento en que lo conversamos), después de tantos años de vivir solos haciendo, deshaciendo; yendo, viniendo; organizando y desorganizando; y, tomando en cuenta la edad y, consecuentemente, la menor capacidad de acostumbramiento a nuevas realidades, nos pareció que era mejor así. El tiempo nos irá haciendo acomodar distinto. O no. Pero, como dice el dicho, "los melones se acomodan andando".

Casarnos, a esta edad y siendo personas del mismo sexo, significa que nuestro vínculo tiene la protección que las leyes le dan a TODOS los casamientos. Porque, por mucho que quiera ignorarse, hasta “ayer nomás” los matrimonios entre personas del mismo sexo no estaban permitidos y hoy, con las ideologías de derecha ocupando el "Sillón de Rivadavia" (y siempre que los pensamientos de derecha andan cerca) todos los derechos se ven amenazados; fundamentalmente, los de las minorías (https://www.pagina12.com.ar/737988-el-secretario-de-culto-que-no-quiere-divorcios-matrimonos-ig). Este derecho (como muchos otros: género e identidad, por ejemplo), siempre que la derecha gana fuerza, están en riesgo. El odio que el pensamiento de derecha expresa (no únicamente la ideología “derechizada”, dado que el odio está enclavado en las entrañas de las personas, sin importar la ideología; sin embargo, la derecha es su mayor representante) sirve como aglutinador de personas odiantes que, por si fuera poco, no se autoperciben como tales; en parte, porque la autopercepción es una reivindicación de las identidades de género. Gracias al reconocimiento que la ley hace de nuestro matrimonio, ambos figuramos indubitablemente como lo que somos: ESPOSOS. Y tenemos garantizados todas las obligaciones y derechos que nos corresponden.

Con el tiempo aprendí (y con mucha terapia y con unos buenos estrellazos contra el suelo) que el amor es fundamental, pero no lo es todo. Calamaro (que dejó al desnudo su alma derechosa) canta "No se puede vivir del amor", letra con la coincido "casi" en todo. Aprendí que, a mí, me gusta amar sin condicionar, sin esperar a que el otro haga o no haga según yo espero. Aprendí que amar a alguien es mi decisión y mi responsabilidad, lo que significa que no tengo nada que reprochar. Aprendí que, como decía una viejísima canción, "es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador", entonces, lo que quiero es que siempre tengamos ganas de seguir estando. Me gusta no escaparle a las conversaciones honestas, claras y muy concretas, que también haya de las incómodas, de esas que no se quieren tener, pero que es necesario tener. Quiero que nuestro espacio de diálogo sea siempre una prioridad y así, plantearnos lo que nos pasa, los gustos (que van cambiando, como las personas cambian)  y deseos (que van cambiando como las personas cambian) que cada uno de nosotros pudiera tener; teniendo en cuenta que somos dos seres distintos, llevando adelante un proyecto de dos; DOS QUE NUNCA SEREMOS UNO, que seguiremos siendo dos, con el deseo de tener un par, A LA PAR, que siga siendo "ese" par (particularmente creo que, de la simbiosis, mejor alejarse).

Fer y Edu, mis herman@s de la vida, nos hicieron una celebración de unión y nos leyeron un texto que, como tantos otros textos, se me había perdido en las catacumbas de la memoria..

En "El profeta", de Khalil Gibrán (*), dice (con mi adaptación, claro):

De nuevo Almitra preguntó: ¿qué piensas del matrimonio?
Y él contestó:
Nacieron juntos y juntos permanecerán para siempre. 
Aunque las blancas alas de la muerte dispersen sus días. 
Juntos estarán en la memoria silenciosa de Dios. 
Mas dejen que en su unión crezcan los espacios. 
Y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes. 
Ámense uno a otro, mas no hagan del amor una prisión. 
Mejor es que sea un mar que se mezca entre las orillas de sus almas. 
Llénense mutuamente las copas, pero no beban sólo en una. 
Compartan su pan, mas no coman de la misma hogaza. 
Canten y bailen juntos, alégrense, pero que cada uno de ustedes conserve 
la soledad para retirarse a ella a veces. 
Hasta las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música. 
Ofrézcanse su corazón, pero no para que se adueñen de él. 
Porque sólo la mano de la Vida puede contener su corazones. 
Y permanezcan juntos, mas no demasiado juntos: 
Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados. 
Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.

Y tengo para mí la certeza que así quiero amar. Amar sin poseer, sin condicionar, sin encerrar. 

Cuando nos pienso, hoy, me siento muy feliz. Siento que todo encaja, que las piezas se acomodaron y que todo va por una buena vía, por una senda que muchas veces había deseado que fuera posible, aunque nunca me lo hubiera imaginado para mí.

Vengo de una época en la que no me fue posible imaginar que podía un hombre casarse con otro; de una época en que la gaytud era un mal chiste, una burla, donde el estereotipo del homosexual era un hombre mal disfrazado de mujer, donde el homosexual no era un hombre sino una muy mala caricatura de una mujer; de una época en que se escuchaba "más vale un hijo muerto que un hijo puto" (o cura, según se justificase); de una época en que lo héteronormativo regía por imposición de la fuerza; de una época en la que "los hombres" se organizaban para "debutar" (ir a garchar por primera vez con una prostituta, se suponía), a veces, acompañados de "algún tío canchero" y donde todo eso era una demostración de hombría; de una época en que "con la madre de mis hijos hay cosas que no se hace".  Vengo de una época en la que, muy tempranamente, supe que "de eso no se habla" y nunca pude hablarlo (hasta que llegué a terapia). Y de aquella época (de la que no reniego en absoluto, dado que no sería quien hoy soy sin todo aquello) a esta vida, hoy, hay mucho trabajo de deconstrucción y reconstrucción propia (y con muchas horas de psicólogo como soporte). Y de mucho trabajo interior de todos quienes estuvieron en aquel momento a mi alrededor: exesposa, hijo, familia de origen, amigos, conocidos, compañeros de trabajo. Nunca en aquella etapa de mi vida en la que sabiéndome homosexual (y en la que no conseguía aceptarme), teniendo experiencias homosexuales que me hacían sentir mucho placer físico y mucha culpa emocional, pude imaginar CASARME con otro hombre. Simple y sencillamente porque, por aquella época, no existía la posibilidad; ni la de andar de la mano, ni muy cerca. Luego, muchísimo tiempo después, casi una vida, cuando empezó a hablarse del casamiento entre personas del mismo sexo y más tarde, cuando se concretó, nunca me vi casándome nuevamente. De hecho, en algún momento mientras noviábamos, le dije a Raúl (mi marido) que si él tenía intenciones de casarse, no era yo esa persona porque no tenía intenciones de hacerlo. Sin embargo, acá estoy, casado.

Y en esto estoy: viviendo una vida de casado que nunca se me hubiera ocurrido vivir, disfrutando de una adultez que me gusta y satisface, a un paso de convertirme en "suegro con papeles" porque mi hijo y su compañera van a casarse... 

Sin lugar a dudas soy un tipo MUY BENDECIDO; siento que Dios, el Universo, la Pachamama, la Santa Madre de Dios, mi y mis ángel / ángeles de la guarda, el Gauchito Gil, San Expedito me colman de bendiciones constantemente. Veo mi punto de partida y veo en lugar en el que estoy y no puedo menos que sentirme feliz, bendecido, afortunado... 

Las situaciones que la vida me presentó las resolví como pude, con los elementos que tuve a mi disposición en el momento en que debí enfrentarlas y supongo que muchos pasamos lo mismo. En el momento, como frente a una urgencia, cada quien resuelve con lo que puede en el momento. Ahora sé que, aunque me sintiera solo y muy desamparado, siempre conté con una gran guía, protección y acompañamiento. Y me hace sentir MUY AGRADECIDO. Llevo un gran camino recorrido.

La cosa es que, aunque nunca lo hubiera imaginado, ME CASÉ CON OTRO HOMBRE Y ME ENCANTA HABERLO HECHO. 

Pudimos, hoy, dos hombres, casarnos porque hubo much@s hombres y mujeres que lucharon y militaron para conseguir este derecho del que hoy gozamos. Much@s murieron sin poder ver o disfrutar de esto que estamos disfrutando. Un enorme GRACIAS a tod@s quienes lucharon. Porque los derechos de los que gozamos, se consiguieron porque hubo gente que dio todo para conseguirlos.


(*)

Desconocía la existencia de Khalil Gibrán, hasta que un día, mientras hacía mi escuela secundaria, me topé con esto:

De los hijos

Y una mujer que estrechaba una criatura contra su seno se acercó y dijo: 

Háblanos de los hijos. 

Y él respondió: 

Vuestros hijos no son vuestros hijos. 

Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa por perpetuarse. 

Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros. 

Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen. 

Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, 

cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños. 

Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: 

porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer. 

Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos. 

El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito, 

y quien os doblega con Su poder para que Su flecha vaya rauda y lejos. 

Dejad que vuestra tensión en manos del arquero se moldee alegremente. 

Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa.