En principio, un espacio de mucho respeto donde podamos compartir qué sentimos y qué nos pasa con el NO AMOR. La idea no es amargarnos, sufrir o bajonearnos. La idea es compartir y dejar salir lo que nos pasa. ¿Qué es el NO amor? Me parece que es un momento por el que pasamos, en el que deseamos estar en una situación de AMOR, pero no hay con quien. Supongo que extrañamos la situacion y no a una persona. Aunque también podría ser ¿por qué no? ¡¡¡BIENVENID@S!!!
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martes, 25 de junio de 2024
Las voluntades y decisiones no propias
Estas cuestiones recurrentes...
Por cuestiones de la vida que todos experimentamos, estoy comprándome algo de ropa. Nada especial (los dos eventos especiales que tuve, en noviembre 2023 mi casamiento y en junio 2024, hace una semana, el casamiento de mi hijazo, los resolví alquilando ropa para la ocasión), ropa para todos los días; esa ropita cómoda que uno se pone para usar a diario, ir a trabajar (gracias a Dios no tengo un laburo en el que deba usar traje ni ningún disfraz en particular), usar en mi casa...
Como ya dije muchas veces, soy un tipo amarrete; y esta particularidad, lejos de avergonzarme, me enorgullece. Y como ya dije muchas veces, también, soy un tipo gordo; con 1,70 Mts. de estatura debo estar pesando algo cercano a los 100 kilos (algo más o algo menos, pero por ahí debo andar).
En estos tiempos de gobierno libertario (que es una grandísima mierda: represión a las protestas sociales, vaciamiento del estado, abandono del estado y de las personas en situaciones desfavorables, escaladas de precios imposibles, no distribución de alimentos a los comedores o merenderos, a pesar de tener la mercadería en galpones; reducción del índice de inflación -que, en diciembre, al asumir, llevaron a un 120% de incremento- a fuerza de reducción de consumos; aumentos imposibles en los servicios públicos; con declaraciones de un presidente que dice "AMO SER EL TOPO QUE DESTRUYE EL ESTADO DESDE ADENTRO", cuestión que me parece un oxímoron; tan sólo por citar sólo algunas cuestiones), no tengo la capacidad de formarme un precio de referencia de las cosas (todo me parece una mierda de caro), lo que hizo que decidiera no comprar nada que me parezca que no vale lo que intentan cobrarme. Esta decisión excluye de mis probables posibilidades un amplio arco de objetos, arco que se amplía porque no soy un tipo "marquero", es decir, no compro cosas de marca original, ni mucho menos, de marcas imitadas o truchas. Si no tengo el original, ¿por qué querría tener una copia?
La cuestión, es que volví a comprarme algo de ropa, lo que me llevó a reencontrarme con situaciones incómodas que hacía bastante tiempo que no me encontraba:
Los talles: ¡maldita sea! Siempre que hay situaciones de "crisis", los talles se achican (como se achican las pastillas, los caramelos, los asientos de los colectivos, la barras de cereal, las presentaciones de algunos alimentos). Hace muchos años, en épocas en que el menemismo había permitido la importación indiscriminada, yo era cliente de Macowens porque conseguía ropa sin mayores complicaciones y a un precio razonable. Eso resultó así, hasta que importaron las camisas y me empezaron a quedar cortas de mangas, al punto que dejé de comprar; todas me quedaban como mangas tres cuartos. En otro momento de crisis, más o menos el 2001 / 2002, fui a comprarme camisas a Oxxo y me encontré con que, una camisa de mangas cortas que me cerraba bien y cómodo en la panza (sitio de conflicto con cualquier prenda que tenga botones para nosotros los gordos, porque el botón puede quedar en una situación amenazante, como un misil apuntando a la frente de alguien), en su versión de mangas largas no me cerraba; la explicación fue que: una camisa talle 50, por ejemplo, para su confección debía utilizar n cantidad de metros de tela sin importar si era manga corta o larga, por lo tanto, lo que no se usa en la manga (porque es corta), se usa en el ancho; lo que se usa en al manga (porque es larga) no se usa en el ancho; una mierda absoluta. En Munro, sobre la avenida Mitre, compraba los pantalones de jean, en un negocio que estaba bien provisto. El primero, fue 48, el segundo fue 52. Pero, comparando cintura con cintura son iguales en el ancho, aunque estén marcadas distinto. La última vez que estuve, no conseguí pantalón a pesar que sigo usando los pantalones marcados como 48 Y 52, y que ninguno me convierte en un matambre humano, ni me corta la medio por la cintura; ambos me calzan tan cómodos como cuando los compré. Una situación similar me ocurrió en un puesto de la feria de Parque Centenario. Compré un pantalón de jean y uno de gabardina marcados como 52 (pero que comparados con los que conté más arriba, miden lo mismo), cuando volví a intentar comprar de nuevo, "para este talle sólo tenemos gabardina" y la etiqueta dice 54, pero la comparación de las cinturas sigue siendo igual. Y sigo usando todos los pantalones porque todavía me entran y me quedan como me quedaban al comprarlos. Claro, no soy un tipo estable con su peso, por lo tanto, hubo momentos en que los pantalones me ajustaron más que en otros, pero siempre seguí usándolos y, como dije, comparando las cinturas están todas iguales.
La ropa para mi torso sigue la misma decadente secuencia que acabo de contar para mis pantalones. Mis camisas, buzos, camperas, chalecos... tienen los talles más variados (hasta tengo una campera, la última que compré, que es 5X L y me queda como dos camperas talle 3 -¿qué carajos querría decir 3 cuando la compre?- que compré hace 4 años) que sigo usando, que me siguen quedando como cuando lo compré. Cuando compré la última campera, me dijeron que eso se debía a que traían todo de china... ¡ANDÁ! Me imagino que todo lo que compro debe salir de los talleres de costura nacionales, que andan todos ahorrando tela. Me fastidia desde siempre tener que probarme ropa. Ya, al mirarla, voy dándome cuenta si voy, o no, a caber en esa prenda; y aunque esté seguro de no caber, me la pruebo "por las dudas". Cuando al probarme algo cerrado, siento que "me tira" en los hombros, o que para poder pasar el segundo hombro tengo que dislocarlo, me siento como Furia, el personaje de "Intensamente".
También me pasó de entrar a comprar y decir "¿tenés "esto" como para mí?" y recibir como respuesta "¡¡¡NOOOOOOOO!!! no trabajamos talles especiales", lo que hace que me vea
Por supuesto que estas cuestiones, además de enojarme, frustrarme, molestarme y fastidiarme, me generan lo siguiente:
- Me veo obligado a "negociar con alguna particularidad", entonces, me busco estampas o bordados que no sean de alguna marca o que si lo son, pasen lo más desapercibido posible (de hecho, encontré explicaciones en Youtube de cómo quitar los bordados);
- Me siento como si fuera un elefante tratando de caber en un equipo de ropa (que ahora les gusta nombrar como OUTFIT) de Ken, situación que ya no me produce "vergüenza", pero sí siento vergüenza ajena por esto en lo que nos estamos convirtiendo; en una sociedad cada vez más discriminadora, con menos respeto por los demás en su integralidad, cada vez más encasillada en "caber" un un molde;
- Si bien adelgazar debería estar mi menú de opciones -lo está, pero por ahora espera su turno para entrar en escena-, es una decisión personal y basada en cuestiones más serias (según mi parecer) que no caber en algún trapo de mierda.
Hay una ley de talles que NUNCA SE CUMPLIÓ. Se trata de la ley 27521 resistida desde su promulgación (2019) y reglamentación (2021). Encima, este gobierno decidió que "todo lo regula el mercado", eso significa que los consumidores estaremos siempre a merced de la decisión de los que producen. La cosa es que me siento muy fastidioso cada vez que encaro la tarea de "ir a ver qué hay", tan, tan, pero tan fastidioso como no me sentía hace años.
Como todo, esto, también va a pasar.
martes, 21 de mayo de 2024
¡NOS CASAMOS! Después de 8 años
Estuvimos una semana de Luna de miel en Cariló Paradise, en Cariló, que fue un HERMOSO REGALO que recibimos.
y fuimos a Mar del Plata...
Una cuestión que para alguna gente es “extraña”, es nuestra decisión de seguir viviendo, cada uno, en su casa. La explicación (si necesitara alguna), para mí, es simple: cada uno sigue con sus mañas sin que la convivencia se torne una pesadilla, sumando un conflicto innecesario; al menos por ahora porque "nunca se sabe". Creo que uno debe ser práctico y, a mis sesenta años (Raúl tiene dos menos que yo), entiendo que el amor es fundamental, pero no estorbarse también lo es (en alguna canción Arjona dice “bueno no es el que te ayuda, sino el que no te molesta” (coincido en parte; coincidiría más si dijera “el que te ayuda y no te molesta); y cuantas menos cuestiones horaden nuestro vínculo, mejor. Según lo entiendo (y en lo que ambos coincidimos, al menos hasta el momento en que lo conversamos), después de tantos años de vivir solos haciendo, deshaciendo; yendo, viniendo; organizando y desorganizando; y, tomando en cuenta la edad y, consecuentemente, la menor capacidad de acostumbramiento a nuevas realidades, nos pareció que era mejor así. El tiempo nos irá haciendo acomodar distinto. O no. Pero, como dice el dicho, "los melones se acomodan andando".
Casarnos, a esta edad y siendo personas del mismo sexo, significa que nuestro vínculo tiene la protección que las leyes le dan a TODOS
los casamientos. Porque, por mucho que quiera ignorarse, hasta “ayer nomás” los
matrimonios entre personas del mismo sexo no estaban permitidos y hoy, con las ideologías de derecha ocupando el "Sillón de Rivadavia" (y siempre que los pensamientos de derecha andan cerca) todos los derechos se ven amenazados; fundamentalmente, los de las minorías (https://www.pagina12.com.ar/737988-el-secretario-de-culto-que-no-quiere-divorcios-matrimonos-ig). Este derecho
(como muchos otros: género e identidad, por ejemplo), siempre que la derecha
gana fuerza, están en riesgo. El odio que el pensamiento de derecha expresa (no
únicamente la ideología “derechizada”, dado que el odio está enclavado en las
entrañas de las personas, sin importar la ideología; sin embargo, la derecha es
su mayor representante) sirve como aglutinador de personas odiantes que, por si
fuera poco, no se autoperciben como tales; en parte, porque la autopercepción
es una reivindicación de las identidades de género. Gracias al reconocimiento
que la ley hace de nuestro matrimonio, ambos figuramos indubitablemente como lo
que somos: ESPOSOS. Y tenemos garantizados todas las obligaciones y derechos que nos corresponden.
Con el tiempo aprendí (y con mucha terapia y con unos buenos estrellazos contra el suelo) que el amor es fundamental, pero no lo es todo. Calamaro (que dejó al desnudo su alma derechosa) canta "No se puede vivir del amor", letra con la coincido "casi" en todo. Aprendí que, a mí, me gusta amar sin condicionar, sin esperar a que el otro haga o no haga según yo espero. Aprendí que amar a alguien es mi decisión y mi responsabilidad, lo que significa que no tengo nada que reprochar. Aprendí que, como decía una viejísima canción, "es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador", entonces, lo que quiero es que siempre tengamos ganas de seguir estando. Me gusta no escaparle a las conversaciones honestas, claras y muy concretas, que también haya de las incómodas, de esas que no se quieren tener, pero que es necesario tener. Quiero que nuestro espacio de diálogo sea siempre una prioridad y así, plantearnos lo que nos pasa, los gustos (que van cambiando, como las personas cambian) y deseos (que van cambiando como las personas cambian) que cada uno de nosotros pudiera tener; teniendo en cuenta que somos dos seres distintos, llevando adelante un proyecto de dos; DOS QUE NUNCA SEREMOS UNO, que seguiremos siendo dos, con el deseo de tener un par, A LA PAR, que siga siendo "ese" par (particularmente creo que, de la simbiosis, mejor alejarse).
Fer y Edu, mis herman@s de la vida, nos hicieron una celebración de unión y nos leyeron un texto que, como tantos otros textos, se me había perdido en las catacumbas de la memoria..
En "El profeta", de Khalil Gibrán (*), dice (con mi adaptación, claro):
De nuevo Almitra preguntó: ¿qué piensas del matrimonio?Y él contestó:Nacieron juntos y juntos permanecerán para siempre.Aunque las blancas alas de la muerte dispersen sus días.Juntos estarán en la memoria silenciosa de Dios.Mas dejen que en su unión crezcan los espacios.Y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes.Ámense uno a otro, mas no hagan del amor una prisión.Mejor es que sea un mar que se mezca entre las orillas de sus almas.Llénense mutuamente las copas, pero no beban sólo en una.Compartan su pan, mas no coman de la misma hogaza.Canten y bailen juntos, alégrense, pero que cada uno de ustedes conservela soledad para retirarse a ella a veces.Hasta las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música.Ofrézcanse su corazón, pero no para que se adueñen de él.Porque sólo la mano de la Vida puede contener su corazones.Y permanezcan juntos, mas no demasiado juntos:Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados.Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.
Y tengo para mí la certeza que así quiero amar. Amar sin poseer, sin condicionar, sin encerrar.
Cuando nos pienso, hoy, me siento muy feliz. Siento que todo encaja, que las piezas se acomodaron y que todo va por una buena vía, por una senda que muchas veces había deseado que fuera posible, aunque nunca me lo hubiera imaginado para mí.
Vengo de una época en la que no me fue posible imaginar que podía un hombre casarse con otro; de una época en que la gaytud era un mal chiste, una burla, donde el estereotipo del homosexual era un hombre mal disfrazado de mujer, donde el homosexual no era un hombre sino una muy mala caricatura de una mujer; de una época en que se escuchaba "más vale un hijo muerto que un hijo puto" (o cura, según se justificase); de una época en que lo héteronormativo regía por imposición de la fuerza; de una época en la que "los hombres" se organizaban para "debutar" (ir a garchar por primera vez con una prostituta, se suponía), a veces, acompañados de "algún tío canchero" y donde todo eso era una demostración de hombría; de una época en que "con la madre de mis hijos hay cosas que no se hace". Vengo de una época en la que, muy tempranamente, supe que "de eso no se habla" y nunca pude hablarlo (hasta que llegué a terapia). Y de aquella época (de la que no reniego en absoluto, dado que no sería quien hoy soy sin todo aquello) a esta vida, hoy, hay mucho trabajo de deconstrucción y reconstrucción propia (y con muchas horas de psicólogo como soporte). Y de mucho trabajo interior de todos quienes estuvieron en aquel momento a mi alrededor: exesposa, hijo, familia de origen, amigos, conocidos, compañeros de trabajo. Nunca en aquella etapa de mi vida en la que sabiéndome homosexual (y en la que no conseguía aceptarme), teniendo experiencias homosexuales que me hacían sentir mucho placer físico y mucha culpa emocional, pude imaginar CASARME con otro hombre. Simple y sencillamente porque, por aquella época, no existía la posibilidad; ni la de andar de la mano, ni muy cerca. Luego, muchísimo tiempo después, casi una vida, cuando empezó a hablarse del casamiento entre personas del mismo sexo y más tarde, cuando se concretó, nunca me vi casándome nuevamente. De hecho, en algún momento mientras noviábamos, le dije a Raúl (mi marido) que si él tenía intenciones de casarse, no era yo esa persona porque no tenía intenciones de hacerlo. Sin embargo, acá estoy, casado.
Y en esto estoy: viviendo una vida de casado que nunca se me hubiera ocurrido vivir, disfrutando de una adultez que me gusta y satisface, a un paso de convertirme en "suegro con papeles" porque mi hijo y su compañera van a casarse...
Sin lugar a dudas soy un tipo MUY BENDECIDO; siento que Dios, el Universo, la Pachamama, la Santa Madre de Dios, mi y mis ángel / ángeles de la guarda, el Gauchito Gil, San Expedito me colman de bendiciones constantemente. Veo mi punto de partida y veo en lugar en el que estoy y no puedo menos que sentirme feliz, bendecido, afortunado...
Las situaciones que la vida me presentó las resolví como pude, con los elementos que tuve a mi disposición en el momento en que debí enfrentarlas y supongo que muchos pasamos lo mismo. En el momento, como frente a una urgencia, cada quien resuelve con lo que puede en el momento. Ahora sé que, aunque me sintiera solo y muy desamparado, siempre conté con una gran guía, protección y acompañamiento. Y me hace sentir MUY AGRADECIDO. Llevo un gran camino recorrido.
La cosa es que, aunque nunca lo hubiera imaginado, ME CASÉ CON OTRO HOMBRE Y ME ENCANTA HABERLO HECHO.
Pudimos, hoy, dos hombres, casarnos porque hubo much@s hombres y mujeres que lucharon y militaron para conseguir este derecho del que hoy gozamos. Much@s murieron sin poder ver o disfrutar de esto que estamos disfrutando. Un enorme GRACIAS a tod@s quienes lucharon. Porque los derechos de los que gozamos, se consiguieron porque hubo gente que dio todo para conseguirlos.
(*)
Desconocía la existencia de Khalil Gibrán, hasta que un día, mientras hacía mi escuela secundaria, me topé con esto:
De los hijos
Y una mujer que estrechaba una criatura contra su seno se acercó y dijo:
Háblanos de los hijos.
Y él respondió:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa por perpetuarse.
Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros.
Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro,
cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.
Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros:
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos.
El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito,
y quien os doblega con Su poder para que Su flecha vaya rauda y lejos.
Dejad que vuestra tensión en manos del arquero se moldee alegremente.
Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa.
jueves, 5 de mayo de 2022
Realmente, ¿el trabajo dignifica?
Resumiendo: soy digno porque soy persona y el trabajo no me suma dignidad sino que me aporta UN SENTIMIENTO DE PERTENENCIA que, en todo caso, ensancha mi ego y eso me lleva a creer que soy más digno, cuando en verdad, no lo soy más que por ser PERSONA.
La cultura, en infinidad de cuestiones, es un veneno que parecce dulce, pero sólo sirva para adiestrar y achatar las ideas, generando definiciones erradas que, desgraciadamente, se repiten una y otra, y otra y otra e infinidad de veces. Por supuesto, no es inocente, se trata de una forma habitual y practicamente indiscutida de dominación.
lunes, 7 de marzo de 2022
... y me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUCIO" varias veces seguidas, en tres de las cuatro oportunidades...
- Goteo al final de la micción: Esto me genera gran preocupación porque nunca sé cuánto será ese goteo (que por el momento es "casi" inexistente) y eso me hace evaluar si debo colocar una "toalla higiénica" en el frente de mi ropa interior, o no.
- Incapacidad para orinar (retención urinaria)
- Vaciado incompleto de la vejiga: La ecografía de próstata y vejiga de octubre de 2021 tuvo como resultado que mi vaciado de vejiga era total.
- Incontinencia: Aunque gracias a Dios no tengo este síntoma, nunca sé si va a presentarse o no. Me preocupa mucho tener una situación como la del expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos (https://www.youtube.com/watch?v=z3yCdTAhwsE) que se orinó -y no se dio cuenta- durante un discurso. Pero su situación ocurrió después de haberse operado.
- Necesidad de orinar dos o más veces por noche: Esto es incómodo porque el sueño se hace intermitente, generando cansancio al día siguiente.
- Micción dolorosa u orina con sangre (pueden ser indicios de una infección): El primero de los síntomas puede doler mucho o no tanto. En particular siento bastante dolor, al punto en algunos casos, en que llego a lagrimear. Y el dolor no se acaba al comenzar a orinar, sino que se mantiene durante la micción. En algunas situaciones, el comienzo de la micción casi no tiene fuerza. El segundo síntoma, gracias a Dios, no lo tuve ni tengo.
- Dificultad o demora para comenzar a orinar: Esto, en mi caso, cuando ocurre va acompañado con la micción dolorosa.
- Hacer fuerza al orinar: Es una necesidad que no siempre aparece. Cuando ocurre, es una terrible necesidad forzar el inicio de la micción.
- Urgencia urinaria fuerte y repentina: A mí, este síntoma, me ocurre cuando demoro en satisfacer la necesidad de orinar. Y cuando aparece, la sensación es que me orino encima.
- Chorro de orina débil: Esto, cuando ocurre, me obliga a controlar que no moje o salpique mi ropa.