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martes, 25 de junio de 2024

Las voluntades y decisiones no propias

Mis ideas van apareciendo, por lo general, por los pliegues de mi cerebro.


Pero esta vez, la certeza es que esa idea iba boludeando por encima de algún lóbulo, se patinó y cayó en alguno de los surcos del cerebro (que se llaman cisuras https://www.fisioterapia-online.com/glosario/cisuras-o-surcos-del-cerebro)
y que nunca terminó en el fondo del surco, sino que, como en la pelicula "127 horas" (https://www.youtube.com/watch?v=ifofuU5gL14), se trabó en algún lugar y se la pasó reapareciendo, recurrentemente, en mis pensamientos. Hasta hoy que decidí ponerme a escribir para que salga y sea libre...
Resulta que hace unos días, me encontré con esta publicación en Instagram: https://www.instagram.com/p/CvACM_ftcTZ/?img_index=1, que dice:











La cosa es que lo compartí con Raúl y generó una charla.
A partir de acá, se tratará de mis opiniones y convencimientos, al menos, hasta el día de hoy, 25/07/2023. Mañana, vemos.
En esta publicación, lo primero que me llamó la atención fue: 


Quizás, deba poner sobre la mesa algunas cuestiones previas que, si leíste algo de este blog, quizás ya hayas leído:
1) No soy celoso y creo que no lo fui, tampoco, en el pasado. No lo soy y no creo haberlo sido de mis exparejas, amig@s, familiares, mascotas...  Y, aunque hoy no siento celos, imagino que en algún momento debí haberlos sentido; de lo contrario, ¿cómo podría conocer qué son los celos? Por muchos años fui "el hermano del medio" y, cuando éramos chicos, mis viejos en más de una oportunidad, me dijeron "no seas celoso...", pero estoy seguro que no sentía celos; sentía que me empujaban a una situación injusta o inequitativa. La situación más habitual era al salir los cinco en el auto. Desde siempre me senté detrás de mi mamá. Cuando mi hermano menor fue creciendo, la batalla por ese asiento se fue incrementando. Cuando mis viejos me decían "no seas celoso, "'grandulón', no hagas llorar a tu hermano. Sentate en el medio", no lo quería hacer porque sentía que aquel asiento era MI sitio y que no tenía que cederlo, a menos, que no hubiera otra opción. Y como estaba disponible el sitio del medio, entonces no lo cedía.
Alguna vez tuve un novio que me revisaba el teléfono y que intentó revisarme las cuentas de correo, Y ESO ES MUY FEO.


2) Ehhhhhhhhhh... sí, es la decisión de cada uno. Y por eso, hay que hacerse cargo de las decisiones. Siempre existe un momento previo en el que, todavía, puede decirse "mmmmmmmmmmmmmmmmno, mejor no porque..." y no concretar el hecho. Particularmente y en este momento de mi vida, ya no creo en eso de "se es infiel con el pensamiento"... ¡¿QUÉ CARAJOS ES ESO?! Los pensamientos son ingobernables, aparecen casi por asalto y se presentan, se abren paso y ¡zas!, te sorprenden (algunos, otros no tanto y otros, nada). En este momento ni siquiera creo que sea determinante para distanciarse. Creo que todo se puede hablar y ver qué pasa, siempre hay conversaciones que llevan a algún sitio, a un nuevo acuerdo, o no. Cierto es que, tras la infidelidad, hay una cuestión de confianza que restaurar y eso debería ser cuestión de una charla abierta y profunda. Y, sin dudas, cada uno sabe hasta donde puede con las situaciones. Y sea lo que fuere que se decida, que esté bien claro que se decidió de a dos.


3) Esto debería ser siempre así. Apenas si podemos controlarnos a nosotros mismos, como para andar tratando de controlar a alguien más. En particular, creo, se trata de aceptar que una pareja se trata de dos individualidades, mancomunadas y en equipo en algunas cuestiones y dos individuos independientes, en otras. La simbiosis no me gusta. Romperse el marote por cuestiones que no dependen de nosotros es sumergirse en un mar de frustraciones, así que, más vale, alejarse de eso. Intentar controlar a alguien nunca es bueno y, creo, nunca inocente. Lo que realmente vale la acción es aceptar al otro tal cual es, aceptar lo que gusta y lo que no que, en definitiva, no es más que su modo de ser; ¿qué unidad de medida tenemos para asegurar que lo que nos gusta, creemos, deseamos, suponemos, es mejor que los modos ajenos? Era habitual, en alguna época, escuchar "cada maestrito con su librito". La vida es un libro que vamos escribiendo día a día.


4) Mmmmmmmmmmmmmmno, no creo que sea así. La demostración de la prioridad está dada por, además, otras cuestiones. En todo caso, creo yo, lo que puede leerse es "hay una conversación que debimos tener y estuvimos evitando". Seguramente uno de los dos, evitó exponer el tema. Quizás ambos lo evitaron. El tema termina afectando a todos en la relación, pero la cosa era entre dos y no se supo, no se pudo, no se quiso resolver, ¡vaya cada uno a saber! De todos modos, cada uno tiene su escala de valores y, en función de eso, resuelve. Y en pareja, según yo, también se tienen escalas de valores. Y no creo que la rigidez o la inflexibilidad contribuyan. Los ¿seres humanos? cambiamos, vamos acumulando experiencias que nos obligan a modificar algunas pautas, la vida nos lleva por distintas etapas y eso debería llevarnos a una actualización de criterios. Los tiempos cambian y las personas, con mayor o menor adaptabilidad, también. También creo que, a medida que dejamos la juventud atrás, se nos va haciendo un poco cuesta arriba la adaptación, pero, según la teoría darwiniana, sobrevive el que mejor se adapta; bueno, tampoco tan simple, pero así, básicamente.

En definitiva... creo que se trata de vivir y dejar vivir, acompañarse pero no ser un collar de melones y de responsabilizarnos por lo que hacemos y decidimos no hacer dado que, en cualquier caso, es una cuestión de decisión propia.

En su canción "Cantares", Joan Manuel Serrat, incluye el poema de Antonio Machado (en itálica o cursiva),

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar.
Pasar haciendo caminos
caminos sobre la mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción.
Yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
Nunca perseguí la gloria...
Caminante, son tus huellas el camino y nada más.
Caminante, no hay camino: se hace camino al andar.
Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.
Hace algun tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Golpe a golpe, verso a verso".
Murió el poeta lejos del hogar;
le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Golpe a golpe, verso a verso".
Cuando el jilguero no puede cantar,
cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar,
caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Golpe a golpe, verso a verso.
Golpe a golpe, verso a verso.
Golpe a golpe, verso a verso.
Fuente: LyricFind

Letra de Caminante No Hay Camino © O/B/O SADAIC, Inc



Estas cuestiones recurrentes...

 Por cuestiones de la vida que todos experimentamos, estoy comprándome algo de ropa. Nada especial (los dos eventos especiales que tuve, en noviembre 2023 mi casamiento y en junio 2024, hace una semana, el casamiento de mi hijazo, los resolví alquilando ropa para la ocasión), ropa para todos los días; esa ropita cómoda que uno se pone para usar a diario, ir a trabajar (gracias a Dios no tengo un laburo en el que deba usar traje ni ningún disfraz en particular), usar en mi casa...

Como ya dije muchas veces, soy un tipo amarrete; y esta particularidad, lejos de avergonzarme, me enorgullece. Y como ya dije muchas veces, también, soy un tipo gordo; con 1,70 Mts. de estatura debo estar pesando algo cercano a los 100 kilos (algo más o algo menos, pero por ahí debo andar).

En estos tiempos de gobierno libertario (que es una grandísima mierda: represión a las protestas sociales, vaciamiento del estado, abandono del estado y de las personas en situaciones desfavorables, escaladas de precios imposibles, no distribución de alimentos a los comedores o merenderos, a pesar de tener la mercadería en galpones; reducción del índice de inflación -que, en diciembre, al asumir, llevaron a un 120% de incremento- a fuerza de reducción de consumos; aumentos imposibles en los servicios públicos; con declaraciones de un presidente que dice "AMO SER EL TOPO QUE DESTRUYE EL ESTADO DESDE ADENTRO", cuestión que me parece un oxímoron; tan sólo por citar sólo algunas cuestiones), no tengo la capacidad de formarme un precio de referencia de las cosas (todo me parece una mierda de caro), lo que hizo que decidiera no comprar nada que me parezca que no vale lo que intentan cobrarme. Esta decisión excluye de mis probables posibilidades un amplio arco de objetos, arco que se amplía porque no soy un tipo "marquero", es decir, no compro cosas de marca original, ni mucho menos, de marcas imitadas o truchas. Si no tengo el original, ¿por qué querría tener una copia?

La cuestión, es que volví a comprarme algo de ropa, lo que me llevó a reencontrarme con situaciones incómodas que hacía bastante tiempo que no me encontraba:

Los talles: ¡maldita sea! Siempre que hay situaciones de "crisis", los talles se achican (como se achican las pastillas, los caramelos, los asientos de los colectivos, la barras de cereal, las presentaciones de algunos alimentos). Hace muchos años, en épocas en que el menemismo había permitido la importación indiscriminada, yo era cliente de Macowens porque conseguía ropa sin mayores complicaciones y a un precio razonable. Eso resultó así, hasta que importaron las camisas y me empezaron a quedar cortas de mangas, al punto que dejé de comprar; todas me quedaban como mangas tres cuartos. En otro momento de crisis, más o menos el 2001 / 2002, fui a comprarme camisas a Oxxo y me encontré con que, una camisa de mangas cortas que me cerraba bien y cómodo en la panza (sitio de conflicto con cualquier prenda que tenga botones para nosotros los gordos,  porque el botón puede quedar en una situación amenazante, como un misil apuntando a la frente de alguien), en su versión de mangas largas no me cerraba; la explicación fue que: una camisa talle 50, por ejemplo, para su confección debía utilizar n cantidad de metros de tela sin importar si era manga corta o larga, por lo tanto, lo que no se usa en la manga (porque es corta), se usa en el ancho; lo que se usa en al manga (porque es larga) no se usa en el ancho; una mierda absoluta. En Munro, sobre la avenida Mitre, compraba los pantalones de jean, en un negocio que estaba bien provisto. El primero, fue 48, el segundo fue 52. Pero, comparando cintura con cintura son iguales en el ancho, aunque estén marcadas distinto. La última vez que estuve, no conseguí pantalón a pesar que sigo usando los pantalones marcados como 48 Y 52, y que ninguno me convierte en un matambre humano, ni me corta la medio por la cintura; ambos me calzan tan cómodos como cuando los compré. Una situación similar me ocurrió en un puesto de la feria de Parque Centenario. Compré un pantalón de jean y uno de gabardina marcados como 52 (pero que comparados con los que conté más arriba, miden lo mismo), cuando volví a intentar comprar de nuevo, "para este talle sólo tenemos gabardina" y la etiqueta dice 54, pero la comparación de las cinturas sigue siendo igual. Y sigo usando todos los pantalones porque todavía me entran y me quedan como me quedaban al comprarlos. Claro, no soy un tipo estable con su peso, por lo tanto, hubo momentos en que los pantalones me ajustaron más que en otros, pero siempre seguí usándolos y, como dije, comparando las cinturas están todas iguales.

La ropa para mi torso sigue la misma decadente secuencia que acabo de contar para mis pantalones. Mis camisas, buzos, camperas, chalecos... tienen los talles más variados (hasta tengo una campera, la última que compré, que es 5X L y me queda como dos camperas talle 3 -¿qué carajos querría decir 3 cuando la compre?- que compré hace 4 años) que sigo usando, que me siguen quedando como cuando lo compré. Cuando compré la última campera, me dijeron que eso se debía a que traían todo de china... ¡ANDÁ! Me imagino que todo lo que compro debe salir de los talleres de costura nacionales, que andan todos ahorrando tela. Me fastidia desde siempre tener que probarme ropa. Ya, al mirarla, voy dándome cuenta si voy, o no, a caber en esa prenda; y aunque esté seguro de no caber, me la pruebo "por las dudas". Cuando al probarme algo cerrado, siento que "me tira" en los hombros, o que para poder pasar el segundo hombro tengo que dislocarlo, me siento como Furia, el personaje de "Intensamente".


También me pasó de entrar a comprar y decir "¿tenés "esto" como para mí?" y recibir como respuesta "¡¡¡NOOOOOOOO!!! no trabajamos talles especiales", lo que hace que me vea

 o  me vea como 
lo que no me gusta ni medio porque no me veo representado en ninguno de los casos. Pero, tampoco puedo dejar de lado la visión distorsionada que tengo de mí mismo.

Por supuesto que estas cuestiones, además de enojarme, frustrarme, molestarme y fastidiarme,  me generan lo siguiente: 

  • Me veo obligado a "negociar con alguna particularidad", entonces, me busco estampas o bordados que no sean de alguna marca o que si lo son, pasen lo más desapercibido posible (de hecho, encontré explicaciones en Youtube de cómo quitar los bordados); 
  • Me siento como si fuera un elefante tratando de caber en un equipo de ropa (que ahora les gusta nombrar como OUTFIT) de Ken, situación que ya no me produce "vergüenza", pero sí siento vergüenza ajena por esto en lo que nos estamos convirtiendo; en una sociedad cada vez más discriminadora, con menos respeto por los demás en su integralidad, cada vez más encasillada en "caber" un un molde; 
  • Si bien adelgazar debería estar mi menú de opciones -lo está, pero por ahora espera su turno para entrar en escena-, es una decisión personal y basada en cuestiones más serias (según mi parecer) que no caber en algún trapo de mierda.

Hay una ley de talles que NUNCA SE CUMPLIÓ. Se trata de la ley 27521 resistida desde su promulgación (2019) y reglamentación (2021). Encima, este gobierno decidió que "todo lo regula el mercado", eso significa que los consumidores estaremos siempre a merced de la decisión de los que producen. La cosa es que me siento muy fastidioso cada vez que encaro la tarea de "ir a ver qué hay", tan, tan, pero tan fastidioso como no me sentía hace años.

Como todo, esto, también va a pasar.

martes, 21 de mayo de 2024

¡NOS CASAMOS! Después de 8 años

Y, sí. Raúl y yo, nos casamos el viernes 17/11/2023 en el CGP de Holmberg 2548, CABA (sede de la Comuna 12).










Estuvimos una semana de Luna de miel en Cariló Paradise, en Cariló, que fue un HERMOSO REGALO que recibimos.








Y que, aprovechando que estábamos de paseo, anduvimos por Valeria del mar...


y fuimos a Mar del Plata...




y conocimos alguito de Sierra de los padres...



donde nos encontramos con Jardín de Lavanda  que es un lugar magnífico.


Y nos invitaron a un recital en Gral. Madariaga...


Y, tanto al ir como al volver, hacemos una "parada técnica" en Minotauro:


Nuestra historia está partida por un distanciamiento de unos meses. En 2015 nos conocimos y escribí esto: https://delnoamor.blogspot.com/2015/04/y-un-dia.html que terminó cuarenta y cinco días después.
Tengo para mí la convicción que este tiempo que estuvimos distanciados, me sirvió para terminar de darle una vuelta de rosca a mi modo de ser, estando de novio. Y como fue un tiempo para aprender, en mi opinión, es un tiempo que cuento como tiempo de nuestra relación.
Luego, en enero de 2016 nos reencontramos y, desde ahí, estamos construyendo juntos. Después de haber superado el año de noviazgo, escribí esto: https://delnoamor.blogspot.com/2017/01/y-va-la-segunda.html y nuestro vínculo siguió.
Como a todo el mundo (literalmente, TODO EL MUNDO), además de las particularidades que atravesamos cada uno de nosotros individualmente, y nosotros como pareja, también nos alcanzó la pandemia de Covid-19, que nos distanció por siete meses, pasados los cuales, empezamos a vernos, generando los permisos en cada caso. Raúl tuvo Covid-19 en dos oportunidades (afortunadamente de un modo muy leve), también lo tuve y, a causa de eso, estuve ocho días internado. Durante el "pandemiazo", en 2021, Raúl me propuso casamiento (sentados en el sillón y tomando un vino) convite que acepté sin dudarlo. Es que, simplemente (si es que es simple) lo amo y, además, porque hacía algún tiempo había caído en la cuenta que disfrutaba de nuestro vínculo y, en consecuencia, empezaba a ser momento de “concretar”. Esta concreción nos pone, a cada uno, en el lugar que debemos tener, fundamentalmente, ante la ley y, luego, ante los demás.
Entonces, a partir del 17 de noviembre de 2023, Raúl y yo somos maridos, esposos o, como me gusta a mí, MARYPOSOS que significa maridos y esposos.

Una cuestión que para alguna gente es “extraña”, es nuestra decisión de seguir viviendo, cada uno, en su casa. La explicación (si necesitara alguna), para mí, es simple: cada uno sigue con sus mañas sin que la convivencia se torne una pesadilla, sumando un conflicto innecesario; al menos por ahora porque "nunca se sabe". Creo que uno debe ser práctico y, a mis sesenta años (Raúl tiene dos menos que yo), entiendo que el amor es fundamental, pero no estorbarse también lo es (en alguna canción Arjona dice “bueno no es el que te ayuda, sino el que no te molesta” (coincido en parte; coincidiría más si dijera “el que te ayuda y no te molesta); y cuantas menos cuestiones horaden nuestro vínculo, mejor. Según lo entiendo (y en lo que ambos coincidimos, al menos hasta el momento en que lo conversamos), después de tantos años de vivir solos haciendo, deshaciendo; yendo, viniendo; organizando y desorganizando; y, tomando en cuenta la edad y, consecuentemente, la menor capacidad de acostumbramiento a nuevas realidades, nos pareció que era mejor así. El tiempo nos irá haciendo acomodar distinto. O no. Pero, como dice el dicho, "los melones se acomodan andando".

Casarnos, a esta edad y siendo personas del mismo sexo, significa que nuestro vínculo tiene la protección que las leyes le dan a TODOS los casamientos. Porque, por mucho que quiera ignorarse, hasta “ayer nomás” los matrimonios entre personas del mismo sexo no estaban permitidos y hoy, con las ideologías de derecha ocupando el "Sillón de Rivadavia" (y siempre que los pensamientos de derecha andan cerca) todos los derechos se ven amenazados; fundamentalmente, los de las minorías (https://www.pagina12.com.ar/737988-el-secretario-de-culto-que-no-quiere-divorcios-matrimonos-ig). Este derecho (como muchos otros: género e identidad, por ejemplo), siempre que la derecha gana fuerza, están en riesgo. El odio que el pensamiento de derecha expresa (no únicamente la ideología “derechizada”, dado que el odio está enclavado en las entrañas de las personas, sin importar la ideología; sin embargo, la derecha es su mayor representante) sirve como aglutinador de personas odiantes que, por si fuera poco, no se autoperciben como tales; en parte, porque la autopercepción es una reivindicación de las identidades de género. Gracias al reconocimiento que la ley hace de nuestro matrimonio, ambos figuramos indubitablemente como lo que somos: ESPOSOS. Y tenemos garantizados todas las obligaciones y derechos que nos corresponden.

Con el tiempo aprendí (y con mucha terapia y con unos buenos estrellazos contra el suelo) que el amor es fundamental, pero no lo es todo. Calamaro (que dejó al desnudo su alma derechosa) canta "No se puede vivir del amor", letra con la coincido "casi" en todo. Aprendí que, a mí, me gusta amar sin condicionar, sin esperar a que el otro haga o no haga según yo espero. Aprendí que amar a alguien es mi decisión y mi responsabilidad, lo que significa que no tengo nada que reprochar. Aprendí que, como decía una viejísima canción, "es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador", entonces, lo que quiero es que siempre tengamos ganas de seguir estando. Me gusta no escaparle a las conversaciones honestas, claras y muy concretas, que también haya de las incómodas, de esas que no se quieren tener, pero que es necesario tener. Quiero que nuestro espacio de diálogo sea siempre una prioridad y así, plantearnos lo que nos pasa, los gustos (que van cambiando, como las personas cambian)  y deseos (que van cambiando como las personas cambian) que cada uno de nosotros pudiera tener; teniendo en cuenta que somos dos seres distintos, llevando adelante un proyecto de dos; DOS QUE NUNCA SEREMOS UNO, que seguiremos siendo dos, con el deseo de tener un par, A LA PAR, que siga siendo "ese" par (particularmente creo que, de la simbiosis, mejor alejarse).

Fer y Edu, mis herman@s de la vida, nos hicieron una celebración de unión y nos leyeron un texto que, como tantos otros textos, se me había perdido en las catacumbas de la memoria..

En "El profeta", de Khalil Gibrán (*), dice (con mi adaptación, claro):

De nuevo Almitra preguntó: ¿qué piensas del matrimonio?
Y él contestó:
Nacieron juntos y juntos permanecerán para siempre. 
Aunque las blancas alas de la muerte dispersen sus días. 
Juntos estarán en la memoria silenciosa de Dios. 
Mas dejen que en su unión crezcan los espacios. 
Y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes. 
Ámense uno a otro, mas no hagan del amor una prisión. 
Mejor es que sea un mar que se mezca entre las orillas de sus almas. 
Llénense mutuamente las copas, pero no beban sólo en una. 
Compartan su pan, mas no coman de la misma hogaza. 
Canten y bailen juntos, alégrense, pero que cada uno de ustedes conserve 
la soledad para retirarse a ella a veces. 
Hasta las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música. 
Ofrézcanse su corazón, pero no para que se adueñen de él. 
Porque sólo la mano de la Vida puede contener su corazones. 
Y permanezcan juntos, mas no demasiado juntos: 
Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados. 
Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.

Y tengo para mí la certeza que así quiero amar. Amar sin poseer, sin condicionar, sin encerrar. 

Cuando nos pienso, hoy, me siento muy feliz. Siento que todo encaja, que las piezas se acomodaron y que todo va por una buena vía, por una senda que muchas veces había deseado que fuera posible, aunque nunca me lo hubiera imaginado para mí.

Vengo de una época en la que no me fue posible imaginar que podía un hombre casarse con otro; de una época en que la gaytud era un mal chiste, una burla, donde el estereotipo del homosexual era un hombre mal disfrazado de mujer, donde el homosexual no era un hombre sino una muy mala caricatura de una mujer; de una época en que se escuchaba "más vale un hijo muerto que un hijo puto" (o cura, según se justificase); de una época en que lo héteronormativo regía por imposición de la fuerza; de una época en la que "los hombres" se organizaban para "debutar" (ir a garchar por primera vez con una prostituta, se suponía), a veces, acompañados de "algún tío canchero" y donde todo eso era una demostración de hombría; de una época en que "con la madre de mis hijos hay cosas que no se hace".  Vengo de una época en la que, muy tempranamente, supe que "de eso no se habla" y nunca pude hablarlo (hasta que llegué a terapia). Y de aquella época (de la que no reniego en absoluto, dado que no sería quien hoy soy sin todo aquello) a esta vida, hoy, hay mucho trabajo de deconstrucción y reconstrucción propia (y con muchas horas de psicólogo como soporte). Y de mucho trabajo interior de todos quienes estuvieron en aquel momento a mi alrededor: exesposa, hijo, familia de origen, amigos, conocidos, compañeros de trabajo. Nunca en aquella etapa de mi vida en la que sabiéndome homosexual (y en la que no conseguía aceptarme), teniendo experiencias homosexuales que me hacían sentir mucho placer físico y mucha culpa emocional, pude imaginar CASARME con otro hombre. Simple y sencillamente porque, por aquella época, no existía la posibilidad; ni la de andar de la mano, ni muy cerca. Luego, muchísimo tiempo después, casi una vida, cuando empezó a hablarse del casamiento entre personas del mismo sexo y más tarde, cuando se concretó, nunca me vi casándome nuevamente. De hecho, en algún momento mientras noviábamos, le dije a Raúl (mi marido) que si él tenía intenciones de casarse, no era yo esa persona porque no tenía intenciones de hacerlo. Sin embargo, acá estoy, casado.

Y en esto estoy: viviendo una vida de casado que nunca se me hubiera ocurrido vivir, disfrutando de una adultez que me gusta y satisface, a un paso de convertirme en "suegro con papeles" porque mi hijo y su compañera van a casarse... 

Sin lugar a dudas soy un tipo MUY BENDECIDO; siento que Dios, el Universo, la Pachamama, la Santa Madre de Dios, mi y mis ángel / ángeles de la guarda, el Gauchito Gil, San Expedito me colman de bendiciones constantemente. Veo mi punto de partida y veo en lugar en el que estoy y no puedo menos que sentirme feliz, bendecido, afortunado... 

Las situaciones que la vida me presentó las resolví como pude, con los elementos que tuve a mi disposición en el momento en que debí enfrentarlas y supongo que muchos pasamos lo mismo. En el momento, como frente a una urgencia, cada quien resuelve con lo que puede en el momento. Ahora sé que, aunque me sintiera solo y muy desamparado, siempre conté con una gran guía, protección y acompañamiento. Y me hace sentir MUY AGRADECIDO. Llevo un gran camino recorrido.

La cosa es que, aunque nunca lo hubiera imaginado, ME CASÉ CON OTRO HOMBRE Y ME ENCANTA HABERLO HECHO. 

Pudimos, hoy, dos hombres, casarnos porque hubo much@s hombres y mujeres que lucharon y militaron para conseguir este derecho del que hoy gozamos. Much@s murieron sin poder ver o disfrutar de esto que estamos disfrutando. Un enorme GRACIAS a tod@s quienes lucharon. Porque los derechos de los que gozamos, se consiguieron porque hubo gente que dio todo para conseguirlos.


(*)

Desconocía la existencia de Khalil Gibrán, hasta que un día, mientras hacía mi escuela secundaria, me topé con esto:

De los hijos

Y una mujer que estrechaba una criatura contra su seno se acercó y dijo: 

Háblanos de los hijos. 

Y él respondió: 

Vuestros hijos no son vuestros hijos. 

Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa por perpetuarse. 

Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros. 

Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen. 

Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, 

cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños. 

Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: 

porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer. 

Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos. 

El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito, 

y quien os doblega con Su poder para que Su flecha vaya rauda y lejos. 

Dejad que vuestra tensión en manos del arquero se moldee alegremente. 

Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa. 

jueves, 5 de mayo de 2022

Realmente, ¿el trabajo dignifica?



Hace tiempo me pregunto si es conveniente que escriba, o no, sobre la dignidad y el trabajador. Y como me hinché los huevos, lo voy a escribir. Cada vez que llega el día de los trabajadores, empieza la cantinela del "el trabajo dignifica, el trabajo dignifica" y, en lo personal, creo que no. Y como tengo este espacio, voy a explicar por qué creo que el trabajo NO dignifica. Casi, casi, todo lo contrario...
Por alguna causa, muy mansamente, dejé que la cultura me envenenara con la remanida frase "el trabajo dignifica". Y un día, así como las cosas pasan, me puse a buscar en qué me dignificaba mi trabajo. Eso me llevó a convencerme que, por mucho que me encanta mi trabajo y todo lo que significa para mí, nada de lo que hacía en ese tiempo dedicado a trabajar me dignificaba de algún modo. Y, para entender qué estaba pensando, busqué en www.rae.es el significado de la palabra dignidad https://dle.rae.es/dignidad?m=form y lo único que encontré ahí es que me decía "cualidad de digno",pero esa cualidad la tengo por ser persona, ¿o no alcanza con que yo sea persona para ser DIGNO? Para mí, por mí mismo, alcanza con ser persona para ser suficientemente DIGNO, sin necesidad de otros "ropajes". Después busqué digno https://dle.rae.es/digno?m=form y me confirmó lo que creo sobre mi dignidad cuando dice "Merecedor de algo" y lo refuerza al decir "Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo." y agrega "Que tiene dignidad o se comporta con ella". Ya CASI que no tenía dudas: siendo persona soy lo suficientemente digno como para no necesitar colgarme algo más. No contento con eso, busqué la definición de persona https://dle.rae.es/persona?m=form donde encontré que, según la filosofía "7. f. Fil. Supuesto inteligente", algo que comparto; y agrega que para el derecho "persona física 1. f. Der. Individuo de la especie humana", lo que indica que, hasta el derecho, me reconoce. Y si estoy siendo reconocido, ¿no alcanza para que sea DIGNO? Confirmo, para mí, que sí. Aclaro que me consideraría digno aunque el derecho no me reconociese. Entonces me fui a buscar la definición de trabajo https://dle.rae.es/trabajo?m=form para ver si encontraba ahí algún adorno que le aportara a mi ya suficiene DIGNIDAD. Y me encontré con que, según la RAE, es al revés, es decir, el trabajo es digo por la acción de mi persona, y dice como asepción de trabajo: "4. m. Cosa que es resultado de la actividad humana; 6. m. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital" por tanto, si quien lo hace es digno, al menos y en principio, transfiere algo de sus cualidades a la cosa resultante, ergo, es MI dignidad la que DIGNIFICA y no al revés. Pero seguí y busqué trabajador, ra https://dle.rae.es/trabajador?m=form que me aportó una joyita como "3. m. y f. Persona que tiene un trabajo retribuido" lo que me lleva a confirmar que EL TRABAJO no me aporta dignidad sino que me aporta, en la mayoría de los casos, una retribución, lo que PARA MÍ puede significar muchas cosas, entre ellas, dignidad; pero si lo entendiese así, lo que dignificaría sería la retribución y no lo que generó esa retribución.
Resumiendo: soy digno porque soy persona y el trabajo no me suma dignidad sino que me aporta UN SENTIMIENTO DE PERTENENCIA que, en todo caso, ensancha mi ego y eso me lleva a creer que soy más digno, cuando en verdad, no lo soy más que por ser PERSONA.
La cultura, en infinidad de cuestiones, es un veneno que parecce dulce, pero sólo sirva para adiestrar y achatar las ideas, generando definiciones erradas que, desgraciadamente, se repiten una y otra, y otra y otra e infinidad de veces. Por supuesto, no es inocente, se trata de una forma habitual y practicamente indiscutida de dominación.

lunes, 7 de marzo de 2022

... y me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUCIO" varias veces seguidas, en tres de las cuatro oportunidades...

Sí, sí... Me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUCIOOOOOOOOOOOOOO" varias veces.
Esto ocurrió el lunes 28/02/2022, lunes de carnaval, en el viaje de vuelta de  la Laguna de Navarro. Desde ese momento hasta hace un rato, sábado 5/03/2022, estuve pensando en escribir, o no, lo que me había pasado. Y decidí que sí, que lo iba a escribir. Pero que, además de contar la situación, iba a desparramarme por otras cuestiones que, en definitiva y según yo, nos traen a la situación.
¿Qué pasó el lunes 28/02/2022?
Después de algún tiempo de tenerlo planeado, concretamos la visita a Navarro, Buenos Aires. Por supuesto que salimos temprano (esperamos a que bajara la niebla, al menos, la que había por casa) e intentamos cumplir con el circuito que habíamos planeado, pero el barro, el pedregullo (ripio) en algún camino y la falta de conexión por datos de Movistar (mi proveedor) y Personal (proveedor de Rul) en La Choza, me convencieron a ir directo al sitio de destino. Recorrimos la ciudad, anduvimos un poco y nos fuimos a pasar la tarde a la Laguna de Navarro, cuestión de la que voy a hablar en otro momento. Nos acomodamos a la orilla de la laguna, pusimos
la mesita...


las sillas...

y allí estuvimos. Almorzamos y acompañamos el almuerzo con gaseosa y agua, tomamos café, tomamos mate, merendamos, usamos los sanitarios del lugar... y se hizo la hora de volver. La vuelta fue tranquila aunque en el Acceso Oeste hubo bastante demora por un par de embotellamientos, cuyos motivos desconozco. Fue durante la vuelta que ocurrió el hecho de los gritos. Parte de la vuelta la hicimos por la ruta provincial 47 (entre Luján y Navarro) y la primera, de las cuatro veces, fue justo al llegar a la entrada del camino que une la ruta provincial 47 a La Choza. Al llegar a ese lugar, a poco de dejar la Laguna de Navarro, TUVE LA NECESIDAD de detenerme a orinar. Me detuve en la banquina, abrí el baúl y tomé una de las botellas que tengo preparadas para "las urgencias urinarias",  (tengo una, también, en la mochila que cargo todos los días y llevo al laburo) la usé y seguimos.
Estas botellas (tengo seis) están cortadas, con la parte del cuello hacia adentro, a modo de embudo.

Estas son las piedras para gatos con las que relleno las botellas cortadas.

Modelo terminado listo para ser usado, que después de hacerlo, termina en la basura.

Las siguientes tres de mis urgencias fueron sobre la autopista Acceso del Oeste. La distancia entre estaciones de servicios en el camino, al menos en esta ocasión, me pareció que era MUY extensa, tanto que mi necesidad urinaria no la resistió. Tampoco se cuenta con servicios sanitarios en el camino, excepto, en alguna casilla de peaje, pero mi necesidad urinaria es muy rebelde e insistente. Dada la conjunción de necesidad urinaria rebelde e insistente, larga distancia entre posibles sanitarios, mucho tiempo de demora por atasco en las vías de circulación, hicieron que buscara resolver del mejor modo posible: hacer pis en la naturaleza contra algún árbol, lo mas lejos posible para hacer el menor mal espectáculo que me fuera posible. En ese contexto fue que, en las tres veces que tuve que detenerme a orinar, me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUCIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO" mientras pasaban. A esa altura estaba más ocupado en desagotar mi vejiga (y controlar algunos aspectos de los que voy a hablar más abajo) que por preocuparme por el entorno.
Estas cuatro experiencias, en estos días que estuve pensando, me generaron todo un soliloquio que voy a tratar de volcar en este espacio y del modo más ordenado que pueda.
Para empezar, la verdad, escuché las voces pero no vi a los que gritaron, aunque sus voces me parecieron como de gente entre adolescente y mayor, lo que no excusa ni, mucho menos, justifica nada. Y eso es parte de lo que me llevó a pensar y repensar.
Tengo hiperplasia prostática benigna. Estoy en tratamiento desde el 2021 y estoy medicado con Reduprost. Si bien algunos síntomas mejoraron, algunos otros, no; y según la evolución, dentro de seis meses, veremos si es necesario, o no, una posible operación. Todo empezó con un análisis de sangre que arrojó que mi PSA (antígeno prostático) estaba en 12,20 y eso generó una derivación a urología y, a partir de ese momento, mi urólogo me hizo un tacto rectal (y voy a desmitificar lo que "el mal saber popular" tanto desparrama: no me hicieron poner en cuatro, no me introdujeron el dedo medio ni me revolvieron las tripas; fue un procedimiento rápido y de pocos segundos, con, como mucho, las dos primeras falanges del dedo índice); me recetó una ecografía de vejiga y próstata y, después, una biopsia transrectal de próstata. A la condición de mi próstata se le agrega mi autocondicionamiento (mi cabeza funciona como el pájaro de Tuistos), que complica todo. La suma de ambas cuestiones (hiperplasia + autocondicionamiento) fue una de las causas que hizo que postergásemos varias salidas, en general y esta en particular. A la incomodidad de la situación se le suma la inquietud que me genera la posibilidad de no poder contener la orina y orinarme encima.
Esta situación de haber sido objeto de señalamiento, para mi, constituye una de las tantas formas de acoso. ¿No será mucho? No. Las cosas tienen un nombre para poder identificarlas (desde hace mucho sé que aquello que no tiene nombre, al no poder nombrarla, no existe) y en este caso, claramente, son acosos. ¿Estaré poniéndome muy quisqilloso o en víctima? No. Las cosas como son. Las situaciones me pusieron en el blanco de un señalamiento, por tanto, hay un acosado (yo) y un / unos acosador / res que son los que decidieron  proferir los gritos.
Cuando empecé con el soliloquio, lo primero que me apareció fue: "son una manga de hijes de millones de putes", pero al seguir rumiando la cuestión se me ocurrió que estaba reduciendo el tema, que lo estaba simplificando y que, adicionalmente a ser "una manga de hijes de millones de putes" está un tema no menor: nadie tiene porqué saber aquello que no conoce. Y ahí, la responsabilidad de las mangas de hijes de putes se me apareció dividida: por un lado los que gritaron, por haberlo hecho (porque también, como la mayoría de los que pasaron, podrían haber elegido no gritar), y por el otro, a las familias de los gritones, por no haber hablado con ellos de cuestiones que algunos adultos atravesamos; porque si hay algo "casi seguro" (sabiendo que a seguro hace tiempo que se lo llevaron en cana) es que casi todas las familias tienen o tuvieron a alguien en esta situación.
Y eso me decidió a escribir esto que escribo, con el deseo de generar conciencia.
Si por lo menos hubiera una persona que pudiera compartir lo que le pasa para que su entorno pudiera comprender y utilizar esa comprensión para generar empatía, sería MÁS QUE GENIAL.
Acá va lo que, a mi parecer, tengo que contarte sobre esta afección para que, si llegás a ver a alguien meando en algún sitio, más allá de poder ser un SUUUUUUUUUCIO, puede ser que tenga alguna afección médica, como es mi caso. De ahora en más, si seguís burlándote de gente meando en algún sitio "no habilitado para tal fin", deberás asumirte, además, como un supino ignorante (y en lugar de ofenderte, hacé clic en el vínculo anterior).
Como dice más arriba, la hiperplasia de próstata es un agrandamiento de la próstata. El origen del agrandamiento puede ser por la edad o por la aparición de algún tipo de tumor. Existe medicación para tratar los síntomas y puede, o no, ser efectiva. La resolución definitiva puede ser la medicación o la operación para retirar la próstata. Para conocer un poco, hacé clic en el vínculo que sigue para leer algo: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000381.htm
Como supongo que ya leyeron en el vínculo anterior, doy por hecho que leyeron los síntomas (que no necesariamente se tienen todos, ni todos tenemos los mismos síntomas):
      • Goteo al final de la micción: Esto me genera gran preocupación porque nunca sé cuánto será ese goteo (que por el momento es "casi" inexistente) y eso me hace evaluar si debo colocar una "toalla higiénica" en el frente de mi ropa interior, o no.
      • Incapacidad para orinar (retención urinaria)
      • Vaciado incompleto de la vejiga: La ecografía de próstata y vejiga de octubre de 2021 tuvo como  resultado que mi vaciado de vejiga era total.
      • Incontinencia: Aunque gracias a Dios no tengo este síntoma, nunca sé si va a presentarse o no. Me preocupa mucho tener una situación como la del expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos (https://www.youtube.com/watch?v=z3yCdTAhwsE) que se orinó -y no se dio cuenta- durante un discurso. Pero su situación ocurrió después de haberse operado.
      • Necesidad de orinar dos o más veces por noche: Esto es incómodo porque el sueño se hace intermitente, generando cansancio al día siguiente.
      • Micción dolorosa u orina con sangre (pueden ser indicios de una infección): El primero de los síntomas puede doler mucho o no tanto. En particular siento bastante dolor, al punto en algunos casos, en que llego a lagrimear. Y el dolor no se acaba al comenzar a orinar, sino que se mantiene durante la micción. En algunas situaciones, el comienzo de la micción casi no tiene fuerza. El segundo síntoma, gracias a Dios, no lo tuve ni tengo.
      • Dificultad o demora para comenzar a orinar: Esto, en mi caso, cuando ocurre va acompañado con la micción dolorosa.
      • Hacer fuerza al orinar: Es una necesidad que no siempre aparece. Cuando ocurre, es una terrible necesidad forzar el inicio de la micción.
      • Urgencia urinaria fuerte y repentina: A mí, este síntoma, me ocurre cuando demoro en satisfacer la necesidad de orinar. Y cuando aparece, la sensación es que me orino encima.
      • Chorro de orina débil: Esto, cuando ocurre, me obliga a controlar que no moje o salpique mi ropa.
Y todo esto es contemporáneo con mis tratamientos para la presión, para la diabetes, o para el descenso de peso en los que tengo que, al menos, tomar dos litros de agua por día. Insisten con que, además, salga a caminar pero con tanto síntoma al acecho, a mí, se me complica.
La solución puede llegar de la mano de la medicación (un conocido me sugirió que comiera mucho tomate) o de una operación (lo que puede, o no, resolver todos los síntomas; incluso podría generar situaciones peores, como ya conté, al expresidente de Colombia). El urólogo que me atiende me contó (y explicó bastante exhaustivamente) que ellos hacen un tipo de operación que se llama resección transuretral; aunque hay una que se llama prostatectomía simple, y otra resección mínimamente invasiva. Hacé clic para saber el significado de resección.
Bueno... Parece mucha información pero, como decía mi vieja, "mejor que sooooosobre y no que faaaaaafalte" (parece que el origen es un refrán español que hablaba de zozobrar, pero Internet no me brindó mucha más información); o, "lo que abunda no daña"; o, "lo que no mata, engorda"; o... 
¡En fin!
Ojalá que todo esto sirva.