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martes, 7 de marzo de 2017

En Munro todo me quedaba cerca...

Fito Páez, en "Tema de Piluso", dice "... ceeeeeeeeeeeeeeeerca, Rosario siempre estuvo cerca...", y parafraseándolo, yo quiero decir:
"... ceeeeeeeeeeeeeeeerca, en Munro todo me quedaba cerca..."
Según Google Maps, Munro es todo el área sombreada en la imagen que sigue.
Aunque no todo, pero en gran parte, Munro (o, al menos mi Munro más cercano) siempre fue muy fabril. Y quizá por hábito, costumbre de la época, falta de guita o vaya yo a saber qué, todo lo hacía a pie. Iba y venía caminando para todos lados. Costumbre que, casi siempre, sigo manteniendo.
La imagen previa, con parte del mapa de Munro, indica algunos sitios importantes para mí. 
Cuando yo nací, vivíamos en el punto referenciado como 1, que se corresponde con la dirección Gobernador Emilio Castro 3175. Por aquella época, el código postal (cuando apareció, porque en una época no existía y, sin embargo, las cartas llegaban igual. Quizá tarde, quizá alguna no; pero en general siempre llegaban. Las que nunca se perdieron fueron las "boletas") era 1605 y el número de teléfono en aquella casa, fue 762-4475. Ese fono llegó cerca del nacimiento de mi hermano menor, en 1973, y hasta ese momento no tuvimos fono propio. Ese número de teléfono, como el de todos, sufrió el agregado del dígito cuatro al inicio de la característica después de haber sido privatizada ENTe
En algún momento y por algunas causas nada románticas (tomando como ciertas las informaciones intrafamiliares) nos mudamos al punto referenciado como 2. Ese punto se corresponde con la dirección Malaver 4675. Esa casa había sido de mis abuelos paternos. Quedó vacía algún tiempo, la ocupamos nosotros por algún tiempo y luego se vendió a Manolo Pagnotta (un amigo de mi viejo, cuya esposa, que siempre conocí como Pety, era madrina de mi hermano mayor). Cuando los arreglos estuvieron listos, nos volvimos al punto de inicio, es decir, 1. Desde 1970 a 1976 hice mi primaria en el número referenciado como 3, que fue mi escuela primaria: Escuela Nº 30 "Gral. Martín Miguel de Güemes", en Israel y Rivera. No puedo jurarlo, pero casi seguro, que el trayecto de ida y vuelta a mi casa, mayormente, lo hice a pie acompañado por amigos "de la cuadra" con los que compartía, además, grado y colegio. El 4, era una zona a la que llamábamos "la cal". No tengo la menor idea del origen del nombre. Era una zona similar a un pasillo, que alguna vez sirvió como trinchera para cubrirnos al jugar a "la guerra de piedras". Antes de la cal estaba "la canchita", donde se jugaban (por otros, porque jamás fue mi "metié") los partidos de fútbol del barrio.
Acá, el 1, sigue siendo mi casa en aquel momento. El punto marrón representa el almacén de Zulema y Pirulo y el punto celeste, el almacén de Angelita, que llegó mucho después.
Todas las letras representan fábricas. De algunas me acuerdo el nombre, de otras, no. Y hay una que me acuerdo que se llamaba Estándar Textil o Standard Textil (no lo sé), pero no me acuerdo dónde estaba. Y Google, no me aporta datos. Les cuento:
A: Originalmente este predio era de HILSA (Hilandería Sud Americana). Creo recordar que fabricaban hilos, pero no estoy seguro. Después que se fuera (creo que se fundió), ese predio le perteneció a Imperial Cord, una fábrica de cubiertas para bicicletas y motos. Lo que siempre me llamó la atención, fue que los muros perimetrales eran altísimos y de ladrillos. 
B: "La Química", cuyo nombre siempre desconocí. Era lo peor que teníamos alrededor. Siempre había olor a cebolla podrida (o algo similar). Alguna vez se incendió y eso provocó que, algunos, abandonáramos nuestros domicilios. Nosotros nos fuimos al taller de mi viejo (que, además, era matricero) en Boulogne. Impresionaba ver volar los tambores al explotar. Ahí, en Boulogne, los veíamos a lo lejos y lo que decidió que huyéramos, fue verlos de cerca, antes de irnos.
C: Por ahí estaban Blindex que hace vidrios templados, y que por aquel momento era muy común encontrarlo en los vidrios de los autos (creo que hoy es Pilkington) y Bendix, que hacía algo de frenos. La entrada de ambas estaba sobre Av. Bernardo Ader y los fondos daban sobre Triunvirato. Justo ahí, en los fondos, una de las dos, tenía una grandísima pileta con residuos de vayaunoasaberquécarajos y que alguna vez también se incendió. En Blindex trabajaba Don Pedro (vecino que vivía casi enfrente de mi casa), y que con el tiempo hizo entrar a Héctor, su hijo; "el flaco". Tengo "casi claro" el sentimiento de orgullo de Don Pedro por su pertenencia a Blindex.
D: Cuando yo era chico, más o menos a esa altura de Av. Bernardo Ader, estaba Remmington Rand. Por esa zona andaba porque: 1) cambiaba de camino para ir a mi escuela o; 2) para ir a la casa del padrino de mi hermano menor. Me emocionaba pasar por ahí porque la máquina de escribir que teníamos en mi casa era de esa marca:
Algo así era aquella máquina de escribir. Si no tengo un cráter en la memoria, la máquina que teníamos, tenía un carro ancho. Se le decía "planillera".


Y si mal no recuerdo, Gaby (Gabriela Rocco) me prestaba la máquina que no me acuerdo a quién le había pertenecido y creo que era así como la anterior.
Pegada a esta fábrica, había otra que no me puedo acordar el nombre. Ni mucho menos me acuerdo qué hacía. Una noche de 1973 (después de junio y haciendo mucho frío), volviendo de Malaver 4675 (que ya le pertenecía al amigo de mi viejo) en el Fiat 1500, modelo 1966, estábamos mi viejo, mi vieja, mis hermanos y yo. La particularidad fue que mi hermano menor era "casi" recién nacido. La cosa es que, de repente, mi viejo ve un milico "rodilla en tierra" apuntándonos. Paró de inmediato. Se trataba de un "control", muy común en la época de la represión. Mi viejo no cumplió con la orden de aquel momento: circular con la luz interior encendida.
E: Más o menos, por esa zona, pero sobre la Av. Vélez Sarsfield, estaba "Dos Muñecos" Ahí se fabricaban los jeans Lee. En algún momento también vendían los de segunda selección. Hoy creo que ya no existe.
F: Pegada a la anterior, está (o estaba) Laboratorios Lazar. Ahí trabajaba (o tengo la idea que era así) el "Tío Ramón", primo segundo de mi viejo y con quien compartíamos cuadra. El "Tío Ramón" estaba casado con la "Tía Telvi" (que siempre me besaba y me decía "¡Hola patito!" -apoyando las palmas de sus manos sobre mis mejillas, lo que hacía que fuera una muy tierna caricia-,  desde el momento en que me disfrazaron de pato para algún carnaval del que no tengo el menor registro) que tenía una peluquería en la cuadra. Y junto con el "Tío Ramón" y la "Tía Telvi" vivían la "Abuela Rosa" (mamá de la "Tía Telvi"), Dany y Claudio, hijos del "Tío Ramón" y "Tía Telvi"; y en consecuencia "primos". La "tía Telvi" tenía un hermano, Rubén, que tenía la particularidad de rebautizarnos a mi hermano y a mí como "Fasulo" y "Fasulito", que se completaban con un chiste utilizando la rima que uno puede imaginar. Pero Lazar también tuvo su capítulo desagradable: durante la represión militar del 76 al 82, "desapareció" (por lo menos) un delegado que, además, era vecino y vivía en la esquina de mi casa. No me acuerdo de su nombre, pero hasta donde supe, nunca se supo nada más, excepto, que apareció en alguna lista que publicó Clarín.
G: Esa fábrica se llamaba (o llama) FADIP y hacían tapas corona.
H: Esa era Hulytego. No tengo una idea exacta de lo que fabricaba, pero creo que, entre todo, hacían goma espuma para colchones. Hulytego tuvo una época en que, casi todos los años, se incendiaba, cerca de Navidad.
I: Todo eso era un predio con varias empresas. CREO que en algún sitio de ahí estaba Colorín. De las otras, no me acuerdo el nombre, pero tengo la idea que eran empresas "conocidas". Colorín (la fábrica de pinturas), alguna vez también se incendió. En Colorín, al menos en algún momento, trabajó Pepe, vecino de la cuadra. Junto con Pepe vivían Porota, Cristina y Marcelo. Y con Marcelo, éramos compañeros de escuela primaria y, durante bastante tiempo, compañeros de banco.
Creo que también estaba Wecheco y Bretania (si es que no la pifio con el nombre)
X: Ese, justo enfrente de la Torre de Ader, era Laboratorios Glaxo.
Sin embargo, lo que disparó todo esto, fue la noticia reciente sobre Atanor. La empresa despidió a 180 trabajadores. Ocurre que Atanor, también, "me quedaba cerca" de cualquiera de los dos domicilios que tuve (al menos que yo sepa) en Munro. Si las estalactitas no perforaron mis neuronas, Atanor, por aquella época, fabricaba flit, espirales, aerosoles antibichos y creo que acaroína (la más conocida era "Fluido Manchester", y mucha gente la nombraba como "creolina"). La cosa es que aquella noticia me hizo acordar el sentido de pertenencia que sentía al ver marcas asociadas a fábricas cercanas a "la cuadra". No sé, pero me hacían sentir como propia aquella marca. Me pasaba con todas las fábricas.
Y si era una fábrica en la que trabajaba alguien conocido, mi sensación de pertenencia era mayor.
Mi zona en aquel Munro era, mayormente, fabril. Había fábricas conocidas, sin embargo, las que se contaban por cientos, eran las desconocidas, las que luego se llamarían Pyme. Era la de Raúl, con sus lanzaderas, que tejían frazadas. Era la fábrica de baterías de "la curva", los corralones que estaban sobre Ader, la del esposo de Pirucha, a la vuelta de su casa, que hacía matrices, eran los talleres mecánicos de autos (que Raúl tuvo, antes -o después- de la tejeduría), las bicicleterías (que, fundamentalmente, arreglaban bicis), los almacenes, las pollerías (donde elegías al animal -para Navidad podías elegir lechones-, te lo degollaban, desplumaban, destripaban, pesaban y vendían), las pizzerías, las estaciones de servicios, las panaderías, alguna fideería, los kioscos, el reparto de leche Kasdorf que hacía el papá de Marito, luego acompañado por su hijo...
En aquel Munro de mi época, todo me quedaba cerca.
El corso se hacía sobre Vélez Sarsfield, entre Av. Mitre (que era un desastre, toda rota, olvidada, con los estudios Lúmiton a medio derrumbar y olvidados) y la estación Munro, del Tren Gral. Manuel Belgrano...
Cuestión que aquellas marcas, sin serme cercanas, las sentía como importantes. Muchas veces estaban teñidas por alguna historia, más o menos, cercana, lo que operaba como un plus.
El tiempo pasó y ya no siento lo que alguna vez sentí.
Sin embargo, una muy mala noticia me disparó el recuerdo y agradezco haberlo atesorado para poder contarlo y compartirlo.
Y, de paso, repasar mis orígenes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó