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martes, 21 de mayo de 2024

¡NOS CASAMOS! Después de 8 años

Y, sí. Raúl y yo, nos casamos el viernes 17/11/2023 en el CGP de Holmberg 2548, CABA (sede de la Comuna 12).










Estuvimos una semana de Luna de miel en Cariló Paradise, en Cariló, que fue un HERMOSO REGALO que recibimos.








Y que, aprovechando que estábamos de paseo, anduvimos por Valeria del mar...


y fuimos a Mar del Plata...




y conocimos alguito de Sierra de los padres...



donde nos encontramos con Jardín de Lavanda  que es un lugar magnífico.


Y nos invitaron a un recital en Gral. Madariaga...


Y, tanto al ir como al volver, hacemos una "parada técnica" en Minotauro:


Nuestra historia está partida por un distanciamiento de unos meses. En 2015 nos conocimos y escribí esto: https://delnoamor.blogspot.com/2015/04/y-un-dia.html que terminó cuarenta y cinco días después.
Tengo para mí la convicción que este tiempo que estuvimos distanciados, me sirvió para terminar de darle una vuelta de rosca a mi modo de ser, estando de novio. Y como fue un tiempo para aprender, en mi opinión, es un tiempo que cuento como tiempo de nuestra relación.
Luego, en enero de 2016 nos reencontramos y, desde ahí, estamos construyendo juntos. Después de haber superado el año de noviazgo, escribí esto: https://delnoamor.blogspot.com/2017/01/y-va-la-segunda.html y nuestro vínculo siguió.
Como a todo el mundo (literalmente, TODO EL MUNDO), además de las particularidades que atravesamos cada uno de nosotros individualmente, y nosotros como pareja, también nos alcanzó la pandemia de Covid-19, que nos distanció por siete meses, pasados los cuales, empezamos a vernos, generando los permisos en cada caso. Raúl tuvo Covid-19 en dos oportunidades (afortunadamente de un modo muy leve), también lo tuve y, a causa de eso, estuve ocho días internado. Durante el "pandemiazo", en 2021, Raúl me propuso casamiento (sentados en el sillón y tomando un vino) convite que acepté sin dudarlo. Es que, simplemente (si es que es simple) lo amo y, además, porque hacía algún tiempo había caído en la cuenta que disfrutaba de nuestro vínculo y, en consecuencia, empezaba a ser momento de “concretar”. Esta concreción nos pone, a cada uno, en el lugar que debemos tener, fundamentalmente, ante la ley y, luego, ante los demás.
Entonces, a partir del 17 de noviembre de 2023, Raúl y yo somos maridos, esposos o, como me gusta a mí, MARYPOSOS que significa maridos y esposos.

Una cuestión que para alguna gente es “extraña”, es nuestra decisión de seguir viviendo, cada uno, en su casa. La explicación (si necesitara alguna), para mí, es simple: cada uno sigue con sus mañas sin que la convivencia se torne una pesadilla, sumando un conflicto innecesario; al menos por ahora porque "nunca se sabe". Creo que uno debe ser práctico y, a mis sesenta años (Raúl tiene dos menos que yo), entiendo que el amor es fundamental, pero no estorbarse también lo es (en alguna canción Arjona dice “bueno no es el que te ayuda, sino el que no te molesta” (coincido en parte; coincidiría más si dijera “el que te ayuda y no te molesta); y cuantas menos cuestiones horaden nuestro vínculo, mejor. Según lo entiendo (y en lo que ambos coincidimos, al menos hasta el momento en que lo conversamos), después de tantos años de vivir solos haciendo, deshaciendo; yendo, viniendo; organizando y desorganizando; y, tomando en cuenta la edad y, consecuentemente, la menor capacidad de acostumbramiento a nuevas realidades, nos pareció que era mejor así. El tiempo nos irá haciendo acomodar distinto. O no. Pero, como dice el dicho, "los melones se acomodan andando".

Casarnos, a esta edad y siendo personas del mismo sexo, significa que nuestro vínculo tiene la protección que las leyes le dan a TODOS los casamientos. Porque, por mucho que quiera ignorarse, hasta “ayer nomás” los matrimonios entre personas del mismo sexo no estaban permitidos y hoy, con las ideologías de derecha ocupando el "Sillón de Rivadavia" (y siempre que los pensamientos de derecha andan cerca) todos los derechos se ven amenazados; fundamentalmente, los de las minorías (https://www.pagina12.com.ar/737988-el-secretario-de-culto-que-no-quiere-divorcios-matrimonos-ig). Este derecho (como muchos otros: género e identidad, por ejemplo), siempre que la derecha gana fuerza, están en riesgo. El odio que el pensamiento de derecha expresa (no únicamente la ideología “derechizada”, dado que el odio está enclavado en las entrañas de las personas, sin importar la ideología; sin embargo, la derecha es su mayor representante) sirve como aglutinador de personas odiantes que, por si fuera poco, no se autoperciben como tales; en parte, porque la autopercepción es una reivindicación de las identidades de género. Gracias al reconocimiento que la ley hace de nuestro matrimonio, ambos figuramos indubitablemente como lo que somos: ESPOSOS. Y tenemos garantizados todas las obligaciones y derechos que nos corresponden.

Con el tiempo aprendí (y con mucha terapia y con unos buenos estrellazos contra el suelo) que el amor es fundamental, pero no lo es todo. Calamaro (que dejó al desnudo su alma derechosa) canta "No se puede vivir del amor", letra con la coincido "casi" en todo. Aprendí que, a mí, me gusta amar sin condicionar, sin esperar a que el otro haga o no haga según yo espero. Aprendí que amar a alguien es mi decisión y mi responsabilidad, lo que significa que no tengo nada que reprochar. Aprendí que, como decía una viejísima canción, "es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador", entonces, lo que quiero es que siempre tengamos ganas de seguir estando. Me gusta no escaparle a las conversaciones honestas, claras y muy concretas, que también haya de las incómodas, de esas que no se quieren tener, pero que es necesario tener. Quiero que nuestro espacio de diálogo sea siempre una prioridad y así, plantearnos lo que nos pasa, los gustos (que van cambiando, como las personas cambian)  y deseos (que van cambiando como las personas cambian) que cada uno de nosotros pudiera tener; teniendo en cuenta que somos dos seres distintos, llevando adelante un proyecto de dos; DOS QUE NUNCA SEREMOS UNO, que seguiremos siendo dos, con el deseo de tener un par, A LA PAR, que siga siendo "ese" par (particularmente creo que, de la simbiosis, mejor alejarse).

Fer y Edu, mis herman@s de la vida, nos hicieron una celebración de unión y nos leyeron un texto que, como tantos otros textos, se me había perdido en las catacumbas de la memoria..

En "El profeta", de Khalil Gibrán (*), dice (con mi adaptación, claro):

De nuevo Almitra preguntó: ¿qué piensas del matrimonio?
Y él contestó:
Nacieron juntos y juntos permanecerán para siempre. 
Aunque las blancas alas de la muerte dispersen sus días. 
Juntos estarán en la memoria silenciosa de Dios. 
Mas dejen que en su unión crezcan los espacios. 
Y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes. 
Ámense uno a otro, mas no hagan del amor una prisión. 
Mejor es que sea un mar que se mezca entre las orillas de sus almas. 
Llénense mutuamente las copas, pero no beban sólo en una. 
Compartan su pan, mas no coman de la misma hogaza. 
Canten y bailen juntos, alégrense, pero que cada uno de ustedes conserve 
la soledad para retirarse a ella a veces. 
Hasta las cuerdas de un laúd están separadas, aunque vibren con la misma música. 
Ofrézcanse su corazón, pero no para que se adueñen de él. 
Porque sólo la mano de la Vida puede contener su corazones. 
Y permanezcan juntos, mas no demasiado juntos: 
Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados. 
Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.

Y tengo para mí la certeza que así quiero amar. Amar sin poseer, sin condicionar, sin encerrar. 

Cuando nos pienso, hoy, me siento muy feliz. Siento que todo encaja, que las piezas se acomodaron y que todo va por una buena vía, por una senda que muchas veces había deseado que fuera posible, aunque nunca me lo hubiera imaginado para mí.

Vengo de una época en la que no me fue posible imaginar que podía un hombre casarse con otro; de una época en que la gaytud era un mal chiste, una burla, donde el estereotipo del homosexual era un hombre mal disfrazado de mujer, donde el homosexual no era un hombre sino una muy mala caricatura de una mujer; de una época en que se escuchaba "más vale un hijo muerto que un hijo puto" (o cura, según se justificase); de una época en que lo héteronormativo regía por imposición de la fuerza; de una época en la que "los hombres" se organizaban para "debutar" (ir a garchar por primera vez con una prostituta, se suponía), a veces, acompañados de "algún tío canchero" y donde todo eso era una demostración de hombría; de una época en que "con la madre de mis hijos hay cosas que no se hace".  Vengo de una época en la que, muy tempranamente, supe que "de eso no se habla" y nunca pude hablarlo (hasta que llegué a terapia). Y de aquella época (de la que no reniego en absoluto, dado que no sería quien hoy soy sin todo aquello) a esta vida, hoy, hay mucho trabajo de deconstrucción y reconstrucción propia (y con muchas horas de psicólogo como soporte). Y de mucho trabajo interior de todos quienes estuvieron en aquel momento a mi alrededor: exesposa, hijo, familia de origen, amigos, conocidos, compañeros de trabajo. Nunca en aquella etapa de mi vida en la que sabiéndome homosexual (y en la que no conseguía aceptarme), teniendo experiencias homosexuales que me hacían sentir mucho placer físico y mucha culpa emocional, pude imaginar CASARME con otro hombre. Simple y sencillamente porque, por aquella época, no existía la posibilidad; ni la de andar de la mano, ni muy cerca. Luego, muchísimo tiempo después, casi una vida, cuando empezó a hablarse del casamiento entre personas del mismo sexo y más tarde, cuando se concretó, nunca me vi casándome nuevamente. De hecho, en algún momento mientras noviábamos, le dije a Raúl (mi marido) que si él tenía intenciones de casarse, no era yo esa persona porque no tenía intenciones de hacerlo. Sin embargo, acá estoy, casado.

Y en esto estoy: viviendo una vida de casado que nunca se me hubiera ocurrido vivir, disfrutando de una adultez que me gusta y satisface, a un paso de convertirme en "suegro con papeles" porque mi hijo y su compañera van a casarse... 

Sin lugar a dudas soy un tipo MUY BENDECIDO; siento que Dios, el Universo, la Pachamama, la Santa Madre de Dios, mi y mis ángel / ángeles de la guarda, el Gauchito Gil, San Expedito me colman de bendiciones constantemente. Veo mi punto de partida y veo en lugar en el que estoy y no puedo menos que sentirme feliz, bendecido, afortunado... 

Las situaciones que la vida me presentó las resolví como pude, con los elementos que tuve a mi disposición en el momento en que debí enfrentarlas y supongo que muchos pasamos lo mismo. En el momento, como frente a una urgencia, cada quien resuelve con lo que puede en el momento. Ahora sé que, aunque me sintiera solo y muy desamparado, siempre conté con una gran guía, protección y acompañamiento. Y me hace sentir MUY AGRADECIDO. Llevo un gran camino recorrido.

La cosa es que, aunque nunca lo hubiera imaginado, ME CASÉ CON OTRO HOMBRE Y ME ENCANTA HABERLO HECHO. 

Pudimos, hoy, dos hombres, casarnos porque hubo much@s hombres y mujeres que lucharon y militaron para conseguir este derecho del que hoy gozamos. Much@s murieron sin poder ver o disfrutar de esto que estamos disfrutando. Un enorme GRACIAS a tod@s quienes lucharon. Porque los derechos de los que gozamos, se consiguieron porque hubo gente que dio todo para conseguirlos.


(*)

Desconocía la existencia de Khalil Gibrán, hasta que un día, mientras hacía mi escuela secundaria, me topé con esto:

De los hijos

Y una mujer que estrechaba una criatura contra su seno se acercó y dijo: 

Háblanos de los hijos. 

Y él respondió: 

Vuestros hijos no son vuestros hijos. 

Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa por perpetuarse. 

Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros. 

Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen. 

Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos; no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, 

cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños. 

Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: 

porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer. 

Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos. 

El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito, 

y quien os doblega con Su poder para que Su flecha vaya rauda y lejos. 

Dejad que vuestra tensión en manos del arquero se moldee alegremente. 

Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa. 

jueves, 5 de mayo de 2022

Realmente, ¿el trabajo dignifica?



Hace tiempo me pregunto si es conveniente que escriba, o no, sobre la dignidad y el trabajador. Y como me hinché los huevos, lo voy a escribir. Cada vez que llega el día de los trabajadores, empieza la cantinela del "el trabajo dignifica, el trabajo dignifica" y, en lo personal, creo que no. Y como tengo este espacio, voy a explicar por qué creo que el trabajo NO dignifica. Casi, casi, todo lo contrario...
Por alguna causa, muy mansamente, dejé que la cultura me envenenara con la remanida frase "el trabajo dignifica". Y un día, así como las cosas pasan, me puse a buscar en qué me dignificaba mi trabajo. Eso me llevó a convencerme que, por mucho que me encanta mi trabajo y todo lo que significa para mí, nada de lo que hacía en ese tiempo dedicado a trabajar me dignificaba de algún modo. Y, para entender qué estaba pensando, busqué en www.rae.es el significado de la palabra dignidad https://dle.rae.es/dignidad?m=form y lo único que encontré ahí es que me decía "cualidad de digno",pero esa cualidad la tengo por ser persona, ¿o no alcanza con que yo sea persona para ser DIGNO? Para mí, por mí mismo, alcanza con ser persona para ser suficientemente DIGNO, sin necesidad de otros "ropajes". Después busqué digno https://dle.rae.es/digno?m=form y me confirmó lo que creo sobre mi dignidad cuando dice "Merecedor de algo" y lo refuerza al decir "Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo." y agrega "Que tiene dignidad o se comporta con ella". Ya CASI que no tenía dudas: siendo persona soy lo suficientemente digno como para no necesitar colgarme algo más. No contento con eso, busqué la definición de persona https://dle.rae.es/persona?m=form donde encontré que, según la filosofía "7. f. Fil. Supuesto inteligente", algo que comparto; y agrega que para el derecho "persona física 1. f. Der. Individuo de la especie humana", lo que indica que, hasta el derecho, me reconoce. Y si estoy siendo reconocido, ¿no alcanza para que sea DIGNO? Confirmo, para mí, que sí. Aclaro que me consideraría digno aunque el derecho no me reconociese. Entonces me fui a buscar la definición de trabajo https://dle.rae.es/trabajo?m=form para ver si encontraba ahí algún adorno que le aportara a mi ya suficiene DIGNIDAD. Y me encontré con que, según la RAE, es al revés, es decir, el trabajo es digo por la acción de mi persona, y dice como asepción de trabajo: "4. m. Cosa que es resultado de la actividad humana; 6. m. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital" por tanto, si quien lo hace es digno, al menos y en principio, transfiere algo de sus cualidades a la cosa resultante, ergo, es MI dignidad la que DIGNIFICA y no al revés. Pero seguí y busqué trabajador, ra https://dle.rae.es/trabajador?m=form que me aportó una joyita como "3. m. y f. Persona que tiene un trabajo retribuido" lo que me lleva a confirmar que EL TRABAJO no me aporta dignidad sino que me aporta, en la mayoría de los casos, una retribución, lo que PARA MÍ puede significar muchas cosas, entre ellas, dignidad; pero si lo entendiese así, lo que dignificaría sería la retribución y no lo que generó esa retribución.
Resumiendo: soy digno porque soy persona y el trabajo no me suma dignidad sino que me aporta UN SENTIMIENTO DE PERTENENCIA que, en todo caso, ensancha mi ego y eso me lleva a creer que soy más digno, cuando en verdad, no lo soy más que por ser PERSONA.
La cultura, en infinidad de cuestiones, es un veneno que parecce dulce, pero sólo sirva para adiestrar y achatar las ideas, generando definiciones erradas que, desgraciadamente, se repiten una y otra, y otra y otra e infinidad de veces. Por supuesto, no es inocente, se trata de una forma habitual y practicamente indiscutida de dominación.

lunes, 7 de marzo de 2022

... y me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUCIO" varias veces seguidas, en tres de las cuatro oportunidades...

Sí, sí... Me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUCIOOOOOOOOOOOOOO" varias veces.
Esto ocurrió el lunes 28/02/2022, lunes de carnaval, en el viaje de vuelta de  la Laguna de Navarro. Desde ese momento hasta hace un rato, sábado 5/03/2022, estuve pensando en escribir, o no, lo que me había pasado. Y decidí que sí, que lo iba a escribir. Pero que, además de contar la situación, iba a desparramarme por otras cuestiones que, en definitiva y según yo, nos traen a la situación.
¿Qué pasó el lunes 28/02/2022?
Después de algún tiempo de tenerlo planeado, concretamos la visita a Navarro, Buenos Aires. Por supuesto que salimos temprano (esperamos a que bajara la niebla, al menos, la que había por casa) e intentamos cumplir con el circuito que habíamos planeado, pero el barro, el pedregullo (ripio) en algún camino y la falta de conexión por datos de Movistar (mi proveedor) y Personal (proveedor de Rul) en La Choza, me convencieron a ir directo al sitio de destino. Recorrimos la ciudad, anduvimos un poco y nos fuimos a pasar la tarde a la Laguna de Navarro, cuestión de la que voy a hablar en otro momento. Nos acomodamos a la orilla de la laguna, pusimos
la mesita...


las sillas...

y allí estuvimos. Almorzamos y acompañamos el almuerzo con gaseosa y agua, tomamos café, tomamos mate, merendamos, usamos los sanitarios del lugar... y se hizo la hora de volver. La vuelta fue tranquila aunque en el Acceso Oeste hubo bastante demora por un par de embotellamientos, cuyos motivos desconozco. Fue durante la vuelta que ocurrió el hecho de los gritos. Parte de la vuelta la hicimos por la ruta provincial 47 (entre Luján y Navarro) y la primera, de las cuatro veces, fue justo al llegar a la entrada del camino que une la ruta provincial 47 a La Choza. Al llegar a ese lugar, a poco de dejar la Laguna de Navarro, TUVE LA NECESIDAD de detenerme a orinar. Me detuve en la banquina, abrí el baúl y tomé una de las botellas que tengo preparadas para "las urgencias urinarias",  (tengo una, también, en la mochila que cargo todos los días y llevo al laburo) la usé y seguimos.
Estas botellas (tengo seis) están cortadas, con la parte del cuello hacia adentro, a modo de embudo.

Estas son las piedras para gatos con las que relleno las botellas cortadas.

Modelo terminado listo para ser usado, que después de hacerlo, termina en la basura.

Las siguientes tres de mis urgencias fueron sobre la autopista Acceso del Oeste. La distancia entre estaciones de servicios en el camino, al menos en esta ocasión, me pareció que era MUY extensa, tanto que mi necesidad urinaria no la resistió. Tampoco se cuenta con servicios sanitarios en el camino, excepto, en alguna casilla de peaje, pero mi necesidad urinaria es muy rebelde e insistente. Dada la conjunción de necesidad urinaria rebelde e insistente, larga distancia entre posibles sanitarios, mucho tiempo de demora por atasco en las vías de circulación, hicieron que buscara resolver del mejor modo posible: hacer pis en la naturaleza contra algún árbol, lo mas lejos posible para hacer el menor mal espectáculo que me fuera posible. En ese contexto fue que, en las tres veces que tuve que detenerme a orinar, me gritaron "SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUCIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO" mientras pasaban. A esa altura estaba más ocupado en desagotar mi vejiga (y controlar algunos aspectos de los que voy a hablar más abajo) que por preocuparme por el entorno.
Estas cuatro experiencias, en estos días que estuve pensando, me generaron todo un soliloquio que voy a tratar de volcar en este espacio y del modo más ordenado que pueda.
Para empezar, la verdad, escuché las voces pero no vi a los que gritaron, aunque sus voces me parecieron como de gente entre adolescente y mayor, lo que no excusa ni, mucho menos, justifica nada. Y eso es parte de lo que me llevó a pensar y repensar.
Tengo hiperplasia prostática benigna. Estoy en tratamiento desde el 2021 y estoy medicado con Reduprost. Si bien algunos síntomas mejoraron, algunos otros, no; y según la evolución, dentro de seis meses, veremos si es necesario, o no, una posible operación. Todo empezó con un análisis de sangre que arrojó que mi PSA (antígeno prostático) estaba en 12,20 y eso generó una derivación a urología y, a partir de ese momento, mi urólogo me hizo un tacto rectal (y voy a desmitificar lo que "el mal saber popular" tanto desparrama: no me hicieron poner en cuatro, no me introdujeron el dedo medio ni me revolvieron las tripas; fue un procedimiento rápido y de pocos segundos, con, como mucho, las dos primeras falanges del dedo índice); me recetó una ecografía de vejiga y próstata y, después, una biopsia transrectal de próstata. A la condición de mi próstata se le agrega mi autocondicionamiento (mi cabeza funciona como el pájaro de Tuistos), que complica todo. La suma de ambas cuestiones (hiperplasia + autocondicionamiento) fue una de las causas que hizo que postergásemos varias salidas, en general y esta en particular. A la incomodidad de la situación se le suma la inquietud que me genera la posibilidad de no poder contener la orina y orinarme encima.
Esta situación de haber sido objeto de señalamiento, para mi, constituye una de las tantas formas de acoso. ¿No será mucho? No. Las cosas tienen un nombre para poder identificarlas (desde hace mucho sé que aquello que no tiene nombre, al no poder nombrarla, no existe) y en este caso, claramente, son acosos. ¿Estaré poniéndome muy quisqilloso o en víctima? No. Las cosas como son. Las situaciones me pusieron en el blanco de un señalamiento, por tanto, hay un acosado (yo) y un / unos acosador / res que son los que decidieron  proferir los gritos.
Cuando empecé con el soliloquio, lo primero que me apareció fue: "son una manga de hijes de millones de putes", pero al seguir rumiando la cuestión se me ocurrió que estaba reduciendo el tema, que lo estaba simplificando y que, adicionalmente a ser "una manga de hijes de millones de putes" está un tema no menor: nadie tiene porqué saber aquello que no conoce. Y ahí, la responsabilidad de las mangas de hijes de putes se me apareció dividida: por un lado los que gritaron, por haberlo hecho (porque también, como la mayoría de los que pasaron, podrían haber elegido no gritar), y por el otro, a las familias de los gritones, por no haber hablado con ellos de cuestiones que algunos adultos atravesamos; porque si hay algo "casi seguro" (sabiendo que a seguro hace tiempo que se lo llevaron en cana) es que casi todas las familias tienen o tuvieron a alguien en esta situación.
Y eso me decidió a escribir esto que escribo, con el deseo de generar conciencia.
Si por lo menos hubiera una persona que pudiera compartir lo que le pasa para que su entorno pudiera comprender y utilizar esa comprensión para generar empatía, sería MÁS QUE GENIAL.
Acá va lo que, a mi parecer, tengo que contarte sobre esta afección para que, si llegás a ver a alguien meando en algún sitio, más allá de poder ser un SUUUUUUUUUCIO, puede ser que tenga alguna afección médica, como es mi caso. De ahora en más, si seguís burlándote de gente meando en algún sitio "no habilitado para tal fin", deberás asumirte, además, como un supino ignorante (y en lugar de ofenderte, hacé clic en el vínculo anterior).
Como dice más arriba, la hiperplasia de próstata es un agrandamiento de la próstata. El origen del agrandamiento puede ser por la edad o por la aparición de algún tipo de tumor. Existe medicación para tratar los síntomas y puede, o no, ser efectiva. La resolución definitiva puede ser la medicación o la operación para retirar la próstata. Para conocer un poco, hacé clic en el vínculo que sigue para leer algo: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000381.htm
Como supongo que ya leyeron en el vínculo anterior, doy por hecho que leyeron los síntomas (que no necesariamente se tienen todos, ni todos tenemos los mismos síntomas):
      • Goteo al final de la micción: Esto me genera gran preocupación porque nunca sé cuánto será ese goteo (que por el momento es "casi" inexistente) y eso me hace evaluar si debo colocar una "toalla higiénica" en el frente de mi ropa interior, o no.
      • Incapacidad para orinar (retención urinaria)
      • Vaciado incompleto de la vejiga: La ecografía de próstata y vejiga de octubre de 2021 tuvo como  resultado que mi vaciado de vejiga era total.
      • Incontinencia: Aunque gracias a Dios no tengo este síntoma, nunca sé si va a presentarse o no. Me preocupa mucho tener una situación como la del expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos (https://www.youtube.com/watch?v=z3yCdTAhwsE) que se orinó -y no se dio cuenta- durante un discurso. Pero su situación ocurrió después de haberse operado.
      • Necesidad de orinar dos o más veces por noche: Esto es incómodo porque el sueño se hace intermitente, generando cansancio al día siguiente.
      • Micción dolorosa u orina con sangre (pueden ser indicios de una infección): El primero de los síntomas puede doler mucho o no tanto. En particular siento bastante dolor, al punto en algunos casos, en que llego a lagrimear. Y el dolor no se acaba al comenzar a orinar, sino que se mantiene durante la micción. En algunas situaciones, el comienzo de la micción casi no tiene fuerza. El segundo síntoma, gracias a Dios, no lo tuve ni tengo.
      • Dificultad o demora para comenzar a orinar: Esto, en mi caso, cuando ocurre va acompañado con la micción dolorosa.
      • Hacer fuerza al orinar: Es una necesidad que no siempre aparece. Cuando ocurre, es una terrible necesidad forzar el inicio de la micción.
      • Urgencia urinaria fuerte y repentina: A mí, este síntoma, me ocurre cuando demoro en satisfacer la necesidad de orinar. Y cuando aparece, la sensación es que me orino encima.
      • Chorro de orina débil: Esto, cuando ocurre, me obliga a controlar que no moje o salpique mi ropa.
Y todo esto es contemporáneo con mis tratamientos para la presión, para la diabetes, o para el descenso de peso en los que tengo que, al menos, tomar dos litros de agua por día. Insisten con que, además, salga a caminar pero con tanto síntoma al acecho, a mí, se me complica.
La solución puede llegar de la mano de la medicación (un conocido me sugirió que comiera mucho tomate) o de una operación (lo que puede, o no, resolver todos los síntomas; incluso podría generar situaciones peores, como ya conté, al expresidente de Colombia). El urólogo que me atiende me contó (y explicó bastante exhaustivamente) que ellos hacen un tipo de operación que se llama resección transuretral; aunque hay una que se llama prostatectomía simple, y otra resección mínimamente invasiva. Hacé clic para saber el significado de resección.
Bueno... Parece mucha información pero, como decía mi vieja, "mejor que sooooosobre y no que faaaaaafalte" (parece que el origen es un refrán español que hablaba de zozobrar, pero Internet no me brindó mucha más información); o, "lo que abunda no daña"; o, "lo que no mata, engorda"; o... 
¡En fin!
Ojalá que todo esto sirva.

sábado, 29 de mayo de 2021

Y el COVID - 19 me se coló en el cuerpo...

Una mañana, o tarde, o tardecita el COVD 19 me se coló en el cuerpo.
¿Y cómo fue que me se coló?
No tengo idea.
Nunca, hasta ahora, me había pasado que me resultara TAN DIFÍCIL escribir algo sin que suene como no quiero que suene. No quiero que parezca que banalizo la situación, ni que parezca “una gripecita”, ni que parezca que me siento Highlander o Terminator… No. Sólo me siento un afortunado por haber tenido la protección de Dios y de todos mis Seres de Luz, además de la cobertura de la buena onda y los buenos deseos de toda la buena gente que, de un modo u otro, me rodea. Aclarado esto, la cosa fue así…
Desde que comenzó la pandemia, gracias a Dios, puedo elegir quedarme en casa y trabajar desde acá, dando clases virtuales. Y, aunque termina siendo más laburo, me llevo bárbaro con esa metodología de trabajo. Mis medidas de cuidados siempre fueron: no salir a menos que fuera necesario, empaparme en alcohol 70/30 antes de salir (porque mi loca idea es: si estoy bañado en alcohol el virus no se me va a acercar; claramente sé que es una inutilidad, pero me tranquiliza), salir siempre con barbijo y el alcohol (en cualquiera de sus formas) en algún bolsillo. Si bien iba al supermercado, cuando en 2021 se complicó el panorama, decidí que ya no lo haría, sino que iba a comprar por Internet. Excepto por el trámite de un pago habitual de todos los meses que me obliga a salir, no asomo la nariz a la calle; implementé el uso de doble barbijo (incluso para sacar la basura, a cinco metros de la puerta de mi casa que está en un noveno piso) y de la máscara de acetato. Con Raúl decidimos dejar de encontrarnos (igual que en 2020) hasta que pudiéramos ver un panorama menos complejo. Así las cosas, mi vida es de cuasi reclusión (cuestión con la que me llevo más que bien). Y gracias a Dios que puedo elegir recluirme.
El 7/05/2021 empecé con fiebre que atribuí a “una gripe” porque, unos días antes, había dejado abiertas las ventanas y me había congelado. Intenté seguir dando clases pero no conseguía concentrarme ni seguir una idea. De hecho, tuve episodios como de “desconexión”, en los que todo se quedó en blanco. Durante siete días tuve mucha fiebre y ese fue todo el síntoma (salvo la mala oxigenación posterior) que tuve.
El 14/05/2021 decidí ir a mi Obra Social, OSECAC, (que en treinta años de afiliado necesité usar tres veces y, en cada vez, recibí todo lo que necesité para superar las situaciones que se me presentaron, por lo tanto, sólo siento un GRANDÍSIMO AGRADECIMIENTO a cada una de las personas que trabajan y trabajaron sea directa o indirectamente para asistirme y para mantener operativos los sistemas de la Obra Social). Por una cuestión de comodidad para estacionar el auto, fui a los “Policonsultorios Bacacay”, en Bacacay 2357, Flores.
Historias de la vida: cuando empecé a trabajar en el Sindicato, en 1992, mi lugar de trabajo diario (de lunes a sábados) hasta el año 1997, fue en este edificio que, claramente, era algo diferente: en los dos pisos superiores había guardería (que incluía lactario) y la planta baja la ocupábamos nosotros como escuela. Una vez tuvimos una amenaza de bomba y terminamos los docentes de la escuela del SEC (que estábamos en la planta baja) junto con el personal de la guardería y los niños que estaban en ese momento, en un albergue transitorio que se encuentra en Bacacay al 2400. La gente del hotel fue la única que nos ofreció varias habitaciones para que las maestras se quedaran con los niños hasta que los padres pasaran a retirarlos. ¡En fin!, anécdotas que la vida nos provee.
Al llegar me hisoparon y… ¡POSITIVO DE COVID – 19! La sensación que apareció después del descreimiento fue: “es una lotería”. Y como dije más arriba, no quiero que suene como banal, pero me sigue sorprendiendo el haberme contagiado. Lo siguiente fue cuestionar los cuidadados y caer en la cuenta que MENOS ES MÁS, es decir, el agregado del doble barbijo sólo me complejizó la situación, que ya tenía incorporada la máscara de acetato, el alcohol en cualquier tipo de versión y la distancia social. Por lo tanto, mi cuidado seguirá siendo: barbijo, máscara, alcohol y distanciamiento.
El 18/05/2021, por insistencia de la Dra. Que me llamaba de Osecac, decido ir al Sanatorio Sagrado Corazón. Cuando llegué decidieron internarme porque tenía una oxigenación muy baja y desde ese momento me conectaron a una máscara de oxígeno, que luego se convirtió en una bigotera conectada al suministro central del Sanatorio. Cuando la oxigenación mejoró me conectaron a un concentrador y, luego, me pidieron autorización para trasladarme al Hotel de las Provincias, donde estuve tres días, dos de los cuales, estuve conectado a un concentrador de oxígeno a 0,5 litros. Cuando ya no fue necesario, estuve un día sin oxígeno y el 26/05/2021 ¡ME EXTERNARON!
Y acá estoy, en mi casa. Por indicación médica tengo que hacer reposo hasta el 2/06/2021.
Mis días están trancurriendo “como la vaca mirando el tren”, una especie de vida de Bob Esponja en la que elijo NO ENTERARME DE NADA. Las noticias me machacaron con los contagiados, los muertos, pero poco dicen de los recuperados. Por supuesto que, por desgracia, mucha gente muere; pero no es menos cierto que mucha gente se recupera.
En mi entorno somos ocho los que hemos atravesado esta mierda de situación. Sin que sea medida de algo, de los ocho, sólo dos necesitamos oxígeno. En mi caso, tuve fiebre y mala oxigenación; hay gente que todavía sigue sin olfato y gusto, pero no es esa mi situación. Dada esta cuestión, cada día agradezco que todo haya sido leve y que se haya resuelto favorablemente. Agradezco trabajar donde trabajo y tener la obra social que tengo.
Un día, mientras estaba internado y todo mi espacio era la superficie de la cama que ocupaba, escribí lo siguiente:
“Mi cotidianeidad en esta internación (tengo un compañero de habitación con quien nunca nos vimos) transcurre en la cama. Eso se debe a que uso máscara de oxígeno y dependo de ella. Por lo tanto, salvo hacer pis en un papagayo, de parado al lado de la cama, todo lo demás ocurre EN la cama, lo que incluye las cuatro comidas. Los baños, son en la cama y, gracias a Dios, mayormente me baño yo, excepto por la cabeza y la espalda. Mover el vientre debería ser en una chata, dentro de la cama, pero hasta ahora no lo conseguí. La indicación es que esté boca abajo, y de costado. Por ahora tengo unos ejercicios de respiración, pero me prometieron más.
Todo lo anterior hace que muchas veces no tenga ganas de responder y por eso demoro en hacerlo.
No respondan. Sólo les cuento un poco de intimidad y espero que no les resulte incómodo.
Besos.”
Nunca fue la idea transmitir una idea de “martirio”, pero la situación era la que era. Y resulto que, cuando oxigené mejor, me agregaron una extensión de la bigotera y me dijeron: “de ahora en más, te vas a levantar para ir al baño, bañarte, caminar por acá” y me sentí como ¡liberaron a Willy! El volver a tener, en parte, el control de mí mismo fue una bocanada de aire MUY LIBERADORA. Y desde ahí, todo mejoró.
Desde que me dijeron de los ejercicios de respiración, me aboqué a hacerlos porque sentía que era lo único que dependía pura y exclusivamente de mí y que contribuiría a mi recuperación. Entonces, los hice.
Los enfermeros pasaban varias veces diariamente para hacer los controles: presión (por la que terminé medicado), temperatura, oxigenación; además me alcanzaron los remedios (6 Grs. De Dexametazona diarios durante diez días, anticoagulante, Omeprazol, Enalapril (5 Mgrs. dos veces por día cada doce horas). Los médicos me auscultaron y me revisaron para corroborar los valores de los estudios que me iban haciendo, me dieron consejos respecto de los ejercicios y me controlaron la evolución.
Para mí, quizás por gordo, el ritmo del día estaba dado por los horarios de las comidas: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Se suma que, por lo general, me llamaban por teléfono a las 6:00 para que tomara el Omeprazol y lo que me pasa es que, una vez despierto, no consigo volver a dormirme. Entonces, los movimientos del otro lado de puerta, cobran una intensidad y una importancia casi únicas. Las sombras por debajo de la puerta pueden resultar más que reveladoras. Y si bien tenía el teléfono, no siempre tenía ganas o ánimo de agarrarlo. Sin embargo, esos momentos resultaron muy útiles para hacer mis ejercicios de respiración.
Yo estuve en la cama 511 del Sanatorio Sagrado Corazón y tuve un compañero de cuarto, Claudio, en la cama 512. Luego, cuando me trasladaron al Hotel de las Provincias, ocupé la habitación 311. Quizás deba jugarle a esos números, pero todavía no lo decido; mucho menos lo voy a decidir si es que tengo que salir de mi casa.
Mi compañero de cuarto, Claudio, por lo poco que pudimos conversar, es un muchacho de 48 años, es decir, diez años menor que yo. Un tipo casado, que dejó en su casa a su esposa y sus dos hijas, también positivas de Covid-19. Su cuadro era de mucha tos, vértigo, dolores de cabeza, fiebre… Un día le pedimos a un enfermero si podía conseguirnos cepillos de dientes, cuestión que no pudo ser. Sin embargo, Claudio, mi compañero de habitación, le pidió a la familia que le llevaran dos cepillos de dientes: uno para él y otro para mí. Y así pude cepillarme los dientes. Sólo espero que haya zafado y que esté en su casa con su familia. Los audios que la madre y la esposa le dejaban eran de gran incentivo y le pedían que no aflojara, que hiciera todo lo que debía hacer, que lo amaban y lo esperaban…
Una tarde, mientras hacía mis ejercicios respiratorios, lo escuché sollozar; como pudimos conversamos un poco y en ese momento lo escuché llorar como a un niño, desconsolado, gimoteando y tosiendo, tratando de contarme entre la tos y el llanto que sentía miedo… Y la sensación de soledad e impotencia fue absoluta porque desde mi cama, limitado a mi propio espacio, no había mucho más que pudiera hacer que prestarle la oreja para que se descargase y dejase salir aquello que lo angustiaba. Espero que haya podido descargar, en aquel momento, todo lo que sentía. Pero entró un enfermero y lo convenció que no tenía que llorar, que tenía que ponerse fuerte, que tenía que pensar en la esposa, madre, hijas… Y del otro lado del tabique, yo no podía dejar de preguntarme, ¿qué mierda le pasa a la gente con el llanto ajeno?, ¿por qué la gente no puede llorar desconsoladamente para dejar salir todo lo que lo entristece, esa angustia que te exprime y oprime?, ¿por qué carajos un tipo que teme morir y dejar de disfrutar de su familia tiene que ser fuerte cuando la sensación es que uno es un flan batido por cada persona que se acerca?, ¿qué carajos nos pasa con el dolor ajeno que no nos bancamos el llanto? Claro, todo esto está dicho desde mi más absoluta subjetividad que está teñida por haber estado en esa circunstancia. Sin embargo, en mi vida personal, llorar a mandíbula batiente siempre fue un acto que terminó dejándome agotado, desarmado, extenuado, pero con una sensación de profunda paz. Y todos los días, tabique mediante, el saludo fue ¡buen día, compañero, ¿cómo estás hoy?! Y eso generaba una conversación, más o menos breve, que por un rato permitía que interactuáramos y así, la soledad del ni contacto visual, por un rato desaparecía y el día transcurría para cada uno, como cada uno lo podía hacer transcurrir.
Y gracias a Dios, todo lo que pasé fue muy leve. Por supuesto que no quiero volver a pasarlo, pero fue muy leve. Y, como dije, en mi entorno somos ocho los contagiados por Covid – 19 y sólo dos necesitamos oxígeno. Para todos fue leve y es algo que voy a agradecer permanentemente.
Después me trasladaron y fui a parar al Hotel de las Provincias y de Claudio, ya no tuve novedades. Sólo deseo que esté en su casa con su familia.
Cualquier persona que realizase cualquier tarea, lo hizo con absoluto respeto: el personal de la limpieza, los enfermer@s, médic@s, administrativ@s, camiller@s... No importa qué hicieran, siempre fue de absoluto respeto. Y eso fue un toque de humanidad impagable, casi como una caricia.
La estadía en el hotel fue, desde el principio, desestructurada. Ahí tenía que hacer mi vida como la vida que se hace en un hotel: levantarme cuando quisiera, bañarme cuando quisiera, caminar todo lo que quisiera… y esa desestruturación desaparecía cuando era momento de controles o revisiones médicas.
Y llegó el momento de bajar y retirarme el oxígeno y junto con eso, llegó mi externación.
Y ahora estoy en mi casa, haciendo reposo (porque esa es la indicación) y agradeciendo y bendiciendo por lo leve de la situación que me tocó atravesar, tanto a mí como los demás en mi entorno.



martes, 23 de marzo de 2021

Las pastillitas...

En el auto, colgando de la palanca de cambios, tengo esta “bolsa” que tiene dos bolsillos. En uno llevo pastillas (en el más chico de los dos) y, en el otro, tiro basura, lo que incluye a los envoltorios de las pastillas. Dicho sea de paso, el tamaño de los caramelos sigue achicándose. La primera vez que tomé conciencia del cambio de tamaño de los caramelos, fue en los últimos años de la década de mil novecientos noventa, cuando compraba las pastillas Clight
porque tenía la misma manía que ahora (chupetear algún caramelo mientras manejo) y, además, trataba dejar de fumar. Por supuesto, los caramelitos me sirvieron para satisfacer el primero de mis hábitos, pero no para el segundo (que se terminó después de haber estado quince días internado en el año dos mil once)
Tuve otra bolsa que también me habían regalado, pero la perdí. Aquella bolsa tenía a The Beatles impresa, pero como se baja del auto conmigo, en algún sitio, se me cayó y no me di cuenta. Me da mucha pena.
Usualmente llevo pastillas “fuertes sin azúcar”
(como buen gordo arrepentido), porque tengo la fantasía que, si no tienen azúcar, yo no engordo. Pero si no consigo sin azúcar llevo pastillas “fuertes como vengan”
Porque, como con la gaseosa agua tónica, supongo que al no ser "dulde" no me engorda (¡JA!). Lo incómodo de estas Halls (que no dicen "sin azúcar"), es que vienen envueltas en papel y se pegotean a los caramelos. Por supuesto que al estar adentro del auto y, además, adentro de la bolsa de las mañas, el calor hace de las suyas y medio que las derrite (lo que hace que queden todavía más chicas), haciendo que el papel se pegue y complique la ingesta. Y cuando el papel se vuelve rebelde y decide no despegarse del caramelo, le sigue en suerte: manduco y uno y el otro es un adicional. Claro, eso genera la necesidad de escupitajear el papel que va despegándose, pero ese es el menor de los contratiempos. Y si no se puedo escupitajear (mi versión del esucpitajeo es hacerlo en un pañuelo de papel, porque la versión de mi viejo -abrir la ventanilla y hacerlo volar al exterior- no me gusta), ¡pa' dentro, carajo!
Ahora… en la foto de la bolsa de las mañas, hay unos caramelos de gelatina que se llaman Mogul. Esos Mogul no son sin azúcar. No, cierto. Tienen MUCHO azúcar, pero a sugerencia de mi hijo, los llevo para los casos en que tengo que manejar y me siento cansado (aunque lo mejor sería parar y descansar, pero en un viaje de media hora, no se pueda; aunque depende de qué tan cansado me sienta). El azúcar “despierta”, de ahí esos Mogul. Si fuera por mí, llevaría dulce de leche, pero como dije más arriba, soy un gordo arrepentido…
La cosa con los Mogul es que existen (cuestión desconocida por mí hasta que me pasó) unos que se llaman Mogul Extreme:
Son unos caramelos MUY divertidos. Los compré por error en un Día%. Los vi y los manoteé suponiendo que habían cambiado el envase. Resultó que, una noche en la que volvíamos con Raúl de nomeacuerdodónde, los abrimos. Lo divertido es que el ácido es REALMENTE ÁCIDO, es como chupetear una rodaja de limón. "Casi" te obliga a cerrar un ojo, pero no es necesario cerrarlo.
Aunque pasa muy rápido, te inundan la boca de baba, aunque no al punto de atragantarte. Como dije, pasa rápido la sensación y lo que queda es una gelatina dulce. Ahora, a propósito, volví a comprar dos paquetes porque además de despertarme, me divierten. Me divierten mucho y no son peligrosos a la hora de estar manejando (a veces me siento como Homero).
Sin embargo, el otro día estaba en Coto, dando vueltas por la góndola de las golosinas y tratando de sobreponerme al soponcio (palabra MUY caracterísitica de señor no tan joven) que me produjo el precio de los huevos de Pascua (lo que me decidió a no comprarle a mi hijo el huevo Kinder que siempre le compré, ni a Raúl la figura de chocolate de conejo que tanto le gusta) y me encontré con las D.R.F. Y pensé
¡Cierto!, como los corazoncitos Dorins o las Punch (que incluían unos puntos ácidos), son pastillas de azúcar prensada y para despertarme están bárbaro. En la góndola había D.R.F de limón, naranja, menta y mentol. Compré de limón y de naranja, que resultan distinguibles por el color del envoltorio, pero el sabor no está. Y no voy a hacer comparaciones con las que comía cuando era menos joven, pero… No vi los corazoncitos Dorins
ni las pastillas Billiken Mentol (que picaban que daba calambre) y
tampoco me reencontré con las pastillas Punch (que tenían unos puntos de color que eran ácidos).
Aunque alguna vez sí compré un par de paquetes de La Yapa
pero me resultan muy incómodas porque se escapan de la “bolsa de las mañas”. Y, entre tantas mañas, una es que NO SOBRESALGA NADA DE LOS LÍMITES DE LA BOLSA.
Si llegás a encontrar los caramelos Mogul Extreme, probalos y después contame.

domingo, 21 de marzo de 2021

Y se cumplió el primer año de vida empandemiada


Todo lo que vaya a quedar escrito tiene que ver conmigo, con mis experiencias, expectativas, felicidades y lo que sea que me rodea y que haya sido observado por mi subjetividad. Y por mi objetividad, también, pero a esa le confío un poco menos.
Tambien, antes de escribir lo que sea que quede escrito, quiero aclarar lo afortunado que sé que soy. Mantuve mi puesto laboral, pude mantenerme con mi salario, pude trabajar desde mi casa, pude mantener mi salud (lo mismo que todo el mundo en mi entorno familiar –por supuesto que incluye a mis amigues-) Por supuesto que siempre hay altibajos y que mi “afortunadez” no resulta de la comparación con otros, resulta de mis propias circunstancias, resulta de reflexionar que “peor hubiera sido”… Se parece mucho a conformarme, sin embargo, se trata de ver las propias situaciones. También podría decir, “mejor hubiera sido…”, pero ese sería el modo negativo de evaluar la situación. De todos modos, creo que es necesario ser agradecido. Así como una patada en el culo resulta en un paso adelante, un paso atrás es necesario para tomar envión. Y en cualquier caso, siempre hay algo para aprender.
Desde lo laboral, nunca dejé de trabajar, pero lo hice desde casa. ¿La experiencia? En principio, me resulta muy invasivo tanto de mi parte como de parte de los alumnos. El volumen de trabajo, como habitualmente ocurre al trabajar en casa, aumenta ya que siempre hay un “algo más y termino” que aparece y prolonga el laburo. También es cierto que pude trabajar en calzones y medias, no tuve que viajar para ir a trabajar (aunque eso no cambió mis hábitos madrugadores), aunque siempre estuve presente, por lo menos, diez minutos antes del inicio de las clases virtuales. Si me preguntan, prefiero el trabajo virtual, aunque hay que acomodarlo mejor.
No tuve vínculo personal con nadie durante un tiempo. Desde marzo (19/03) hasta el 15/08, todas las interacciones fueron virtuales (lo que me hace reconocer que también soy un afortunado por tener disponible todos los medios para poder acceder a las comunicaciones virtuales), los cumpleaños fueron, también, virtuales, las compras en el supermercado fueron mixtas: algunas virtuales, otras fueron rápidas visitas…
El primer reencuentro con Raúl, mi novio, fue el 15/08, después de cinco meses de no compartir en persona. Entonces, nos pusimos de acuerdo, gestioné un permiso de circulación y fui para su casa. La situación fue muy extraña. Los dos somos personas en riesgo y nos saludamos con el codo, nos sentamos distanciados, no nos sacamos los barbijos y por algún tiempo nos vimos cada quince días. Después, con el cambio de ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio) a DISPO (distanciamiento social preventivo y obligatorio), retomamos los encuentros personales fin de semana tras fin de semana.
El 9/11 se dispuso el cambio de ASPO a DISPO, por lo que pudimos planear alguna salida. La primera que pudimos hacer fue el 14/11 a Escobar. Fuimos al mediodía, llovió durante todo el viaje, pero al llegar se despejó y pudimos disfrutar de estar un rato al aire libre. Y fue SENSACIONAL. Pudimos expandir un poco las salidas ya que se “liberó” el recorrido por el AMBA (área metropolitana de Buenos Aires)
La mayoría del resto de los encuentros personales sigo teniéndolos suspendidos. Me encontré dos veces con mi hijo y su novia, manteniendo distancia, al aire libre, usando barbijo; mates individuales, vasos descartables. Con mi tía de 83 años también nos vimos dos veces, lo mismo que con mi hermano, cuañadas y sobrinos. Las salidas siguen estando muy restringidas, aunque sigo haciendo algunas, con muchos cuidados. Básicamente, los contactos personales están muy limitados, del mismo modo que los tumultos de gente.
También se estableció que la temporada de verano se extendiera desde el 1/12/2020 y, aunque no está dicho, se espera terminarla al finalizar Semana Santa de 2021 (4/04). Por ahora, y si no se complica la situación epidemiológica, las pautas son: pedir permiso de acceso al lugar de destino (https://www.argentina.gob.ar/verano/provincia-buenos-aires).
En Europa la pandemia tuvo dos y hasta tres olas (así se las denomina cuando los casos aumentan DRAMÁTICAMENTE), hasta ahora. Acá, después de haber tenido un tiempo de descenso de casos, durante enero hubo una subida muy preocupante. Y en lo que va de marzo, parecería, que se va consolidando otro ascenso paulatino. Eso me tiene MUY preocupado. De hecho, al día de hoy, Gaby (mi exesposa) tiene un hisopado positivo de COVID-19 y, por mucho que sus síntomas son muy leves, hasta que se termine, no voy a estar tranquilo.
El confinamiento, como ya conté, no es algo que me moleste. Mis vacaciones transcurren encerrado en mi casa, salvo cuando puedo ir a algún lugar. ¿Disfruto? Claro, si no, no lo haría. Parecería que esta cuestión que viene de familia materna, ya que mi tía es igual. Y parece que, para mi hijo, será una cuestión heredada de mí.
Muchas veces, estando en mi casa, me sorprendo al mirar por la ventana y tener la sensación que la pandemia, para mucha gente, no existe. Como dije, puedo elegir no salir, pero hay mucha gente que no puede (los considerados “esenciales”, los que no tienen opción y deben salir a ganarse el dinero cotidiano), pero también están los que no creen en la pandemia y hay quienes, aun admitiendo que el virus existe, deciden no vacunarse
Sigo usando el barbijo, aunque muchas veces me pasa que llego a la planta baja y tengo que volver a subir porque me lo olvidé.
Si veo que hay mucha gente “amuchada”, me voy. Sigo cuidándome mediante el uso de barbijo y evitar las aglomeraciones. Y si quiero ir a un sitio con más gente de la que me gusta, me pongo una máscara de acetato transparente. Esa va conmigo y hace su aparición cuando lo creo necesario. Raúl tiene una igual y cree haberla dejado en el asiento trasero del auto. Cuando vaya a buscarlo me voy a fijar si sigue ahí.
Cuando manejo, como usualmente voy solo, incluso si voy con Raúl, me saco el barbijo. Las veces que fuimos más, no me lo saqué. Y mientras no haya alguna otra forma de cuidado, voy a seguir usándolo. No hay alternativa.
A un año de vivir empandemiado, mi vida en general, no cambió demasiado dentro del año de la pandemia. Respecto de mi vida antes de la pandemia, el cambio es muy grande. Se supone que hay muchas lecciones por aprender, pero no estoy tan seguro de haberlas aprendido todas. Sé que algo aprendí, pero no tengo tan claro que haya sido todo lo que tenía que aprender. Durante este año reforcé lo que siento por mucha gente, ratifiqué que la familia sigue siendo MARAVILLOSA y que la gente que ES MI FAMILIA ES LA MEJOR Y LOS AMO.
Al día de hoy (21/03/2021), Raúl está vacunado con las dosis de la vacuna Sputnik V (de origen ruso) y Gaby recibió la primera de las dos dosis de la vacuna Sinopharm (de origen chino), esperando la segunda dosis para abril. Me alegra mucho y me tranquiliza que algunos ya estén vacunados o parcialmente vacunados. Espero que en poco tiempo todos estemos completamente vacunados.
Bueno, es todo por ahora.