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martes, 23 de marzo de 2021

Las pastillitas...

En el auto, colgando de la palanca de cambios, tengo esta “bolsa” que tiene dos bolsillos. En uno llevo pastillas (en el más chico de los dos) y, en el otro, tiro basura, lo que incluye a los envoltorios de las pastillas. Dicho sea de paso, el tamaño de los caramelos sigue achicándose. La primera vez que tomé conciencia del cambio de tamaño de los caramelos, fue en los últimos años de la década de mil novecientos noventa, cuando compraba las pastillas Clight
porque tenía la misma manía que ahora (chupetear algún caramelo mientras manejo) y, además, trataba dejar de fumar. Por supuesto, los caramelitos me sirvieron para satisfacer el primero de mis hábitos, pero no para el segundo (que se terminó después de haber estado quince días internado en el año dos mil once)
Tuve otra bolsa que también me habían regalado, pero la perdí. Aquella bolsa tenía a The Beatles impresa, pero como se baja del auto conmigo, en algún sitio, se me cayó y no me di cuenta. Me da mucha pena.
Usualmente llevo pastillas “fuertes sin azúcar”
(como buen gordo arrepentido), porque tengo la fantasía que, si no tienen azúcar, yo no engordo. Pero si no consigo sin azúcar llevo pastillas “fuertes como vengan”
Porque, como con la gaseosa agua tónica, supongo que al no ser "dulde" no me engorda (¡JA!). Lo incómodo de estas Halls (que no dicen "sin azúcar"), es que vienen envueltas en papel y se pegotean a los caramelos. Por supuesto que al estar adentro del auto y, además, adentro de la bolsa de las mañas, el calor hace de las suyas y medio que las derrite (lo que hace que queden todavía más chicas), haciendo que el papel se pegue y complique la ingesta. Y cuando el papel se vuelve rebelde y decide no despegarse del caramelo, le sigue en suerte: manduco y uno y el otro es un adicional. Claro, eso genera la necesidad de escupitajear el papel que va despegándose, pero ese es el menor de los contratiempos. Y si no se puedo escupitajear (mi versión del esucpitajeo es hacerlo en un pañuelo de papel, porque la versión de mi viejo -abrir la ventanilla y hacerlo volar al exterior- no me gusta), ¡pa' dentro, carajo!
Ahora… en la foto de la bolsa de las mañas, hay unos caramelos de gelatina que se llaman Mogul. Esos Mogul no son sin azúcar. No, cierto. Tienen MUCHO azúcar, pero a sugerencia de mi hijo, los llevo para los casos en que tengo que manejar y me siento cansado (aunque lo mejor sería parar y descansar, pero en un viaje de media hora, no se pueda; aunque depende de qué tan cansado me sienta). El azúcar “despierta”, de ahí esos Mogul. Si fuera por mí, llevaría dulce de leche, pero como dije más arriba, soy un gordo arrepentido…
La cosa con los Mogul es que existen (cuestión desconocida por mí hasta que me pasó) unos que se llaman Mogul Extreme:
Son unos caramelos MUY divertidos. Los compré por error en un Día%. Los vi y los manoteé suponiendo que habían cambiado el envase. Resultó que, una noche en la que volvíamos con Raúl de nomeacuerdodónde, los abrimos. Lo divertido es que el ácido es REALMENTE ÁCIDO, es como chupetear una rodaja de limón. "Casi" te obliga a cerrar un ojo, pero no es necesario cerrarlo.
Aunque pasa muy rápido, te inundan la boca de baba, aunque no al punto de atragantarte. Como dije, pasa rápido la sensación y lo que queda es una gelatina dulce. Ahora, a propósito, volví a comprar dos paquetes porque además de despertarme, me divierten. Me divierten mucho y no son peligrosos a la hora de estar manejando (a veces me siento como Homero).
Sin embargo, el otro día estaba en Coto, dando vueltas por la góndola de las golosinas y tratando de sobreponerme al soponcio (palabra MUY caracterísitica de señor no tan joven) que me produjo el precio de los huevos de Pascua (lo que me decidió a no comprarle a mi hijo el huevo Kinder que siempre le compré, ni a Raúl la figura de chocolate de conejo que tanto le gusta) y me encontré con las D.R.F. Y pensé
¡Cierto!, como los corazoncitos Dorins o las Punch (que incluían unos puntos ácidos), son pastillas de azúcar prensada y para despertarme están bárbaro. En la góndola había D.R.F de limón, naranja, menta y mentol. Compré de limón y de naranja, que resultan distinguibles por el color del envoltorio, pero el sabor no está. Y no voy a hacer comparaciones con las que comía cuando era menos joven, pero… No vi los corazoncitos Dorins
ni las pastillas Billiken Mentol (que picaban que daba calambre) y
tampoco me reencontré con las pastillas Punch (que tenían unos puntos de color que eran ácidos).
Aunque alguna vez sí compré un par de paquetes de La Yapa
pero me resultan muy incómodas porque se escapan de la “bolsa de las mañas”. Y, entre tantas mañas, una es que NO SOBRESALGA NADA DE LOS LÍMITES DE LA BOLSA.
Si llegás a encontrar los caramelos Mogul Extreme, probalos y después contame.

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