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viernes, 10 de abril de 2020

En fin, será en otro momento...

Estoy en la madrugada del 09/04/2020, comienzo de la Semana Santa de 2020.
En un año sin sobresaltos, para mí, debería empezar mi Semana Santa, incluyendo al sábado, aclaración más que pertinente porque, para mí, es una jornada laboral.
Pero este no es un año sin sobresaltos, todo lo contrario. Esta pandemia de Corona virus (Covid - 19) rompió todo. Rompió las sociedades, imponiendo cuarentenas y aislamientos sociales para reducir las consecuencias de los posibles contagios. Pero también las sociedades porque rompió el sistema capitalista que, después de esto, necesariamente deberá ser distinto. Rompió con toda cuestión, más o menos, organizada.
Y nos desorganizó.
O, si lo vamos a ver positivamente, nos está obligando a organizarnos distinto, y si quisiera verlo más positivamente, nos está obligando a organizarnos de un modo más inclusivo. Parece un poco temprano para esto, pero...
Una cuestión que parece un dato de color (pero que no lo veo de ese modo), es la aparición de animales en estado natural, en tierras que los ¿seres humanos?, les restringimos. Así andan los carpinchos por barrios privados, palomas haciendo nido en los autos que llevan días estacionados, aves caminando por una calle de Olivos... Es casi como que la película "Vecinos invasores" (hasta el título de la "inocente película" es una mierda) resultó premonitoria.
Pero esta pandemia no es un chiste. Es un grandísimo desastre. Por mucho que el mundo está reponiéndose de nuestro mal uso (el agujero de ozono se redujo en un 30%, en los cananles de Venecia hay peces y otras especies acuáticas, Etc.)
Pero, desde mi mismidad, o de nuestra mismidad, esta pandemia nos dejó sin salida de Semana Santa.
En enero perdí mi tarjeta de débito. Y como si no alcanzara, el que la encontró (o me la "bolsiqueó") me gastó $ 11.000,00. Cuestion que entre los incontables reclamos, nos prometí, que en cuanto me devolvieran el dinero robado, íbamos a reservar algo para la Semana Santa. Dos meses después, cuando me hicieron el reintegro,  elegimos que íbamos a pasar cuatro días en Mar del Tuyú y señamos el lugar. Nuestro período de iba a ser del 9/04 al 12/04, lugar que señamos el 10/03.
Y llegó el Corona virus...
Y nos dejó, no sólo aislados y distanciados (Raúl está en su casa y yo en la mía), sino con todas las complicaciones impensadas, de una situación absolutamente inesperada.
Iban a ser unos días geniales, donde iba a satisfacer mi gusto de manejar en ruta, parar en Atalaya de Chascomús (tanto a la ida como a la vuelta), parar en la YPF - ACA que está a la entrada de Dolores, de pasar por la esquina de Croto y de conocer (apenas) un sitio que no conozco: Mar del Tuyú. Después, la vuelta.
La salida iba a ser el 09/04/2020 a la mañana temprano, a eso de las 6:00; y el regreso desde allá, sería el 12/04/2020, más o menos al mediodía.
Pero nada de eso fue. Y ya no será. Será otra salida, a otro lugar en otras fechas y con otros horarios, pera esta salida, planificada como estaba, YA NO SERÁ.
Claro que no hay discusión posible. Hay una cuestión de responsabilidad individual y de peligro social, más allá de las limitaciones a la circulación que nos imponen.
Medidas que, a la vista de lo que ocurre en otros sitios, agradezco que se tomen.
La cancelación involuntaria de esta salida, me hizo acordar que, en noviembre de 2018 habíamos reservado para febrero 2019 en un hotel de Necochea, pero dos semanas después de la reserva, el dueño del hotel, se murió.
Y nos quedamos sin conocer Necochea.
Y ahora me quedo sin conocer Mar del Tuyú.
Cuando algo no debe ser, no es.
Esta pandemia vino para algo, hay algo que debemos (o debo) aprender. Cada quien deberá encontrar su "¿para qué?", más allá del "¿para qué?" genérico.
Bueno, a esperar que todo esto pase lo más rápido posible, con la menor cantidad de consecuencias negativas posibles y con la mayor capacidad de beneficios posibles.

lunes, 23 de marzo de 2020

Viviendo la cuarentena del año 2020

Voy a intentar dejar por escrito esta situación que, para mí, es inédita.
PANDEMIA DE COVID-19 (Corona virus)
Durante enero de 2020, en Wuhan (https://es.wikipedia.org/wiki/Wuhan), específicamente en un mercado de mariscos del sur de China (https://es.wikipedia.org/wiki/Mercado_mayorista_de_mariscos_del_sur_de_China_de_Wuhan) donde se comercializan especies exóticas (pangolines, cobras, boas, perros, gatos, ratas, murciélagos, peces globos y andá a saber que otra asquerocidad similar) que, según se dijo, son bastante buscadas por "los nuevos ricos", para sus banquetes y, así, demostrar su nuevo estatus social; se originó una pandemia mundial conocida como Corona virus o Covid-19. Dicen que el origen pudo ser una sopa de murciélago o algún plato con pangolín; y trata de una especie de gripe que se transmite de persona a persona muy rápidamente.  Afecta, mayormente, a los adultos mayores y, fundamentalmente, a los que tienen enfermedades previas de base como: asma, diabetes, inmuno depresión, hipertensión, problemas cardíacos. Como respuesta a la pandemia, rápidamente, China cerró sus fronteras y, literalmente, cerró la provincia de Hubei, ya que el epicentro (el mercado) está allí. Hasta el día de hoy (24/03/2020) no existe vacuna, y el único procedimiento preventivo es el aislamiento social; situación que en mi país, Argentina, se puso en marcha el lunes 16/03 mediante el establecimiento del aislamiento social (que duraría hasta el 31/03) y que, a partir del 20/03 -y hasta la misma fecha de finalización- se convirtió en cuarentena obligatoria. Mientras transcurren los días, hay controles de Policía Federal, Policía de la Ciudad, Gendarmería y/o Prefectura, para que no haya ciudadanos circulando, excepto, que cumplan alguna función esencial y/o tengan una autorización o declaración jurada que indique que está cumpliendo alguna cuestión de importancia, o se están abasteciendo de alimentos o medicamentos; por las noches pasan helicópteros vigilando la circulación y, algunas veces, la policía sale con los patrulleros y altoparlantes, recordando la vigencia de la cuarentena. Se emitieron los DNU (decreto de necesidad y urgencia) 260/2020, 287/20; 297/20, que establecen modalidades de desplazamiento y Etc.
Toda esta pandemia (claro que hay teorías conspirativas que sostienen que este virus, es un desarrollo de EEUU) no sólo pone en jaque a los servicios de salud, sino que resquebrajó todas las teorías capitalistas neoliberales y el capitalismo en general. El tótem neoliberal llamado mercado, desapareció en cuanto vio mermar sus ganancias, y el único que se encarga es el estado nacional.  Países como Cuba y China, países muy criticados y, en el caso de CUBA, además bloqueado por EEUU (igual que Venezuela) son los que envían sus médicos, los exponen a una horrible pandemia para colaborar con los países del mundo. En toda esta cuestión, nuestra economía terminará más que muy resentida. En mi país, se tomaron decisiones rápidas y, parece, eso hace que esté bastante controlado, aunque, se espera que la pandemia avance, siendo un hecho que ya tenemos el primer caso "autóctono". En Brasil, con Bolsonaro, apenas si hacen algún control; en Chile, con Piñera, se dictan algunas medidas (como prohibir la circulación de 18:00 a 6:00), pero no parecen muy efectivas. Estados Unidos, de la mano de Trump, se niega a tomar decisiones que impidan el desarrollo de la pandemia, y eso obliga a los distintos gobernadores a tomar las medidas que consideren mejores. Inglatera, de la mano de Boris Johnson, no tomó medidas hasta el 23/03/2020 que decidió una cuarente de tres semanas,  porque hasta ahora, sus ideas neoliberales, lo llevaron a creer que las presonas podían generar anticuerpos y que, para eso, debían contagiarse masivamente; además de sostener que las empresas no podían dejar de funcionar. Italia, donde dejaron que todo ocurriese hasta que consiguieron estar en el segundo lugar de muertos, después de China lugar donde todo comenzó. Todos esos países tienen en común sus ideas neoliberales.
Volviendo...
Toda la cuestión, para mí, es inédita; totalmente desconocida.
Por ahora, entre lo que empezó como aislamiento y que luego mutó en cuarentena, llevamos nueve días corridos, aunque puramente de cuarentena son cinco. En este tiempo, salí: el lunes 16/03 para ir a trabajar (y ese día nos dijeron que ya no volviéramos hasta el 01/04/2020), el martes 17/03 para un arreglo del auto, el viernes 20, por unas compras para mi tía y. Los primeros días, los del aislamiento, no había restricciones sino unas medidas precautorias: distanciamiento social (dos metros con otro supuesto humano), lavado de manos constantes, aplicación de alcohol en gel, taparse la boca con el pliegue interno del codo y reducción de salidas al máximo. Pero a partir de la aplicación de la cuarentena, todo se puso más estricto. Así y todo, existen muchísimos irresponsables que no entienden que deben quedarse en sus casas, entonces, creé un álbum compartido en Facebook para dejar registrados a algunos (porque dudo que nos enteremos de tod@s) de ell@s: https://www.facebook.com/fagabrielli/media_set?set=a.10222158489529175&type=3.
En Internet hay un mapa interactivo donde se registra el avance de la pandemia: https://www.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6
La enfermedad, para los grupos de riesgo, termina en muerte. Pero la muerte es en total soledad (para el enfermo y para la familia, ya que una vez fallecido el enfermo, no pueden disponer de sus restos) y  una vez que se diagnostica positiva la infección, se aisla al paciente en algún centro de salud; excepto en Italia que están absolutamente desbordados y están eligiendo a quienes internan y a quienes, no. Sean en nosocomio o en casa, el que está infectado está aislado porque contagia, aún, después de muerto. En Italia se aplica "el derecho a decir adiós" y para eso, donan tabletas para que los moribundos puedan despedirse a distancia. Italia hizo algo que China, no: mostrar algunas imágenes estremecedoras: camiones trasladando féretros con muertos por Covid-19, los ataúdes amontonados...
Y, a pesar de las imágenes, la información, las campañas, las etiquetas en los mensajes de Instagram y/o Twitter (#QuedateEnCasa, #YoMeQuedoEnCasa, #QuedateEnCasaLaPutaQueTeParió y muchísimas otras) sigue habiendo descerebrados que nos exponen a todos.
Toda esta cuestión, cuando se estableció el aislamiento social, el 16/03/2020, me hizo acordar a una gran historieta El Eternauta. No es exactamente igual, pero tiene algunos puntos de contacto y eso me lo trajo a la memoria.
La verdad es que parece surrealista todo lo que está pasando, pero no lo es. Es la realidad. Y, por supuesto, cada quien la vive a su modo.
Cuando se estableció el aislamiento social, me pregunté qué iba a hacer para intentar colaborar con algo de ánimo. Entonces, decidí cambiar mi saludo de todos los días. Ahora, vía Instagram (@fagabrielli y @profeinet) publico frases que me parecen motivadoras (aunque si lo veo con mi prespetiva anterior, hubieran resultado exasperantes). Así las cosas, por ahora, publiqué:




















Además estoy llamando (lo que no hago habitualmente) con cierta regularidad, porque me parece que hay que estar en contacto... No sé, esto es nuevo y hay que probar recetas nuevas.
Acabo de darme cuenta que NO ES CIERTO QUE ESTO ES INÉDITO PARA MÍ. La verdad es que estuve internado dos veces (una en 2005 por un flemón en la garganta -7 días- y otra en 2011 por una tuberculosis pleural-15 días-) y eso se pareció bastante. De hecho, cuando tuve la tuberculosis pleural, estuve quince días internado y casi tres meses encerrado en mi casa, saliendo sólo por casos de extrema necesidad: visitas al nuemonólogo, estudios médicos y aprovisionamiento.
En mi caso, al vivir solo (aunque estoy en pareja), una cuestión que se nota claramente es la soleddad. Pero con ella me llevo genial. De hecho, mis vacaciones cuando no estuve en pareja fueron encerrado en mi casa, saliendo sólo si era necesario. Disfruto de mi encierro autodispuesto... Bueno, ahora el encierro es impuesto por cuestiones de salud. La diferencia está en la inquietud que genera este, y no aquel.
Nací en 1963, tal como canta Fito Páez (https://www.youtube.com/watch?v=hDdMJQfYJl8), lo que significa que en algún momento de este 2020, debería cumplir 57 años.
Me acuerdo haber visto la supuesta llegada del hombre a la luna.
Y también vi al Topo Gigio con Juan Carlos Mareco "Pinocho" (https://www.youtube.com/watch?v=_KIFTQgUaO0).
Cuando tuvimos gallinero, mi viejo agarraba un huevo directamente del nido, lo pinchaba en los extremos y "chupaba" la clara y la yema. Cuando hice lo mismo, me dio mucho asco la clara, que era como un gran moco que nunca terminaba.
Para que creciéramos fuertes, muchas veces, nos batían un huevo (recién salido del nido de alguna gallina) con azúcar y un poco de vino...
Había comidas, como la pizza, las empanadas, el pollo o la tira de asado, que básicamente se comían con la mano.
Las gaseosas escaseaban, entonces, tomábamos vino con mucha soda.
Tomábamos la leche de la boca de la botella, aunque existía una campaña para que eso dejara de suceder.
Tomábamos agua directamente de la canilla y, como en mi caso, muchas veces de la canilla del bombeador (porque no teníamos agua corriente). Y no existían los filtros, de modo que en las pavas se formaba mucho sarro, y en los humanos, ¿adonde habrá ido a para ese sarro?
Las comidas se cocinaban en cacerolas de aluminio (al menos en mi casa).
La calle era como estar en el patio de mi casa.
Los perros eran nuestras mascotas, pero no tenían dieta propia sino que comián lo que se les cocinara que, las más de las veces, incluia las sobras de nuestras comidas. Les arrancaba las garrapas y las reventaba de un martillazo en el piso del garaje de mi casa.
Nos vacunaban todos los años contra lo que alguien determinaba que debían vacunarnos.
Con todo lo anterior, sólo quiero decir que sobreviví a montones de situaciones que pudieron haberse desatado con tantas asquerosidades (vistas desde hoy, pero en aquel momento eran geniales).
Pero además hubo algunos otros acontecimientos con la salud:
Cuando nací lo hice mientras se desarrollaba la pandemia de poliomielitis. Se documentó, en un principio, en 1950 y el último caso en Argentina fue en 1984. La vacuna Sabín oral fue clave para su erradicación: (https://www.sanofi.com.ar/es/sobre-nosotros/areas-terapeuticas/Vacunas/Poliomielitis/Evolucion-de-la-poliomielitis). Pero, y en paralelo, en 1960 aparece la Tos convulsa (o tos ferina o coqueluche o pertussi). De esta pandemia, sólo me acuerdo que nos llevaron a Córdoba, pero no recuerdo si fue por prevención o porque alguno de nosotros la tuvo. Desde 1981 y hasta la actualidad, convivimos con la pandemia de VIH, que en su comienzo fue llamada "la peste rosa", dado que se detectó principalmente en homosexuales. Desde 1993, ya nacido mi hijo, se desata una epidemia de Cólera, enfermedad de la que no tenía noción hasta ese momento. Luego fue el turno del SARS (Síndrome agudo respiratorio). Después le tocó la llegada a la Gripe A. El Dengue, que ya era conocido, tuvo su peor pico en el año 2016, pero en esa ocasión trajo consigo al Chikungunya. En 2019 hace su aparición el Zyka, y ahora estamos en medio de la pandemia de Corona virus.
Entre todo esto nos pasaron derrocamientos de gobiernos democráticos, AAA, peronismo, golpes de estado que impone el modelo neoliberal, UCR (Alfonsinista), neoliberalismo (Ménem - La Alianza -con De La Rúa a la cabeza-), cinco presidentes en una semana, default con el FMI, fondos buitres, Kirchnerismo (Néstor Kichner / Cristina Fernández x 2 - se usa permanentemente la frase "LA PATRIA ES EL OTRO", pero sólo empezó a ser entendida a partir de esta pandemia-), neoliberalismo (PRO - Macrismo / UCR -no Alfonsinista-), ¿Populismo? (Alberto Fernández - Kirchnerismo)...
¡En fin!
Hemos recorrido un largo camino.
Julio Grondona tenía un anillo que decía:

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TODO PASA

y todo esto también va a pasar. Lo que es seguro es que, una vez que haya pasado, ya no seremos iguales y tampoco seremos todos los que éramos.
Nada y ninguno será igual. Y todo, como siempre, habrá pasado.



domingo, 30 de junio de 2019

¿Prefiero creer que todavía hay esperanza?

Hoy es (o empieza a dejar de ser) sábado, 29 de junio de 2019.
El pronóstico de hoy...

 

se cumplió. A medida que la tarde avanzó, la llovizna se fue haciendo cada vez más persistente y la temperatura fue descendiendo. No puedo decir que haya hecho frío, pero puedo decir que fue un día desapacible...
Ahora, a la noche, desde mi casa y cuando la llovizna se convirtió en una garúa...




después de haber cenado, voy a dedicarme a escribir algo que me tocó ver.
Vi lo que vi, pero también imaginé y supuse en función de lo que vi.
Durante el día de hoy, Manuela, la mascota de catorce años de Raúl, mi novio, murió. Después de preguntarle si quería que fuera a acompañarlo un rato y haber recibido un "sí" por respuesta, me fui para su casa. Sobre el duelo por la partida de las mascotas, sólo voy a decir que, como todo en la vida, cada quien lo lleva a su modo. Aprendí que, desde mi lugar, sólo puedo acompañarlo y respetar el proceso. Y así como en este caso, en muchos otros.
La cosa es que, después de pasar la tarde juntos, para volver a mi casa, tomé el tren Belgrano Norte hasta Retiro y, desde ahí, el 33 para concluir el viaje de llegada.
Al llegar, y como consecuencia de las obras (que imagino que son) de construcción de la nueva estación terminal del tren San Martín, la zona es un desastre: parte de la avenida Ramos Mejía obstruida, paradas de colectivo inhabilitadas, colectivos circulando por donde se puede y, lo peor, las paradas de colectivo sin iluminación. La cosa es que bajé del tren, salí de la terminal y me acomodé, en la oscuridad, detrás de una chica (mujer joven, en realidad) que estaba esperando. Después sabría que esperaba y viajaría en el mismo colectivo que yo.
Después de un rato, molesto por la demora, la oscuridad, la llovizna y la temperatura que bajaba, empecé a dedicarme algo que me caracteriza: mirar. Porque, como ya conté, si hay algo que hago, eso es mirar.
Un poco más adelante de mí, ocupando un lugar en un asiento, había dos sombras: una persona adulta con un@ niñ@ "a upa". Ambos abrigados (como dije hacía frío, mucho más si uno está a la intemperie y expuesto constantemente al viento y, para hacerlo peor, con la temperatura bajando) hasta con una frazada cada un@. Por la iluminación que aportaron las luces de algunos colectivos al pasar, pude distinguir que la sombra que sostenía al niñ@, pertenecía a un hombre. Imaginé que ese hombre era joven, con barba... Pero no tengo sustento para sostener lo que imaginé.
Mientras soliloqueaba y mironeaba alrededor, por la Av. Ramos Mejía y empujando un carro 

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muy parecido al de la foto, incluso con esa misma bolsa pero vacía, se acercó un hombre, delgado (quizás en demasía), de andar cansino, aunque constante.
Pocos metros después de pasar por delante de mí (y antes, por delante del señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima), se detuvo. Tomó de dentro de la bolsa una "vianda" muy parecida a la de la foto

Resultado de imagen para vianda en bandeja plástica para gente en situación de calle

envuelta en film (ya dije que soy mirón y el reflejo de las luces de los vehículos me dejaron distinguir ese film) y apoyando encima de este, algún tipo de utensilio para consumir el contenido. Dejó su elemento de trabajo -el carro- (según yo, claro), se acercó al señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima, y le extendió la vianda. El señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima, intercambió palabras con el señor que empujaba el carro y terminó aceptando la vianda.
Manipuló la vianda (imagino que "pelándola", es decir, quitando el film), tomó el utensilio y empezó a dedicarse a alimentar al / a la niñ@ que tenía encima.
Y el señor que empujaba el carro, volvió a esa tarea: volvió a empujar el carro...
Entonces, yo que no creo en la gente; yo, que creo que la gente (siempre incluyéndome entre "la gente") es mala por naturaleza, pero adiestrada para aparentar no serlo por la socialización y la cultura; yo, el que no espera nada de nadie... decidí que PREFIERO CREER QUE TODAVÍA HAY ESPERANZA.
¿PREFIERO CREER QUE TODAVÍA HAY ESPERANZA?
Por supuesto que esa esperanza no es muy esperanzadora y tiene matices, dados por los cuestionamientos que, natural y obviamente, me aparecen.
El señor que empujaba el carro aparentaba ser lo que, de algún modo, llamamos "cartonero". Ese cartonero que pasó a ser llamado reciclador.
El señor que empujaba el carro, no parecía estar distribuyendo viandas. En mi suposición (o imaginación romántica) el señor empujador de carro cedió al señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima, la vianda en cuestión que, originalmente (y en mi mirada romántica) le pertenecía. Entre lo que miré y lo que pude imaginar con lo visto, no me pareció divisar dentro de la bolsa del carro, más viandas.
Las preguntas, entre otras, son: 
¿Por qué no se me ocurrió a mí, alcanzarle al señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima, una vianda de algo?
¿Por qué no está el estado brindando amparo al señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima?
¿Por qué no hay más fundaciones ocupándose de los muchos "señor en sombras, abrigado, con un@ niñ@ encima"?
Al final, y sin que sea concluyente, parecería ser que sólo entre "pares", la caridad es posible. Parecería ser que sólo los que atraviesan situaciones similares, son capaces de acobijar a sus pares; o a aquellos que podrían serlo.
Quisiera poder preferir creer que todavía hay esperanza, que todavía es posible esperar que la sociedad (de la que soy parte) será más amorosa, respetuosa e inclusiva con tod@s.
Quisiera. Y voy a hacer el esfuerzo por creerlo. Pero la realidad me lo hace difícil, lo que escucho y veo que la sociedad hace, casi me lo impide.
Justo este sábado, con los alumnos de uno de los cursos, estuvimos hablando del tema. Parece que Dios me está dando un mensaje.
Voy a tratar de intentar entenderlo.
Voy a hacer el esfuerzo por creer que, aunque bastante escasamente, todavía hay esperanzas...

jueves, 20 de junio de 2019

Mis aparatos y yo...

... muchas veces desarrollamos algo que se parece a un "vínculo".
O yo lo siento como si fuera un vínculo.


Esta foto es de mi vieja netbook, comprada en el 2011 (y desde la que estoy escribiendo ahora) y que mi amigazo Carlitos, revivió. Hacía un tiempo que no la usaba porque no cargaba; y no sabía si se debía a que se había roto la ficha de carga o a alguna otra cuestión. Bueno, Carly pudo arreglar la ficha para que vuelva a cargar. Y así la volví a usar.
La batería ya no tiene autonomía...
La pila que mantiene la configuración y la fecha y hora ya está agotada...
Sin embargo, es MI NETBOOK, y me acompañó mucho, mucho.


Resultó ser que en 2011, durante quince días (del 15/06 al 22/05) estuve internado en el Sanatorio Sagrado Corazón (aunque el tratamiento fue de nueve meses), por lo que terminó siendo una tuberculosis pleural, pero que empezó con la sospecha de un cáncer de pulmón. Mi amiga Alicia (alias "Vecina") , durante esos días, me prestó su netbook. Y eso me decidió a comprarme una, ya que el equipo  ES GENIAL. Lo fue en aquel momento y, actualmente, funciona genial. Por supuesto que es una netbook.


El día que Ali me la llevó, quise comprármela, pero por algo que desconozco, la operación no se completó y me quedé sin compra. Igual, Ali me dejó la suya. Y la exprimí durante todo el tiempo que me la prestó.


Cuando llegué a mi casa, compré mi equipo (la negrita) y le devolví a Ali el suyo. Quizás sea el motivo del vínculo que tengo...


Y mi netbook sigue funcionando, y al usarla me siento reconfortado y muy a gusto. Y a la pobre, cada vez, le va costando un poco más. Pero está conmigo desde el 2011, compartiendo todo un tiempo "incómodo" en el que me acompañó, incluso, a los controles médicos de aquel tiempo.


Y, sí. Acá sigue conmigo.
Por el tiempo que pueda seguir funcionando, me seguirá acompañando.

martes, 21 de mayo de 2019

De nuevo, un recuerdo me trajo hasta acá...


Hacía tiempo que no escribía en este blog, entonces, lo que hoy quería contar lo voy a hacer desde acá.
Hoy, en el subte, uno de los artistas que lo recorren cotidianamente, se estacionó en el vagón donde yo estaba y se puso a cantar. La voz era muy similar a la de Abel Pintos.
Se acomodó contra una puerta, pidió disculpas por su voz “de resfrío”, encendió un parlante y lanzó una base y sobre la base empezó a cantar “Zamba para olvidar” (https://www.youtube.com/watch?v=W-EBESAcBr8), de la que te dejo el vínculo para que la escuches por si no te acordás cual es, o por si no la conocés. Y te dejo un vínculo para que escuches distintas versiones: https://www.youtube.com/results?search_query=zamba+para+olvidar
Y como ocurre habitualmente, siempre aparece algún disparador que me trae recuerdos de algo. Esta vez, esta canción, me transportó a mi niñez…
Allá en Munro supimos ser una familia de cuatro, que pronto nos convertimos en cinco. Papá, Mamá, hijos, barrio (en el conurbano), casa, auto… Casi fuimos un estereotipo de “familia tipo de clase media”.
Casi fuimos.
La cuestión es que, en aquella casa, durante mucho tiempo, se escuchó mucha música. Tanto que la música iba con nosotros en el auto familiar, emergiendo de la radio AM y, después, con un grabador de casettes marca Sanyo (creo). Aquel grabador llegó a la familia, si no estoy mal acordado, poco después del Ford Taunus GXL 0 Km, que mi viejo compró en 1975. Y si no fue así, entonces fue distinto…



Aquella casa tenía mucha música, música acompañada por la mejor entonación posible de cada quien, teniendo en cuenta que la voluntad no lo es todo. Pero la música estaba ahí, generándonos un volumen tal de sentimiento que se nos escapaba disfrazado de, creo, malas entonaciones. Por lo menos, mis entonaciones (igual que hoy) sonaban desentonadas, pero voluntariosas...
Nuestra música tenía sitios asignados: se sentaba a la mesa de la cocina, con forma de radio que, al principio fue grande, de madera; luego fue algo más chica, y “de plástico”; estaba en un rincón del living con forma de combinado –hecho por mi viejo cuando hacía un curso de “Radio y TV”. 




(el de mi casa era exactamente igual a este)
El combinado pesaba una tonelada, pero eso no impedía que lo lleváramos hasta la galería, cuando hacíamos algún asalto (después nos acompañaría un Winco), o a la vereda de la calle, en alguna fiesta compartida con los vecinos.
Pero la música "envasada" se guardaba en el ropero de mis viejos; ellos tenían varias pilas de discos de pasta (antecesores de los LP, muy pesados, algo más chicos que los LP y muy frágiles –se rompían de nada-), 
además de los LP que son de vinilo, y de los “simples”.
La música era “casi” variada. Mi viejo escuchaba, exclusivamente, tangos. Mi vieja escuchaba de todo, incluso, valses vieneses, Los Wawancó, Feliciano Brunelli... Mis hermanos y yo, escuchábamos (a veces, forzados) lo que mis viejos escuchaban; pero el círculo de la vida nos llevó a que empezáramos a forzarlos a escuchar “música moderna” (lo que incluía al rock) que era lo que más nos gustaba.
En mi casa había mucha música que acompañábamos cantando. Pero no había folclore. Si hay una música que “casi” no había, era música folclórica. Creo recordar que, en pasta, algo de folclore había.
El folclore se nos presentaba, a veces, por la radio.
El folclore se me presentaba, fundamentalmente, en los actos escolares. Ahí, por lo general, teníamos mucho folclore. Realmente es mucho lo que desconozco sobre el tema, pero siempre que un recuerdo trae adjunto folclore, me trae:
  1. Zamba para olvidar –está más arriba el vínculo-
  2. La Cerrillana (https://www.youtube.com/watch?v=Splor0G-nRs)
  3. Hay otra más que, ahora mismo, el recuerdo me está bloqueando; sin embargo, sé que hay una más.
Y, entonces, me puse a revisar Youtube para ver si recordaba algunas canciones folclóricas más. Y algunas encontré:
No soy de aquí, ni soy de allá (https://www.youtube.com/watch?v=HAKnWi15ycs)
Canción para una mentira (https://www.youtube.com/watch?v=T77rPNeVdyE)

Esto es parte de lo que encontré y me trajo recuerdos. Seguramente hay más, mucho más.


jueves, 7 de marzo de 2019

Algo que se desató sobre mi niñez...


Cuando estudio, cuando comprendo algo, siento que se desata un proceso de "encaje" de piezas, como en el Tetris. En esas circunstancias, en mi "cabeza", todo ocupa ese único espacio que le corresponde y se interrelaciona con cuestiones ya apre(h)endidas o, simplemente, conocidas. A partir de ahí, todo ese entramado se transforma en saber, en conocimiento, en algo que ya sé. Por supuesto que no es estático y que puedo, no sin trabajo consciente, modificarlo. Pero, aunque ya no lo use, queda guardado en algún rincón de mi materia gris. Al menos, por ahora. 
Con mi terapia fue igual.
¿Qué desata esa catarata? No lo sé. Al menos no en forma consciente.
Tanto prolegómeno me resultó necesario para llegar a contar lo siguiente…
Estaba en mi laburo, preparando el material para los cursos, y "de la nada" -creo-, se me apareció una hilacha del alma; una hilacha teñida por reminiscencias de la niñez. Y como las hilachas están hechas para ser estiradas, estiré. Esto provocó que apareciera...
La casa de mis abuelos paternos que, casi con certeza, era así: 


Entoncces empecé a buscar en Internet, a ver qué había. Y como el que busca encuentra (teniendo en cuenta que hay que bancarse lo que se encuentre), encontré:
Sobre mi abuelo paterno, Severo Gabrielli: http://buscardatos.com/Personas/PadronYGuia/cpa.php?apellido=B1605BEK, aunque aparece como SeRvero. Me impresionó encontrar un posible número de Libreta de enrolamiento (43278) y que, quizás, haya nacido el 01/01/1902. Por desgracia no tengo ningún dato sobre mis abuelos paternos, entonces me alegra cuando encuentro algo, aunque siempre quisiera corroborarlo. De mi abuela paterna, que creo que se llamaba Celina Calistro, desconozco todo. Mi viejo solía decir que "era india", sin aclarar de qué hablaba. Y nunca se me ocurrió preguntarle de qué hablaba. Con el paso del tiempo le pregunté a un primo (nuestros padres eran primos, por el lado materno) si conocía la historia "india" y él me aportó lo siguiente: Un antepasado de mi abuela, de apellido Calistro, participó de la "Campaña al desierto"  y que se había "robado" una "india", con la que se casó cuando volvieron (¿a Buenos Aires?). Y por si no fuera poco, tampoco sé cuando falleció cada uno. De mi abuelo paterno, sé que fue policia del cuerpo montado y que falleció de cáncer. De mi abuela paterna, sé que tuvo algo similar a la demencia; que salía a comprar y se perdía y que siempre alguno de sus cuatro hijos tenía que ir a buscarla, y que ella decía "uno de estos días voy a agarrar Malaver derecho", sin que nadie asociara que por ahí, se llegaba a las vías del tren Belgrano. 


Y así fue, se suicidó tirándose debajo del tren. Aunque mi vieja contaba que caminó por las vías, sin que la formación pudiera frenar.
Sobre la casa, encontré dos avisos de venta: https://www.argenprop.com/casa-en-venta-en-munro-5-ambientes--4701445 y https://m.inmuebles.clarin.com/casa-en-venta-en-munro-5-ambientes--4701445 y me dejaron congelado las fotos que ahí se muestran.
El tiempo que vivimos ahí, no lo tengo claro. 
Fuimos a vivir ahí mientras arreglaban la casa que mis viejos habían comprado, también en Munro. Y aunque no sé cuánto tiempo, tengo dos hechos que marcan un posible límite temporal: 1) Unas fotos de mi jardín de infantes, que lo hice a unas cuadras de esta casa, y detrás de la cuales mi vieja escribió "1967"; entonces, siendo que nací en 1963, nosotros llegamos ahí, supuestamente, antes de aquel año; 2) Hice toda mi primaria en la misma escuela, entre 1970 y 1976, y ya vivíamos en la casa de mis viejos, por lo tanto, debimos volvernos antes de comenzar las clases, en 1970. 
Mi jardín de infantes estaba en la calle Antártida Argentina 2360

y estaba a casi seis cuadras de mi casa.


Mi paso por aquel jardín (y por cualquier otro) fue fugaz, pero algo quedó de aquella época, de un acto del "Día de la Madre":






Por cuestiones que algún día entenderé siempre viví cerca de algo referido al fútbol. En esa etapa, enfrente del club Colegiales:


Y ese club no estaba fuera del ámbito cotidano, dado que ahí jugábamos, celebrábamos algún carnaval...
Por aquella época, la calle Malaver era de tierra, con zanjones. Eso me permitió disfrutar de las ranas, vivas; porque las ranas que comimos las fuimos a cazar a otro lugar. Poco después, vimos como asfaltaban la calle y perdía su calidad de única.
Cuando busqué en www.google.com.ar/maps, la imagen que aparece de Street View, es:


Pero en la época a la que me refiero, 1 y 2, formaban parte de la misma propiedad. Mi papá contaba que la casa la habían construido mis abuelos (Celina y Severo) y sus hijos (mi tía, Lidia; mi tía, Nelly; mi viejo, Aldo y mi tío, Carlos).
Mientras vivíamos ahí, mi viejo y "álguienes" más, se ocuparon de arreglar la que sería la casa familiar. En mi familia contaban que, una de mis tantas cagadas, fue meterme en el medio de un pastón que mi viejo había preparado; situación que no recuerdo.  Aunque sí recuerdo que, en algún momento, vi el carting que tenía mi hermano mayor, Sergio, abandonado y cubierto por el pasto y que la situación me había enojado porque no podía usarlo. Acá el carting en cuestión:
En la foto, mi hermano mayor, Sergio, en brazos de mi abuela materna, Elsa; ambos en el fondo de la que sería la casa familiar, antes de los arreglos.
La hilacha me trajo el recuerdo de una escalera y ahí caí en una duda: ¿subí por esa escalera? No me acuerdo. Tampoco me acuerdo de la terraza, pero sí recuerdo la escalera. De hecho, la escalera semicircundaba el patio que estaba a la salida de la cocina, y al que daba la ventana de la habitación que usábamos mi hermano y yo. Acá la ventana en cuestión y parte de la escalera:



Nos recuerdo a Sergio y a mí, jugando con los autitos en ese patio. Recuerdo un Peugeot 404 (creo que azul oscuro) que tenía una pequeña palanca a la altura de los zócalos de las puertas (que creo que se abrían, lo mismo que el baúl y el capot del motor) para girar las ruedas delanteras. No recuerdo si teníamos uno cada uno. El auto era algo así:

Pero también nos recuerdo usando los Mis Ladrillos de goma (se secaban y se rompían, haciéndose un polvo), los Rasti (que tenían una palanca para separar las piezas) y algo parecido al Mecano (o un Mecano):



En ese patio, todas las mañanas, nos esperaba Cocolicha. Como figura en el esquema, teníamos gallinero. Mi vieja (o mis viejos, no lo tengo claro) compraron, por tandas, algunos pollitos. De alguna tanda, salió Cocolicha. Esa gallina era la única que daba huevos de doble yema. Por algún motivo, empezó a seguir por todos lados a mi vieja, y así se convirtió en "casi" otro perro. La llamábamos y ella se acercaba cacareando. Cuando era la hora de la comida, con mi hermano, cavábamos y sacábamos lombrices, que le dábamos en el pico. Andaba por la casa y, hasta donde me acuerdo, jamás ensució. Cuando compraban pollitos, mi vieja acondicionaba una caja de zapatos, ponía los pollitos y le decia a Cocolicha: "Coco, me los cuidás bien" y ella entraba a la caja, estiraba las alas y los tapaba. Una vez, mi tía y mi abuela se llevaron a mi hermano a Villa Gesell. Por alguna causa, mis viejos y yo fuimos después, en el Jeep carrozado corto de mi viejo, parecido a este:
No sé cuántos días estuvimos fuera, pero al volver, "Coco" estaba sentada en el marco superior de la puerta "del costado", la que está marcada como c), en el croquis.
Para terminar con el patio, en esa habitación, mi hermano pasó su posoperatorio de las amígdalas. Ahí mismo tuve mi primer espasmo bronquial, que me trataron con "untura blanca".
En el esquema de la casa, marcado con la letra a), está la puerta de entrada. Cierta vez golpearon y mi mamá me dice "andá y decí que no estoy", entonces fui y dije "dice mi mamá que no está". ¡Bueh!...
A continuación de la cocina, había un patio (al que daba una habitación, una especie de pequeña cocina y un baño muy rudimentario, todo independiente de la casa principal y a los que nos referíamos como "... de afuera") que tenia una estructura que servía para que un parral (de uvas chinche, creo) se enroscara y creciera. Sobre el parral se escuchaban ruidos que se atribuían a las ratas, comiéndose las uvas. Y ese patio que disfrutaba de la sombra del parral, padecía ser teñido por las uvas que caían. Como se dice por ahí, "al que le guste el durazno, que se banque la pelusa).
El punto b) indica el sitio donde había un escalón, ya que había un desnivel entre el comedor y el
resto de la casa, hacia el frente. Sentado en ese escalón vi la llegada del hombre a la luna, varios programas del Topo Gigio, incluyendo su despedida. Por aquel tiempo estaba con Juan Carlos Mareco, "Pinocho".
El punto marcado como d), era el garaje. Supongo que eso fue algo que hizo mi viejo, ya que nunca supe que mis abuelos hubieran tenido auto. Ese garaje no tenía techo ni electricidad y el piso era tierra maltrecha por la entrada y salida del Jeep de mi viejo. Y era un lugar donde yo solía jugar con mis "autitos de colección". Cierta vez estuve jugando con mi Jeep Matchbox, amarillo, como este:
y me lo olvidé. Mi viejo llegó, entró el auto y... fui corriendo a buscar mi autito, pero no lo encontré. Lloré mucho, mucho. Al día siguiente lo encontré incrustado en la tierra. Pude rescatarlo un poco maltrecho.
El punto marcado como e), más o menos, era el lugar donde estaba un árbol de granadas. Muy cerca de ese árbol, mi viejo ponía la parrila y hacía el asado. Acá una muestra:
La puerta que se ve detrás de mi vieja, es la que estaba en lo que figura como baño, al final del croquis.
Cuando la casa tenía dos lotes, mucho estaba ocupado por plantas y árboles. Eso formaba parte del jardín. Y en un lugar del jardín, mi mamá y mi abuela, con el pasillo de fondo:
Cerca de donde están mi vieja y mi abuela, había un árbol de quinotos, al que nos trepábamos y del que nos comíamos, sin piedad, los frutos. La sombra que se ve al costado de mi vieja, creo, era la que proyectaba un árbol de mandarinas salvajes. La particularidad era el tamaño de las púas que tenían sus ramas.
Acá mi hermano, contra una de las medianeras.
La cosa es que, en cuestión de minutos, todo cayó como una catarata. 
Como dije antes: las hilachas están hechas para ser estiradas, y hay que bancarse lo que va trayendo...