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martes, 28 de mayo de 2013

¡PSSSSSSSSSSSSSSSST! a no despertarme que estoy insomniándome...

De nuevo, aunque más temprano, me encontré con el insomnio.
Nos vimos cuando miré el reloj del microondas y eran 2:20, de este martes, 28/05/2013.
Convivimos a partir de las 3:05 en que el colchón me dijo "y, pa; qué tal si dejás de revolverte" y me empujó hacia las afueras de las cobijas.
Antes de eso pasé por: ¡Uf!, ¿tengo calor? MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMno. Bueno, pero me destapo. ¡Nah!, tengo frío... No, no... frío no. Me tapo... No. Voy al baño. Bueno, no. No era el baño. ¡Sirenas! ¡¿por qué pasan las ambulancias a esta hora?!, sí, claro, con el Hospital a ocho cuadras...
Cuestión que cuando entendí que ya no tenía retorno... Me calenté un café y me vine a sentarme frente a esta vidriera, pizarrón que es mi PC. ¿Por qué no agarré algunos de los móviles? Porque ahora caigo en la cuenta que no los agarré.
Y siendo 3:36 hay una radio sonando demasiado fuerte para esta hora de la madrugada. O el que la puso de despertador está muerto, o no está o es un REVERENDO HIJO DE PUTA. Vaya uno a saber...
La cosa es que me levanté y, como cada día que me levanto, Simona y Berta están esperando que les dé su almohadita de avena y trigo. Claro, habitualmente se las doy a las seis, ahora son 3:38 y me parece un poco temprano. Esto pasa porque ellas no usan reloj. Y porque en su reloj biológico, algo se activó al prender la luz de la cocina... ¡En fin! que las chinchillas no usan reloj.
La cosa fue que me levanté... encendí la PC... fui al baño... calenté mi primer taza de café... me calcé los "espechetis" (término viejísimo con el que mi tía Antonia y mi vieja, después, se referían a los anteojos) y entré en Facebook, Twitter y abrí el gestor de correo para recibir los cupones de descuento que, salvo alguna excepción más que interesante, no uso.
De verdad, te juro que la música está muy alta. No al punto de poder distingirla, pero está muy alta...
La cosa es que al abrir mi cuenta de Facebook, encontré, entre tanto:
Y me acordé del espejo. Me acordé de "los otros son un espejo".
Y mirándome... No me convenció.
Pero como no me convenció ahora, pero sí lo hizo en otro momento, me puse a buscar sobre la teoría del espejo. Encontré algo que no era, exactamente, lo que buscaba: http://es.wikipedia.org/wiki/Estadio_del_espejo, donde te cuentan que Lacán estudió a los niños frente al espejo y de cómo esto, configura su "yo"... Pero no era lo que buscaba.
Entonces me puse a revolver y... ahí sí, encontré que esto era lo que buscaba: http://es.wikipedia.org/wiki/Proyecci%C3%B3n_(psicolog%C3%ADa)
Y se trata de PROYECCIÓN. Está bárbaro para leerlo y reconocernos. Con tiempo, tranquilidad, desmenuzando y tratando de despegarnos. Manso y tranquilo, diría Piero. (http://www.youtube.com/watch?v=iF-qipoDsKY)
La definición (según la Wikipedia) es: "La proyección es un mecanismo de defensa que opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto. Se «proyectan» los sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia algo o alguien y atribuyéndolos totalmente a este objeto externo. Por esta vía, la defensa psíquica logra poner estos contenidos amenazantes afuera."
Y acá una aclaración que es muy importante: "Con frecuencia se utiliza también el término como sinónimo de otro concepto psicoanalítico, el de transferencia. Aunque están relacionados, no significan exactamente lo mismo, siendo la proyección un concepto más amplio: la transferencia es una forma particular de la proyección, en la que los deseos inconscientes correspondientes a una situación relacional del pasado se reactivan y transfieren (proyectándolos) a una nueva constelación de relaciones presentes, como es el caso de la transferencia en el contexto de la relación terapéutica".
Hay dos párrafos que me encantaron y, por eso, es que los traigo: "El recurso retórico poético de la «personificación» constituye también un verdadero proceso proyectivo que se ejecuta fuera de la psicopatología. El poeta no dice «yo estoy triste», sino «ese árbol llora la / tristeza de mis amores perdidos». Lo propio, es puesto afuera. No es el propio miedo el que asusta, sino «la oscuridad de la noche peligrosa que / acecha desde la calle». No es el oleaje del mar el que produce estruendo, sino, en una personificación, es «quien brama como yo por el abandono a que ella me sometió». El verbo es una adjudicación de la personalización proyectiva, y el adverbio «como» introduce un mecanismo retórico que se denomina «comparación»".  Y el otro que dice: "Según este autor (se refiere a Martin Heidegger), el mundo interno tiende a teñir el externo con su propia configuración. Un ejemplo de la vida cotidiana podría ser lo que se denomina «deformación profesional». El comerciante por antonomasia ve su mundo como cosas que pueden comprarse o venderse. El economista vive proyectando los esquemas de visión de su ciencia, y así todo es «bienes», «intercambio», «producción», «consumo», «costo», «beneficio». Algo análogo acontece con cualquier profesión. Esta «realidad psíquica» es la base de sustento de los tests proyectivos. No todos ven lo mismo en lo amorfo o no significante, como por ejemplo en las manchas de colores del test proyectivo de Rorschach. El mundo interno con su estructura o Gestalt conforma de modo muy especial lo que se ve, y una misma situación «objetiva» es percibida de distinto modo por los diferentes sujetos que a ella se enfrentan. La categorización de respuestas, posterior a la investigación, da pie a las interpretaciones psicodiagnósticas".
La cosa es que todo este despliegue me llevó a preguntarme "¿por qué, si antes aceptaba la idea del "espejo" -cuando me jode algo del "afuera", en realidad me jode algo en mí- como un axioma (http://lema.rae.es/drae/?val=axioma), hoy no es un sofisma (http://lema.rae.es/drae/?val=sofisma) pero NO lo reconozco tan claramente en mí mismo?
¡CHAN!
Es un poco temprano para revolver tanto, pero... siendo 4:29, estando insomniado, con la cafeína que me aportan la Coca light y el café, con Piero cantando "Manso y tranquilo", con una jornada de laburo muy corta seguida de una sesión de terapia (¡cagaste Jorgito!, esto lo llevo a la sesión de hoy) y de la primera clase del curso teórico de manejo, siendo la idea que se me instaló... ¡ES LO QUE HAY!
¡¡¡AY!!!
La cosa, más o menos, se entrevera así: ayer lunes, en algún momento, estuve escribiendo sobre "Yo y mi sujeción a las reglas". La cosa es que, resumiendo algo que ya veremos si en algún momento aparece publicado en este blog, soy un tipo que se apega a las normas. Y este apego tiene que ver con no verme en algunas cuetiones PORQUE NO QUIERO RECONOCERME ASÍ. Entonces soy un tipo que jamás coimeó porque me resulta inaceptable NO HACERME CARGO, no me copié (aunque lo intenté) porque NO ME BANCO LAS TRAMPAS, respeto las normas porque creo que son necesarias para poder vivir en sociedad y porque ante cualquier argumentación me brindan la seguridad que EL QUE ESTÁ EN FALTA NO SOY YO... Y la cosa es que, cuando alguien (un "afuera") hace exactamente lo contrario, me genera mucha molestia. Mucha. Pero mucha, mucha. Y si a causa de eso, me encuentro perjudicado, entonces la mucha, mucha molestia se convierte en muchísimo enojo.
Con todo esto encima, trataba de entender el mensaje que me estrelló en Facebook, con lo que había estado escribiendo y lo primero que me apareció fue "pero yo no quiero coimear", por ejemplo. O no me interesa andar por la vida "zafando". O...
¡Oh!, ¿no quiero o es tanto el cagazo de enfrentar la posibilidad de poder hacerlo, que no me lo banco?
Y... no. La verdad es que, en definitiva, lo que puede parecer una "viveza criolla", me deja la sensación de profunda irresponsabilidad, de "ventajeo"(lo que significa perjudicar a otro(s)), de inescrupulosidad (¡qué palabra difícil, carajo! http://lema.rae.es/drae/?val=escrupulosidad) que no me sirve, y que en definitiva, sumando todas las vivezas, estamos, como sociedad, como estamos. ¿Viste aquello de "sumar el granito de arena" y de "el todo es más que las sumas de sus partes"?, bueno, yo creo en eso. Y hago (hasta donde me sale) para que así sea. Además tengo la convicción que es necesario HACERNOS CARGO de las cosas.
Y me siento como si me hubiera subido al púlpito y hecho mi homilía...
A ver. No es dar cátedra. No podría, no tendría con qué. Pero sí es decir lo que siento, lo que pienso y lo que actúo, que es más importante que lo anterior.
Volviendo...
"Todo lo que te molesta de otros seres, es una proyección de lo que no has resuelto en ti mismo"
Me molesta que la gente mienta, pero ¿quién no lo hace?, ¿quién no se unta con el ungüento tranquilizador de la "mentira blanca"?, o ¿quién no usó el "pero no es necesario hacer sentir mal a..."?, ¿quién no dice "mejor lo dejamos así"?, ¿quién no usó un "pero todas las mentiras no son iguales"? (¿y quién tiene el mentirómetro?) En definitiva, por ACCIÓN u OMISIÓN, mentir es NO DECIR, o DECIR CAMBIADO. La mentira tendrá patas cortas, pero anda pululando con total libertad y gozando de perfecta salud. En definitiva, nada tan mentiroso como "yo no miento", porque todos, en algún momento y por los motivos que fueran, mentimos. Me asumo como mentiroso y para no andar dando vueltas, no uso ninguna expresión "aliviadora". En este punto, quizá, puedo decir que "como no resolví dejar de mentir, es que me jode en los demás". Ahora... ¿es posible vivir en sociedad sin mentir? SIN MENTIR. No lo veo. La verdad, no lo veo. O sea, la mentira goza de muy mala reputación, pero todos la usamos. Ya sea que callemos o digamos algo cambiado, todos la usamos. Basta ejemplificar con una estupidez: Frente a un saludo del tipo "¡Hola, buen día!, ¿cómo estás?", la respuesta, por lo general, es "¡Bien, todo bien!" o algo tan genérico como esto (que a veces "en chiste" alguien agrega "...o querés que te cuente") que en muchísimas oportunidades es una grandísima mentira. Peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero... ¿qué tengo que contarle; para qué tiene que enterarse; qué, me va a ayudar? son algunas de las justificaciones para mentir en algo tan pelotudo como un saludo. Entonces: ¿me molesta que mientan o me moleta haber creído la mentira?, ¿mentir (http://lema.rae.es/drae/?val=mentir) y engañar (http://lema.rae.es/drae/?val=enga%C3%B1ar) son la misma cosa? La verdad es que ME MOLESTA EL ENGAÑO QUE CONLLEVA ALGÚN TIPO DE MENTIRA. Entonces, ahora me voy a preguntar si me molesta el engaño porque yo engaño. No. No soy un tipo que engañe. Voy a preguntarme, entonces, si la cuestión del engaño en el que viví durante tantos años, no la resolví todavía. Y me voy a responder que sí, aquello está resuelto. Lo empecé a resolver cuando acepté que estaba engañándome (y, en consecuencia, engañando a mucha gente) y dejé de hacerlo. Y terminé de resolverlo cuando acepté mi homosexualidad, me sentí cómodo así y acuté en consecuencia.

Acaba de llegar esta actualización de https://www.facebook.com/#!/pages/Acci%C3%B3n-Po%C3%A9tica-Bs-As-Capital/185939051546129
¿Por qué las cosas ocurren de este modo?
Me molesta la gente maleducada. ¿Y cuál es el bieneducadómetro?, ¿qué es ser maleducado?... Y vamos acá con la subjetividad. Con algo que decía el artículo de la proyección, y es aquello de teñir con nuestros propios valores. Visto desde NOSOTROS y con NUESTRAS formaciones (y deformaciones), muchas acciones entran en la definición de "gente maleducada". Podríamos convenir en que algunas cuestiones están casi "aceptadas" como mala educación: hablar con la boca llena de comida, estornudar o toser sin taparse la boca, "ventear" vahos internos convidando a todos los que andan cerca, no saludar (¿no saludar?)... No sé. La lista podría ser interminable. Pero, básicamente, me jode la gente que no registra que hay gente alrededor. Y me pregunto ¿será que SOY YO el que no registra a la gente alrededor? Y ahí sí NO PUEDO RECONOCERME. Desde mi propia mirada, soy un tipo que registra a la gente, fundamentalmente, si me importa.
Volví para agregar algo, pero me lo olvidé. Esto abre la posibilidad a que vuelva, en algún otro momento, a seguir.
Por ahora quedará así.
La conclusión que me queda por ahora es: Puede que me enoje con otros porque reflejan alguna cuestión no resuelta en mí.
Pero sólo eso: PUEDE QUE SEA ASÍ.

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