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jueves, 13 de septiembre de 2012

Pequeño extracto de El Banquete, de Platón.

El Banquete.
Texto de Platón, que forma parte de los texto "platónicos".(http://es.wikipedia.org/wiki/El_banquete)
Quizá sea un exeso de data, pero a medida que vayan apareciendo los participantes, voy a incorporar la información que encuentre, tanto como para saber de quién se trata. Por casualidad, llegué a este libro. Y me gustó mucho. Es interesante leer los conceptos que se pueden leer ahí, teniendo en cuenta que data del año 380 AC, lo que supone que más o menos, este texto tiene 2392 añitos.
Acá los personajes:
Apolodoro
Agaton
Erixímaco
Fedro
Pausanias
Aristófanes
Sócrates
Alcibíades
Aristodemo
Diotima
No pienso hacer mucho más que copiar y pegar parte del texto. Escribiré algo que se me ocurra, pero no quiero hacer algo más que presentar el texto, cercenado, y tratando de mantener el texto "limpio". Tanto es así, que el modo de escribir, decir, corresponde al libro original. Y como digo, no voy a presentar mucho más allá del texto propio. Se habla mucho de la homosexualidad, nunca como homosexualidad, sino como "amor de varón", "amante", "amigo". A la mujer se la mencionará, pero colocándola en un lugar diferente al hombre. No es nombrada despectivamente, pero en algún momento se le achacan no muy buenas cualidades.
Así empieza:
El ateniense Apolodoro á Sócrates á Fedro , al médico Eriximaco, al poeta cómico Aristófanes y á otros, cuando alcanzó el premio por su primera tragedia. Apolodoro no asistió á la comida, pero supo los pormenores por un tal Aristodemo, uno de los convidados, cuya veracidad está comprobada con el testimonio de Sócrates.
Vamos por partes:
Así es como se origina el banquete: ..."fué cuando Agaton consiguió el premio con su primera tragedia , al dia siguiente en que sacrificó á los dioses en honor de su triunfo, rodeado de sus coristas. — Larga es la fecha, á mi ver; ¿pero quién te ha dicho lo que sabes? ¿es Sócrates?—No, ipor Júpiter 1 le dije; me lo ha dicho el mismo que se lo refirió á Fénix, que es un cierto Aristodemo, del pueblo de Cidatenes; un hombre pequeño. que siempre anda descalzo. Éste se halló presente, y sino me engaño, era entonces uno de los más apasionados de Sócrates. Algunas veces pregunté á éste sobre las particularidades que me habia referido Aristodemo, y vi que concordaban.—"...
Resultó que se juntaron, un día siguiente a una festichola en la que todos quedaron averiados. Entre tanto dicho, acuerdan: ..."No hubo más que una voz; se resolvió de común acuerdo beber por placer y no llevarlo hasta la embriaguez."
Y proponen el tema de conversación, de un modo extenso. Antes, despacha a la "tocadora de flauta" y hace mención a que las mujeres están "allá en el interior": "—Puesto que hemos convenido, dijo Eriximaco, que nadie se exceda, y que cada uno beba lo que le parezca, soy de opinión que se despache desde luego la tocadora de flauta. Que vaya á tocar para sí, y si lo prefiere, para las mujeres allá en el interior. En cuanto á nosotros, si me creéis, entablaremos alguna conversación general, y hasta os propondré el asunto si os parece. Todos aplaudieron el pensamiento, y le invitaron áque entrara en materia. Eriximaco repuso entonces: comenzaré por este verso de la Melanipa de Eurípides: este discurso no es mío sino de Fedro. Porque Fedro me dijo continuamente, con una especie de indignación: ¡Oh Eriximaco! ¿no es cosa extraña, que de tantos poetas que han hecho himnos y cánticos en honor de la mayor parte de los dioses, ninguno haya hecho el elogio del Amor, que sin embargo es un gran dios? Mira lo que hacen los sofistas que son entendidos; componen todos los dias grandes discursos en prosa en alabanza de Hércules y los demás semi-dioses; testigo el famoso Prodico, y esto no es sorprendente. He visto un libro, que tenia por titulo el elogio de la sal, donde el sabio autor exageraba las maravillosas cualidades de la sal y los grandes servicios que presta al hombre. En una palabra, apenas encontrarás cosa que no haya tenido su panegírico. ¿En qué consiste que en medio de este furor de alabanzas universales, nadie hasta ahora ha emprendido el celebrar dignamente al Amor, y que se haya olvidado dios tan grande como éste?. Yo, continuó Eriximaco, apruebo la indignación de Fedro. Quiero pagar mi tributo al Amor, y hacérmele favorable. Me parece, al mismo tiempo, que cuadraría muy bien á una sociedad como la nuestra honrar á este dios. Si esto os place, no hay que
buscar otro asunto para la conversación. Cada uno improvisará lo mejor que pueda un discurso en alabanza del Amor. Correrá la voz de izquierda á derecha. De esta manera Fedro hablará primero, ya porque le toca, y ya porque es el autor de la proposición, que os he formulado
."
EL DISCURSO DE FEDRO:
"El Amor es un gran dios, muy digno de ser honrado por los dioses y por los hombres por mil razones, sobre todo, por su ancianidad; porque es el más anciano de los dioses."...
En su continuación, hablará de los amantes y las ventajas del amor: ... "También es de todos ellos el que hace más bien á los hombres; porque no conozco mayor ventaja para un joven, que tener un amante virtuoso; ni para un amante. que el amar un objeto virtuoso. Nacimiento, honores, riqueza, nada puede como el Amor inspirar al hombre lo que necesita para vivir honradamente; quiero decir, la vergüenza del mal y la emulación del bien. Sin estas dos cosas es imposible que un particular ó un Estado haga nunca nada bello ni grande." Y propone que, lo que más vergüenza da, es enfrentarse al objeto de amor, después de haber atravesado un situación difícil. Hasta se animará a suponer qué podría pasar, si los ejércitos estuviran formados por amantes y amados: "Me atrevo á decir que si un hombre, que ama, hubiese cometido una mala acción ó sufrido un ultraje sin rechazarlo. más vergüenza le causarla presentarse ante la persona que ama, que ante su padre, su pariente, ó ante cualquiera otro. Vemos que lo mismo sucede con el que es amado, porque nunca se presenta tan confundido como cuando su amante le coge en alguna falta. De manera que si, por una especie de encantamiento, un Estado ó un ejército pudieran componerse de amantes y de amados, no habría pueblo que llevase más allá el horror al vicio y la emulación por la virtud. Hombres unidos de este modo, aunque en corto número, podrían en cierta manera vencer al mundo entero ; porque, si hay alguno de quien un amante no querría ser visto en el acto de desertar de las filas ó arrojar las armas, es la persona que ama; y preferirla morir mil veces antes que abandonar á la persona amada viéndola en peligro y sin prestarla socorro ; porque no hay hombre tan cobarde á quien el Amor no inspire el mayor valor y no le haga semejante á un héroe."
Y terminará diciendo: "...Concluyo, pues, que de todos los dioses el Amor es el más antiguo, el más augusto, y el más capaz de hacer al hombre feliz y virtuoso durante su vida y después de su muerte."
EL DISCURSO DE PAUSANIAS
Introduce la idea que existen dos tipos de amor. Va a asociar a Venus con el amor y dirá que hay tantos amores, como Venus: "Yo no apruebo, ¡ohFedro! la proposición de alabar el Amor tal como se ha hecho. Esto seria bueno, si no hubiese más Amor que uno, pero como no es así, hubiera sido mejor decir antes cuál es el que debe alabarse. Es lo que me propongo hacer ver. Por lo pronto diré cuál es el Amor, que merece ser alabado; y después lo alabaré lo más dignamente que me sea posible. Es indudable que no se concibe á Venus sin el Amor, y si no hubiese más que una Venus, no habria más que un Amor; pero como hay dos Venus, necesariamente hay dos Amores". Y seguirá clasificándo las Venus y, en consecuencia, los tipos de amor: "¿Quién duda de que hay dos Venus? La una de más edad , hija del cielo, que no tiene madre, á la que llamaremos la Venus celeste; la otra más joven, hija de Júpiter y de Dione, á la que llamaremos la Venus popular. Se sigue de aquí que de los dos Amores, que son los ministros de estas dos Venus, es preciso llamar al uno celeste y al otro popular. Todos los dioses sin duda son dignos de ser honrados, pero distingamos bien las funciones de estos dos Amores". Y agrega: "...El Amor de la Venus popular es popular también, y sólo inspira acciones bajas; es el amor que reina entre el común de las gentes, que aman sin elección, lo mismo las mujeres que los jóvenes, dando preferencia al cuerpo sobre el alma. Cuanto más irracional es, tanto más os persiguen; porque sólo aspiran al goce, y con tal que lleguen á conseguirlo, les importa muy poco por qué medios." En el párrafo anterior, aparece nuevamente, la mención a las mujeres, como seres en un nivel diferente a los hombres. Y varias veces aparecerán menciones similares.
Luego introduce el motivo del amor y hará toda una disquisición acerca de eso. Habla del "amor masculino" pero nunca lo llama homosexual, y no ocurre en ningún texto a la largo del libro: "Pero no habiendo nacido la Venus celeste de hembra, sino tan sólo de varon, el amor que la acompaña sólo busca los jóvenes. Ligado á una diosa de más edad, y que, por consiguiente, no tiene la sensualidad fogosa de la juventud, los inspirados por este Amor sólo gustan del sexo masculino, naturalmente más fuerte y más inteligente. Hé aquí las señales , mediante las que pueden conocerse los verdaderos servidores de este Amor; no buscan los demasiado jóvenes, sino aquellos cuya inteligencia comienza á desenvolverse, es decir, que ya les apunta el bozo. Pero su objeto no es, en mi opinión , sacar provecho de la imprudencia de un amigo demasiado joven, y seducirle para abandonarle después, y, cantando victoria, dirigirse á otro; sino que se unen á ellos en relación con el propósito de no separarse y pasar toda su vida con la persona que aman". Y se pregunta: "porque ¿quién sabe lo que resultará un dia de tan tierna juventud; qué giro tomarán el cuerpo y el espíritu, y hacia qué punto se dirigirán, si hiácia el vicio ó si hacia la virtud?". Luego agregará que: "Los sabios ya se imponen ellos mismos una ley tan justa; pero seria conveniente hacerla observar rigurosamente por los amantes populares de que hablamos. y prohibirlos esta clase de compromisos, como se les impide, en cuanto es posible, amar las mujeres de condición libre. Estos son los que han deshonrado el amor hasta tal punto, que han hecho decir que era vergonzoso conceder sus favores á un amante". Luego repetirá su concepto de amor honesto / deshonesto: "El Amor, como dije al principio, no es de suyo ni bello ni feo. Es bello, si se observan las reglas de la honestidad; y es feo, si no se tienen en cuenta estas reglas. Es inhonesto conceder sus favores á un hombre vicioso ó por malos motivos. Es honesto, si se conceden por motivos justos á un hombre virtuoso. Llamo hombre vicioso al amante popular que ama el cuerpo más bien que el alma; porque su amor no puede tener duración, puesto que ama una cosa que no dura." Y seguirá diciendo que sólo el amor a lo perdurable, es honesto: "Pero el amante de un alma bella permanece fiel toda la vida, porque lo que ama es durable. Así, pues, la costumbre entre nosotros quiere que uno se mire bien antes de comprometerse; que se entregue á los unos y huya de los otros; ella anima á ligarse á aquellos y huir de éstos, porque discierne y juzga de qué especie es así el que ama como el que es amado." Equipará al amor y a la filosofía y se encargará de hacer notar lo vergonzozo, lo deshonesto: "Es preciso tratar al amor como á la filosofía y á la virtud, y que sus leyes tiendan al mismo fin, si se quiere que sea honesto favorecer á aquel que nos ama; porque si el amante y el amado se aman mutuamente bajo estas condiciones, á saber: que el amante, en reconocimiento de los favores del que ama, esté dispuesto á hacerle todos los servicios que la equidad le permita; y que el amado á su vez, en recompensa del cuidado que su amante hubiere tomado para hacerle sabio y virtuoso, tenga con él todas las consideraciones debidas; si el amante es verdaderamente capaz de dar ciencia y virtud á la persona que ama, y la persona amada tiene un verdadero deseo de adquirir instrucción y sabiduría; si todas estas condiciones se verifican, entonces únicamente es decoroso conceder sus favores al que nos ama." Y luego va a sostener una idea interesante, que me suena a monogamia, pero que me imagino no está ni cerca: "Es bello amar cuando la causa es la virtud. Este amor es el de la Venus celaste; es celeste por si mismo; es útil á los particulares y á los Estados, y digno para todos de ser objeto de principal estudio, puesto que obliga al amante y al amado á vigilarse á sí mismos y á esforzarse en hacerse mutuamente virtuosos."
EL DISCURSO DE ERIXIMACO
Es el médico y presentará la idea de "amigar" a los elementos, acercar las diferencias. Habla de encontrar la armonía entre los opuestos: "Porque, para decirlo en pocas palabras , la medicina es la cjencia del amor corporal con relación á la repleción y evacuación; el médico, que sabe discernir mejor en este punto el amor arreglado del vicioso, debe ser tenido por más hábil; y el que dispone de tal manera de las inclinaciones del cuerpo, que puede mudarlas según sea necesario, introducir el amor donde no existe y hace falta, y quitarlo del punto donde es perjudicial, un médico de esta clase es un excelente práctico; porque es preciso que sepa crear la amistad entre los elementos más enemigos, é inspirarles un amor recíproco. Los elementos más enemigos son los más contrarios, como lo frió y lo caliente, lo seco y lo hiimedo, lo amargo y lo dulce y otros de la misma especie.". Y sigue argumentando: "la armonía no es posible en tanto que lo grave y lo agudo permanecen en oposición; porque la armonía es una consonancia ; la consonancia un acuerdo, y no puede haber acuerdo entre cosas opuestas, mientras permanecen opuestas; y así las cosas opuestas, que no concuerdan, no producen armonía." Concluye su discurso así: "Por lo tanto, es cierto decir, en general, que el Amor es poderoso, y.que so poder es universal; pero que cuando se consagra al bien y se ajusta á la justicia y á la templanza, tanto respecto de nosotros como respecto de los dioses, es cuando manifiesta todo su poder y nos procura una felicidad perfecta, estrechándonos á vivir en paz los unos con los otros, y facilitándonos la benevolencia de los dioses, cuya naturaleza se halla tan por cima de la nuestra."
EL DISCURSO DE ARISTÓFANES
Es el más pintoresco de todos. Creo que es el más impresionante y con menos desperdicio. Acá cuenta la mitología de los Andróginos. Lean tranquilamente... "En otro tiempo la naturaleza humana era muy diferente de lo que es hoy. Primero habia tres clases de hombres: los dos sexos que hoy existen, y uno tercero compuesto de estos dos, el cual ha desaparecido conservándose sólo el nombre. Este animal formaba una especie particular, y se llamaba andrógino, porque reunia el sexo masculino y el femenino; pero ya no existe y su nombre está en descrédito. En segundo lugar, todos los hombres tenian formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías, unidas á un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que reunia estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la generación, y todo lo demás en esta misma proporción. Marchaban rectos como nosotros, y sin tener necesidad de volverse para tomar el camino que querían. Cuando deseaban caminar ligeros, se apoyaban sucesivamente sobre sus ocho miembros, y avanzaban con rapidez mediante un movimiento circular, como los que hacen la rueda con los piés al aire. La diferencia, que se encuentra entre estas tres especies de hombres, nace de la que hay entre sus principios. El sol produce el sexo masculino, la tierra el femenino, y la luna el compuesto de ambos, que participa de la tierra y del sol. De estos principios recibieron su forma y su manera de moverse, que es esférica. Los cuerpos eran robustos y vigorosos y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el cielo, y combatir con los dioses, como dice Homero de Efialtes y de Oto (1). Júpiter examinó con los dioses el partido que debía tomarse. El negocio no carecía de dificultad; los dioses no querían anonadar á los hombres. Como en otro tiempo á los jigantes, fulminando contra ellos sus rayos, porque entonces desaparecerían el culto y los sacrificios que los hombres les ofrecían; pero, por otra parte, no podian sufrir semejante insolencia. En fin, después de largas reflexiones, Júpiter se expresó en estos términos: Creo haber encontrado un medio de conservar los hombres y hacerlos más circunspectos, y consiste en disminuir sus fuerzas. Los separaré en dos; así se harán débiles y tendremos otra ventaja, que será la de aumentar el número de los que nos sirvan; marcharán rectos sosteniéndose en dos piernas sólo, y si después de este castigo conservan su impía audacia y no quieren permanecer en reposo, los dividiré de nuevo, y se verán precisados á.marchar sobre un solo pié, como los que bailan sobre odres en la fiesta de Caco.". Y después contará lo que ocurrió luego de separados: "Hecha esta división, cada mitad hacia esfuerzos para encontrar la otra mitad de que habia sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unian, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad , con un ardor tal, que abrazadas perecian de hambre é inacción, no queriendo hacer nada la una sin la otra. Cuando la una de las dos mitades pereda, la que sobrevivia buscaba otra, á la que se unia de nuevo, ya fuese la mitad de una mujer entera, lo que ahora llamamos una mujer, ya fuese una mitad de hombre; y de esta manera la raza iba extinguiéndose.". Y como se extinguían: "Júpiter puso los órganos en la parte anterior y de esta manera la concepción se hace mediante la unión del varón y la hembra. Entonces, si se verificaba la unión del hombre v la mujer, el fruto de la misma eran los hijos; y si el varón se unia al varón, la saciedad los separaba bien pronto y los restituía á sus trabajos y demás cuidados de la vida. De aquí procede el amor que tenemos naturalmente los unos á los otros; él nos recuerda nuestra naturaleza primitiva y hace esfuerzos para reunir las dos mitades y para restablecernos en nuestra antigua perfección.". Y quizá acá explique lo que siempre estamos buscando: "Cada uno de nosotros no es más que una mitad de hombre, que ha sido separada de su todo, como se divide una hoja en dos. Estas mitades buscan siempre sus mitades. Los hombres que provienen de la separación de estos seres". Luego, se encarga de clasificar a estos seres separados. En este caso, colocan a las mujeres en el mismo nivel de los adúlteros: "Los hombres que provienen de la separación de estos seres compuestos, que se llaman andróginos, aman las mujeres; y la mayor parte de los adúlteros pertenecen á esta especie, así como también las mujeres que aman á los hombres y violan las leyes del himeneo. Pero á las mujeres, que provienen de la separación de las mujeres primitivas, no llaman la atención los hombres y se inclinan más á las mujeres ; á esta especie pertenecen las trihades. Del mismo modo los hombres, que provienen de la separación de los hombres primitivos, buscan el sexo masculino. Mientras son jóvenes aman á los hombres; se complacen". Acá va a presentar el amor homosexual y, como en muy pocos tramos, habla de cómo alguna gente los critica: "Sin razón se les ecba en cara que viven sin pudor, porque no es la falta de éste lo que les hace obrar así, sino que dotados de alma fuerte, valor varonil y carácter viril, buscan sus semejantes; y lo prueba que con el tiempo son más aptos que los demás para servir al Estado. Hechos hombres á su vez aman los jóvenes, y si se casan y tienen familia, no es porque la naturaleza los incline á ello, sino porque la ley los obliga. Lo que prefieren es pasar la vida los unos con los otros en el celibato. El único objeto de los hombres de este carácter, amen ó sean amados, es reunirse á quienes se les asemeja. Cuando el que ama á los jóvenes ó á cualquier otro llega á encontrar su mitad, la simpatía, la amistad, el amor los une de una manera tan maravillosa, que no quieren en ningún concepto separarse ni por un momento. Estos mismos hombres, que pasan toda la vida juntos, no pueden decir lo que quieren el uno del otro, porque si encuentran tanto gusto en vivir de esta suerte, no es de creer que sea la causa de esto el placer de los sentidos. Evidentemente su alma desea otra cosa, que ella no puede expresar, pero que adivina y da á entender.". Agregará: "Sea lo que quiera, estoy seguro de que todos seremos dichosos, hombres y mujeres, si, gracias al Amor, encontramos cada uno nuestra mitad, y si volvemos á la unidad de nuestra naturaleza primitiva.".
DISCURSO DE AGATON
Empieza planteando que el amor sigue a la belleza y odia a la vejez: "Es el más bello, Fedro, porque, en primer lugar, es el más joven de los dioses, y él mismo prueba esto, puesto que en su camino escapa siempre á la vejez, aunque ésta corre harto ligera, por lo menos más de lo que nosotros desearíamos. El Amor la detesta naturalmente, y se aleja de ella todo lo posible, mientras que acompaña á la juventud y se complace con ella, siguiendo aquella máxima antigua muy verdadei'a: que lo semejante se une siempre á su semejante.". Seguirá hablando de la suavidad del amor, y volverá sobre la idea de la belleza y el amor: "Homero dice que Ate es diosa y delicada. »Sus piés, dice, son delicados, porque no los posa nunca en tierra, sino que marcha sobre la cabeza de los hombres (1).» Creo que queda bastante probada la delicadeza de Ate, diciendo que no se apoya sobre lo que es duro, sino sobre lo que es suave. Me serviré de una prueba analogía para demostrar cuan delicado es el Amor. No marcha sobre la tierra, ni tampoco sobre las cabezas, que por otra parte no presentan un punto de apoyo muy suave, sino que marcha y descansa sobre las cosas más tiernas, porque es en los corazones y en las almas de los dioses y de los hombres donde fija su morada. Pero no en todas las almas, porque se aleja de los corazones duros, y sólo descansa en los corazones delicados. Y como nunca toca con el pié ni con ninguna otra parte de su cuerpo sino en lo más delicado de los seres más delicados, necesariamente ha de ser él de una delicadeza extremada; y es, por consiguiente, el más joven y el más delicado de los dioses. Además es de una esencia sutil; porque no podría extenderse en todas direcciones, ni insinuarse, desapercibido, en todas las almas, ni salir de ellas, si fuese de una sustancia sólida ; y lo que obliga á reconocer en él una esencia sutil-, es la gracia, que, según común opinión, distingue eminentemente al Amor; porque el amor y la fealdad están siempre en guerra.". Va a terminar su discurso con un himno al amor: "El Amor es el que da «paz á los hombres, calma á los mares, silencio á los vientos, lecho y sueño á la inquietud. » Él es el que aproxima á los hombres, y los impide ser extraños los unos á los otros; principio y lazo de toda sociedad, de toda reunión amistosa, preside á las fiestas, á los coros y á los sacrificios. Llena de dulzura y aleja la rudeza; excita la benevolencia é impide el odio. Propicio á los buenos, admirado por los sabios, agradable álos dioses, objeto de emulación para los que no lo conocen avin, tesoro precioso para los que le poseen, padre del lujo, de las delicias, del placer, délos dulces encantos, de los deseos tiernos, de las pasiones; vigila á los buenos y desprecia á los malos. En nuestras penas, en nuestros temores, en nuestros disgustos, en nuestras palabras es nuestro consejero, nuestro sosten, y nuestro salvador. En fin, es la gloria de los dioses y de los hombres, el mejor y más precioso maestro, y todo mortal debe seguirle y repetir en su honor los himnos de que él mismo se sirve, para derramar la dulzura entre los dioses y entre los hombres. A este dios ¡oh Fedro I consagro este discurso que ha sido ya festivo, ya serio, según me lo ha sugerido mi propio ingenio.".
DISCURSO DE SÓCRATES
Se va a encargar de contar su conversación con Diotima. Esta va a proponer posturas intermedias (hasta acá es bello y odia lo feo) y lo quita del lugar de Dios y lo define como demonio [es un diálogo]: "—Es, como dije antes, una cosa intermedia entre lo mortal y lo inmortal. —¿Pero qué es por último? —Un gran demonio, Sócrates; porque todo demonio ocupa un lugar intermedio entre los dioses y los hombres. —¿Cuál es, la dije, la función propia de un demonio? —La de ser intérprete y medianero entre los dioses y los hombres; llevar al cielo las súplicas y los sacrificios de estos últimos, y comunicar á los hombres las órdenes de los dioses y la remuneración de los sacrificios que les han ofrecido. Los demonios llenan el intervalo que separa el cielo de la tierra; son el lazo que une al gran todo. De ellos procede toda la esencia adivinatoria y el arte de los sacerdotes con relación á los sacrificios, á los misterios, á los encantamientos, á las profecías y á la magia. La naturaleza divina como no entra nunca en comunicación directa con el hombre, se vale de los demonios para relacionarse y conversar con los hombres, ya durante la vigilia, ya durante el sueño. El que es sabio en todas estas cosas es demoniaco (1); y el que es hábil en todo lo demás, en las artes y oficios, es vm simple operario. Los demonios son muchos y de muchas clases, y el Amor es uno de ellos.". Acá, resulta más que interesante la ascendencia del amor y, casi al final, es fabulosa el detalle de su herencia: "—¿A qué padres debe su nacimiento? pregunté á Diotima. — Voy á decírtelo, respondió ella, aunque la historia es larga. Cuando el nacimiento de Venus, hubo entre los dioses un gran festín, en el que se encontraba, entre otros, Poros [la Abundancia] hijo de Metis [la Prudencia]. Después de la comida, Penia [Pobreza] se puso á la puerta, para mendigar algunos desperdidos. En este momento, Poros, embriagado con el néctar (porque aún no se hacia uso del vino), salió de la sala, y entró en el jardin de Júpiter, donde el sueño no tardó en cerrar sus cargados ojos. Entonces, Penia, estrechada por su estado de penuria, se propuso tener un hijo de Poros. Fué á acostarse con él, y se hizo madre del Amor. Por esta razón el Amor se hizo el compañero y servidor de Venus, porque fué concebido el mismo dia en que ella nació; además de que el Amor ama naturalmente la belleza y Venus es bella. Y ahora, como hijo de Poros y de Penia, hé aqui cuál fué su herencia. Por una parte es siempre pobre, y lejos de ser bello y delicado, como se cree generalmente, es flaco, desaseado, sin calzado, sin domicilio, sin más .lecho que la tierra, sin tener con qué cubrirse, durmiendo a l a luna, junto á las puertas ó en las calles; en fin, lo mismo que su madre , está siempre peleando con la miseria. Pero, por otra parte, según el natural de su padre, siempre está á la pista de lo que es bello y bueno, es varonil, atrevido, perseverante, cazador hábil; ansioso de saber, siempre maquinando algún artificio, aprendiendo con facilidad, filosofando sin cesar; encantador, mágico, sofista. Por naturaleza no es ni mortal ni inmortal, pero en un mismo
dia aparece floreciente y lleno de vida, mientras está en la abundancia, y después se extingue para volver á revivir, á causa de la naturaleza paterna. Todo lo que adquiere lo disipa sin cesar, de suerte q ue nunca es rico ni pobre. Ocupa un término medio entre la sabiduría y la ignorancia, porque ningún dios filosofa, ni desea hacerse sabio, puesto que la sabiduría es aneja á la naturaleza divina, y en general el que es sabio no filosofa.". Luego va a insistir con el tema de los puntos intermedios: "Lo mismo sucede con los ignorantes; ninguno de ellos filosofa, ni desea hacerse sabio, porque la ignorancia produce precisamente el pésimo efecto de persuadir á los que no son bellos, ni buenos, ni sabios, de que poseen estas cualidades; porque ninguno desea las cosas de que se cree provisto. —Pero, Diotima, ¿quiénes son los que filosofan, si no son ni los sabios, ni los ignorantes ? —Hasta los niños saben, dijo ella, que son los que ocupan un término medio entre los ignorantes y los sabios, y el Amor es de este número. La sabiduría es una de las cosas más bellas del mundo, y como el Amor ama lo que es bello, es preciso concluir que el Amor es amante de la sabiduría, es decir, filósofo; y como tal se halla en un medio entre el sabio y el ignprante. A su nacimiento lo debe, porque es hijo de un padre sabio y rico, y de una madre que no es ni rica ni sabia. Tal es, mi querido Sócrates, la naturaleza de este demonio. En cuanto á la idea que tú te formabas, no es extraño que te haya ocurrido, porque creías, por lo que pude conjeturar en vista de tus palabras, que el Amor es lo que es amado y no lo que ama. Hé aquí, á mi parecer, por qué el Amor te parecía muy bello, porque lo amable es la belleza real, la gracia, la perfección y el soberano bien. Pero lo que ama es de otra naturaleza distinta como acabo de explicar." Y concluirá diciendo qué es lo que el amor busca, desea, ansía: "—Si tal es el amor en general; ¿en qué caso particular la indagación y la prosecución activa de lo bueno toman el nombre de amor? ¿Cuál es? ¿Puedes decírmelo? —No, Diotima, porque si pudiera decirlo, no admiraría tu sabiduría ni vendría cerca de tí para aprender estas verdades. —Voy á decírtelo: es la producción de la belleza, ya mediante el cuerpo, ya mediante el alma. —Vaya un enigma, que reclama un adivino para descifrarle ; yo no le comprendo. —Voy á hablar con más claridad. Todos los hombres, Sócrates, son capaces de engendrar mediante el cuerpo y mediante el alma, y cuando han llegado á cierta edad, su naturaleza exige el producir. En la fealdad üD puede producir, y sí sólo en la belleza; la unión el hombre y de la mujer es una producción, y esta producción es una obra divina, fecundación y generación, á que el ser mortal debe su inmortalidad. Pero estos efectos no pueden realizarse en lo que es discordante. Porque la fealdad no puede concordar con nada de lo que es divino; esto sólo puede hacerlo la belleza. La belleza, respecto á la generación, es semejante al Destino (Dios de la concepción) y á Lucina (Diosa del alumbramiento). Por esta razón, cuando el ser fecundante se aproxima á lo bello, lleno de amor y de alegría, se dilata, engendra, produce. Por el contrario, si se aproxima á lo feo, triste y remiso, se estrecha, se tuerce, se contrae, y no engendra, sino que comunica con dolor su germen fecundo. De aquí, en el ser fecundante y lleno de vigor para producir, esa ardiente prosecución de la belleza que debe libertarle de los dolores del alumbramiento. Porque la belleza, Sócrates, no es, como tú te imaginas, el objeto del amor. —¿Pues cuál es el objeto del amor? —Es la generación y la producción de la belleza. —Sea asi, respondí yo. —No hay que dudar de ello, replicó. — Pero, ¿por qué el objeto del amor es la generación? —Porque es la generación la que perpetúa la familia de los seres animados, y le da la inmortalidad, que consiente la naturaleza mortal. Pues conforme á lo que ya hemos convenido, es necesario unir al deseo de lo bueno el deseo de la inmortalidad, puesto que el amor consiste en aspirar á que lo bueno nos pertenezca siempre. De aquí se sigue que la inmortalidad es igualmente el objeto del amor." Incluso, seguirán contando: "—Después que me habló de esta manera, la dije lleno de admiración: muy bien, muy sabia Diotima, pero ¿pasan las cosas así realmente? —Ella, con un tono de consumado sofista, me dijo : no lo dudes, Sócrates, y si quieres reflexionar ahora sobre la ambición de los hombres, te parecerá su conducta poco conforme con estos principios, si no te fijas en que los hombres están poseídos del deseo de crearse un nombre y de adquirir una gloria inmortal en la posteridad; y que este deseo, más que el amor paterno, es el que les hace despreciar todos los peligros, comprometer su fortuna, resistir todas las fatigas y sacrificar su misma vida. ¿Piensas, en efecto, que Alceste hubiera sufrido la muerte en lugar de Admete, que Aquiles la hubiera buscado por vengar á Patroclo, y que vuestro Codro se hubiera sacrificado por asegurar el reinado de sus hijos, si todos ellos no hubiesen esperado dejar tras sí este inmortal recuerdo de su virtud, que vive aún entre nosotros? De ninguna manera, prosiguió Diotima. Pero por esta inmortalidad de la virtud, por esta noble gloria, no hay nadie que no se lance, yo creo, á conseguirla, con tanto más ardor cuanto más virtuoso sea el que la prosiga, porque todos tienen amor á lo que es inmortal. Los que-son fecundos con relación al cuerpo aman las mujeres, y se inclinan con preferencia á ellas, creyendo asegurar, mediante la procreación de los hijos, la inmortalidad, la perpetuidad de su nombre y la felicidad que se imaginan en el curso de los tiempos. Pero los que son fecundos con relación al espíritu... Aquí Diotima, interrumpiéndose, añadió: porque los hay que son más fecundos de espíritu que de cuerpo para las cosas que al espíritu toca producir. ¿Y qué es lo que toca al espíritu producir? La sabiduría y las demás virtudes que han nacido de los poetas y de todos los artistas dotados del genio de invención.". Después dirá "Ausente ó presente piensa siempre en el objeto que ama, y ambos alimentan en común á los frutos de su unión. De esta manera el lazo y la afección que ligan el uno al atro son mucho más íntimos y mucho más fuertes que los de la familia, porque estos hijos de su inteligencia son más bellos y más inmortales, y no hay nadie que no prefiera tales hijos á cualquiera otra posteridad" Y terminará dando su propia opinión: "Y así digo, que todo hombre debe honrar al Amor. En cuanto á mi, honro todo lo que á él se refiere, le hago objeto de un culto muy particular, le recomiendo á los demás, y en este mismo momento acabo de celebrar, lo mejor que he podido, como constantemente lo estoy haciendo, el poder y la fuerza del Amor."
 
 

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