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jueves, 19 de junio de 2014

Si la vida te da limones, ¿hay que hacer limonada?

Si la vida te da limones, haz limonada...



(Parecería que el origen de la frase es este: http://www.taringa.net/posts/info/10561694/Si-La-Vida-Te-Da-Limones-Haz-Limonada.html)
Así me desperté el martes 17/06/2014, a las 6:00. Con esa frase rebotándome entre los parietales: "si la vida te da limones, haz limonada". Mi vida venía de un sábado de laburo hasta las 14:30 y de cumple, más que fabuloso, con mucha emoción, alegría y felicidad esa misma noche; de un domingo 15/06 en el que me acosté a las 8:00 y me levanté a las 10:00, y del inmenso placer de haber estado con mi hijazo, celebrando el día del padre; de un lunes 16/06 de pocas horas de laburo, de saludar a las 0:00 del 17/06 a mi hijo por sus veintitrés... De todo eso venía cuando me desperté golpeteo seco de “si la vida te da limones, haz limonada”...
PROLEGÓMENO (http://lema.rae.es/drae/?val=proleg%C3%B3meno):
"Si la vida te da limones, haz limonada", para mucha gente es una genialidad que merece ser repetida. Realmente no encontré un origen cierto, pero parece que se debió a un reality hecho en EEUU y que consistió en encontrar estrategias de mercadotecnia para vender limonada. Se la atribuyen a Donald Trump que, a su vez, la atribuye a su padre...
Si lo que se cuenta del origen de la frase fuera cierto, todo esto estaría sobrando porque sería una genialidad del tipo "si la vida te da granizo, buscate un techo". Pero como mucha gente la tiene sobrevalorada, veré hasta donde llego con todo esto.
¡En fin!
Para empezar, debería partir de la premisa: "es una frase motivadora". Y si partiese de ese punto, entonces, debería encontrar la veta motivacional en los desgranes que sigan y en todo cuanto vaya a escribir a continuación, pero no sé si será posible.
Si supusiera que esta frase intenta dar un mensaje, ¿cuál sería? Quizá podrían ser:
1) ¡Es lo que hay!, no des vueltas porque otra cosa, ahora, la vida no te está dando.
2) Frente una situación, hay que arreglarse con lo que hay.
3) No busques nada porque la vida decide.
4) Aprovechemos cada momento lo que la vida nos ofrece.
5) Por ahora se me terminaron las opciones.
Particularmente (supongo que tod@s) tengo una serie de directivas que regulan y enmarcan mi cotidianeidad; qué hacer y qué no; esas condiciones que hacen que me mueva de un modo y no de otro, en sociedad. Ya sean socialmente copiadas, sean particularmente adaptadas o definidas, sean las que sean, difícilmente alguien ande por vida "desmarcado"; ya que, incluso, definiciones como no respetar convenciones sociales para ser un "rebelde sin causa"  (http://es.wikipedia.org/wiki/Rebelde_sin_causa) son un marco. Sobre esto no voy a decir mucho más porque ya opiné en otra entrada.
Si la vida te da limones... ¿hay que conformarse?, ¿en qué plano quedan los deseos, los sueños, la metas, las decisiones propias sobre lo que sí y lo que no? No parecería que esta fuera la intención, pero...
¿Será, acaso, mejor conformarse con lo que hay, a ir por los deseos? Desde algún lugar, parecería que coincide con aquello de "algo es algo, peor es nada". (Nada es tan absoluto y, como casi todo, depende del entorno en que se diga, aplique, Etc.). Suponer que se trata de conformarse, daría la impresión que significa que no hay otras opciones, que no importa lo que uno quisiese, desease o lo que fuera. Quizá podamos convenir en que muchas veces, parecería que es así; o quizá se trate de una mala interpretación en algún momento; o... ¡Qué sé yo!
Si se tratase de motivar, quizá, la idea podría ser "no te frustres, ni enojes o amargues; aceptá lo que la vida te brinda y hacé con eso lo mejor que puedas. Si fuese así, insisto, los sueños y deseos no contarían. Aunque, quizá pudiéramos encontrar un mix y podríamos decir que esto aplica para aquellas cuestiones en las que no tenemos opción; acordando que hay ocasiones en que no tenemos opción. O no aplica en nada y todo esto es un sinsentido.
DE LOS LIMONES Y LA LIMONADA EN SÍ MISMOS...
Quizá, debido a la extensa etapa de falta de compañero por la que vengo atravesando, sea que el tema se me dispara para ese lado; aunque lo más probable es que lo derive en ese sentido porque recibí tres limonazos (aclaro que no es despectivo, sino que es un juego de palabras, respecto de la frase que originó todo esto): en el último mes, me llegaron "invitaciones" de tres personas que no encuadran, ni de cerca, con mis pretensiones: una señora, siendo que mi gaytud la tengo sumamente esclarecida; y dos muchachos, bombonazos con los que me separa una brecha de dieciséis, en un caso, y veintitrés años en el otro; cuando mi interés y gusto está en la gente de, más o menos, mi edad. Claro que es un halago que alguien demuestre su interés, claro que agradezco los gestos, sin dudas que es un mimo para la autoestima, pero... ¿"si la vida te da limones, haz limonada"? Quizá, en mi caso, la limonada sea agradecer sus acciones que, para mí, son grandísimos halagos.
En el tema de las relaciones de pareja, monógamas, estables y duraderas tengo un más que marcado déficit que me amarga, duele y lastima. Y más allá de eso, tengo claro lo que deseo encontrar en un compañero y en la relación en sí misma. Se trata de mi deseo, de ningún modo es una norma de estricto cumplimiento.
Con respecto a las características del compañero deseado, tengo una serie de expectativas, algunas negociables, otras no (creo, porque siempre podría aparecer alguna sorpresa): más o menos de mi edad, que labure; con su historia resuelta, con sus fantasmas lo más sociabilizados que sea posible, además de tener la claridad necesaria como para hacerse cargo de querer encarar algo en serio con alguien, con todo lo que eso significa.
Con respecto al vínculo a establecer, queda más que claro que es imposible tener muchas certezas, siendo algunas de las pocas: que el tiempo será quien lo defina, que la voluntad y la intención no generan matrimonio y que, necesariamente, exista el deseo de un futuro compartido. Con respecto al marco general, son obviedades el respeto, el compañerismo, la comprensión, la voluntad de dialogar y negociar...
Si se tiene claro lo que se desea, ¿qué onda con la limonada? Porque, y dependiendo de la circunstancia, podría ser una forma de traicionarse uno mismo. Lo mismo hacia el / los / demás.
¿Y hasta cuándo dejar de hacer limonada? porque supongo que algún día me cansaré de recibir limones y dejarlos pasar; para tomar la decisión de, al próximo limón, hacerlo limonada. Quizá, cuando ese día llegue, ya no pueda hacer limonada porque ningún otro limón me sea dado.
¡Quién sabe!

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