Resulta que estaba escribiendo sobre el ser “ciudadano” (tema que todavía no terminé, pero que terminaré), cuando un hecho cambió mi tema.
Conversaba sobre mi estado amoroso por WhatsApp (no lo usé porque
todavía no lo encontré, pero creo que ya está aceptado por la Real Academia
Española el término wasapear, como acción y efecto de enviar mensajes mediante
el programa WhatsApp) con un amigo y le dije: “…No sé. Pero todo termina muriéndose. Lo que no consigue desarrollarse,
se atrofia. No hay otra”... “ Sí, todo tiene un porqué, pero todo tiene un
precio. Nada es gratuito…”
Y resultó ser que, al final, por un rato cambié el tema de
disquisición. Y por ahora voy a escribir sobre lo que se crece o no.
Después de algún tiempo y dejando de lado la poesía, las esperanzas, los pensamientos fantásticos, las películas de
Walt Disney, las canciones de amor y todo posible endulzamiento de oreja; el
escepticismo me ganó y terminé aceptando que:
1) El amor de pareja es un hermoso sentimiento que
lo cambia todo.
2) El
amor de pareja NO ES NATURAL, no está presente en NADA MÁS QUE LA CONSTRUCCIÓN
CULTURAL DEL HOMBRE.
3) Con
o sin amor de una pareja, una persona vive igual; lo que no se tolera y puede
llegar a matar es la falta de afecto.
4) El
amor es una construcción que justifica vaya uno a saber qué.
5) DETESTO
a lo que se redujo mi vida sin amor de pareja, pero me la tengo que fumar
(aunque no fumo desde el 14/06/2011)
6) Nada
reemplaza el amor de pareja, uno lo maneja de algún modo, pero nada lo
reemplaza.
7) Ya lo dijo La Bersuit en su canción “Coger no es
amor”: “Esta noche cargada, / Con bolas de fraile
salgo a cazar. / Mucha grasa de chancho / Corre en mis venas, / Energia
bestial. / A pesar de que quieras / Lavar tu perfume original, /
Tengo olfato sensible, / A la fragancia vaginal. / Te descubriré... /
Te encontraré... / Te seduciré... / Te empotraré... Mis redes
perfectas, / invisibles te van a atrapar, / Y un tejido de baba, / Crosta ácida, te
encapullará. / Palabras anzuelo / atraerán tu parecer, / Lo más
grosero para esta noche / es no poder coger. / Te irritaré... /
Te socavaré... / Te babosearé... / Te atormentaré... / Y no
tengo la culpa de / Que todavía pienses que el amor / Lleva trámites
absurdos / de frívola seducción. / El romanticismo / es la misma
flor con la que te velarán. / ¿Querés que siga hablando? / O...
sacate la ropa ¡ya! /Que te oleré... / Te chuparé... / Te
lameré... / Y te comeré... / Y el rebaño de gente / Que todavía
piensa como vos / No merece la más mínima consideración. / Y no tengo
asco a lamer / Tu repugnante moral, / Nadie hasta ahora estuvo tan
cerca... / de hacerte el amor. / Coger no es amor... ¡es mucho mejor! /
Coger no es amor... ¡es mucho mejor! / Coger no es amor... ¡es mucho
mejor! / Coger no es amor... ¡es mucho mejor! / Mucho mejor, mucho
mejor... / Mucho mejor, pero... ¡mucho mejor! / Mucho mejor, / Mucho
mejor, / Mucho mejor, /Coger es... ¡Mucho mejor!” Fuente: http://www.musica.com/letras.asp?letra=881748
La cosa es que, a fuerza de aciertos, desaciertos, felicidades y decepciones,
mi temperamento se vio afectado, reflejando un cambio. Puesto a ver un poco las
cuestiones, lo primero que se me cruzó fue que “el amor de pareja no es natural”,
se trata de una construcción cultural que lleva tiempo y que justifica la unión
de dos personas. No pienso hacer comparaciones con otros mamíferos del reino
animal, porque no me parece que justifiquen.
La cultura nos influencia desde hace tanto tiempo y de un modo tal, que
tendemos a “naturalizar” cuestiones que son fundamentalmente culturales.
Siendo una construcción cultural, si el amor de pareja no se practica,
se olvida. Quizá sea como “andar en bicicleta”, que uno puede olvidar pero
después del décimo pedaleo, vuelve a la práctica. Pero si se olvidara, ¿por qué
tantos nos quejamos de los desamores? Porque la cultura no te deja olvidar que
estás sin amor de pareja. En la mayoría de circunstancias de la vida aparece
algún recordatorio de eso que no tenés. Sabés que existe, pero olvidás cómo
llegar a volver a tenerlo. Quizá ese “olvidar” lleve a elegir entre: 1) más
vale algo, que nada; 2) resignarse a que ya nunca será; 3) buscar sin hacer concesiones;
4) más opciones que no se me ocurren.
Básicamente el amor de pareja es la elección cotidiana de continuar con
ese alguien que, por muchas consideraciones propias, es con quien deseo
continuar. Y es a mi entender que esas consideraciones cotidianas conforman lo
que llamo amor de pareja. O lo que la gente denomina amor.
El sentimiento de amor de pareja lo cambia todo. Sin dudas que es así. Uno
deja de pensar en singular y empieza a pensar en dos; de a ratos uno se olvida
que se trata de dos y quiere rectificar para volver a pensar en dos. Porque ese
otro, ese que hace que sienta ese sentimiento creado por la cultura que se
llama amor de pareja, es un alguien que deseamos incluir, tener con nosotros,
al que queremos halagar y agradar; que se sienta que nos importa y que sintamos
que somos importante para aquel alguien. Cualquier cosa que sea, se sostiene
por dos voluntades de estar y permanecer. Una vida singular, se convierte a una
vida NO singular. Para andar de a dos es necesario un alguien incluido y con
deseos de estar incluido. Así es que el sentimiento de amor de pareja lo cambia
todo; hay que empezar a pensar teniendo en cuenta a un otro que desea ser
tenido en cuenta.
Nadie se muere por falta de amor de pareja. La situación se sobrellevará
de distintos modos según quien sea, pero nadie muere. Como todo lo que falta,
de algún modo, termina supliéndose; incluso con la insistente queja respecto de
la falta. Y si no está, si no es, no hay forma. En todo caso habrá algún “paleativo”,
si es que tal cosa existe. Alguna vez me dijeron: “la frustración encuentra
satisfacciones alternativas”, supongo que la insatisfacción podría llegar a ser
una de esas satisfacciones alternativas.
Yo decía que “…No sé. Pero todo
termina muriéndose. Lo que no consigue desarrollarse, se atrofia. No hay otra”...
“ Sí, todo tiene un porqué, pero todo tiene un precio. Nada es gratuito…”
Y es que todo tiene un costo; siempre hay un precio que pagamos por las
decisiones / elecciones que tomamos. Ya sea que nos conformemos con lo que sea
que nos conformemos, ya sea que sigamos adelante haciendo lo que podamos por
aquello que creemos que nos merecemos; ya sea lo que sea; el precio que
pagaremos no será poco. Y es que sencillamente es así. Por todo lo que
decidimos hacer o no; por cada decisión; por cada elección; siempre, siempre
habrá un costo. Que nos guste más o menos, creo, tendrá que ver con que
obtengamos, o no, lo que deseábamos. Pero siempre hay un algo que pagar.
Todo termina muriéndose: Es la ley de la vida, nacer, crecer,
desarrollarse y morir.
Lo que no se desarrolla, se atrofia: porque aquello que no puede seguir
su curso habitual, se adaptará a uno nuevo, que no es el que debería, el que
tendría que tener.
Todo tiene un precio, nada es gratuito: básicamente todo es así,
obtengo algo pero dejo de obtener otro algo. Eso que dejo de obtener puedo o no
conocerlo. Pero siempre algo dejaré de tener.
Como sea: “…No sé. Pero todo
termina muriéndose. Lo que no consigue desarrollarse, se atrofia. No hay otra”...
“ Sí, todo tiene un porqué, pero todo tiene un precio. Nada es gratuito…”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario