Qué ves, qué ves cuando me ves...

Así cantaba Divididos.
Y la verdad es que, a veces, uno transmite una imagen que... es sólo una imagen. Y uno ve una imagen, que es sólo lo que "alcanzamos" a ver.
Y muchas veces se insiste en que "no sólo hay que ser, sino también parecer", haciendo referencia a vaya uno a saber qué.
Qué ves, qué ves cuando me ves...
Lo que alguien ve en uno es lo que el otro ve. No necesariamente es lo que es. O, no necesariamente es lo que el otro está mostrando. Es lo que uno, dentro de sus posibilidades, puede ver. Y está bárbaro, pero ¿quién tiene la verdad? Sólo el "portador"
Claro, tampoco es como para andar por la vida interrogando a todo el mundo, pero...
La cosa es que... ¿Qué ves, qué ves cuando me ves?
Lo que uno ve, es lo que uno está viendo, lo que no significa que sea la situación real.  Y cada uno ve  a través de sus ojos y con sus propios filtros. En función de todo eso, entre vista e interpretación, se construye la imagen que uno ve.
¿Qué ves, qué ves cuando me ves? deja de ser una pregunta casi egocéntrica, cuando caemos en la cuenta de los tiempos visuales que vivimos, tiempos en los que parece que lo más importante es "lo que ves cuando me estás mirando", como si sólo contase lo que ves.
Entonces...
¿Qué ves, qué ves cuando me ves? porque cruzás de vereda al cruzarnos...
¿Qué ves, qué ves cuando me ves? que mirás para otro lado al cruzarnos...
¿Qué ves, qué ves cuando me ves? que no me respondés al hablarte...
¿Qué ves, qué ves cuando me ves? que me ignorás, a pesar de estar tan cerca...
¿Qué ves, qué ves cuando me ves? que te disgusta tanto.
Quizá el reflejo de alguna interpretación, en algún momento, podrá ser interpelado por la necesidad de una reflexión:
¿Qué ves, qué ves cuando me ves?